Si, para conocer mejor a los estorninos, un investigador se centra exclusivamente en cada una de las aves a nivel individual, jamás podrá tener la imagen completa de lo que es un estornino. De hecho, no alcanzará a comprender qué hace tan especiales a estos gregarios pájaros negros con pintas blancas que llegan a las islas en otoño en grandes bandadas para adueñarse de los cambiantes cielos de los meses fríos.

«La aproximación al problema desde la perspectiva de los Sistemas Complejos es la contraria. Estudiar un pájaro de forma individual no te va a ayudar en absoluto a entender los patrones que forma en bandada», explica Adrián García (El Físico Barbudo) en su libro Caos, orden y otras movidas del Universo. «Hay fenómenos que sólo aparecen cuando existe interacción entre elementos». El físico usa el ejemplo de los estorninos precisamente porque tiene los «ingredientes básicos» de un sistema complejo: «Agentes conectados que pueden modificar sus propiedades dependiendo de sus conexiones con otros agentes».

Cita diversas investigaciones llevadas a cabo usando las murmuraciones de estorninos para analizar el comportamiento colectivo. Entre ellas —probablemente la más conocida— la que llevó a cabo el premio Nobel de Física Giorgio Parisi, que llegó a la conclusión de que la interacción entre los pájaros no depende tanto de la distancia entre los individuos como de la conexión entre los vecinos más cercanos; es decir, las aves reaccionan al comportamiento de un número fijo de vecinos (cinco o seis). Además, cada pájaro mantiene una distancia mayor con el congénere que va delante que con los que vuelan al lado (como los coches en una carretera) y las bandadas son más densas en los bordes que en la zona central, una característica que se considera destinada a obtener una mejor defensa ante depredadores como el halcón peregrino; la unión hace la fuerza.

Esta investigación es también importante porque en ella participaron biólogos, ecólogos y físicos y muestra la importancia de una ciencia multidisciplinar para entender mejor el mundo.

Dos especies

Es en otoño y hasta la primavera cuando los estorninos llaman la atención en los cielos pitiusos, pero lo cierto es que Eivissa tiene una pequeña población residente de estornino negro (Sturnus unicolor). Pero es ya en noviembre cuando llegan las grandes bandadas de estornino pinto (Sturnus vulgaris). En verano, las dos especies se confundirían porque su plumaje es similar, úniformemente negro, pero, en invierno, los estorninos pintos que llegan en migración lo hacen con un plumaje de manchas en forma de cuñas o pequeños corazones blancos sobre el fondo negro iridiscente.

Reglas para no chocar

Adrián García hace referencia, asimismo, a un experto en animación por ordenador, Craig W. Reynold, decisivo en la creación de modelos que expliquen los patrones de bandadas de pájaros. Sus modelos revelan las reglas básicas que usan las aves para no chocar en sus rápidos vuelos teniendo en cuenta que las conexiones no son constantes. «La posición de cada uno de los pájaros dentro de la bandada afectará en el instante siguiente a cómo se posicionarán todos ellos. Precisamente este es uno de los motivos que hace tan difíciles de estudiar los Sistemas Complejos», explica el Físico Barbudo en su libro. Y las reglas podrían resumirse en separación, alineación y cohesión. Las tres reglas de Reynolds.

En un momento del Batman de Tim Burton (1992), el superhéroe se deja caer desde un rascacielos sobre una plaza en la que los ciudadanos de Gotham están realizando sus compras navideñas. «Batman abre su capa y comienza a planear sobre ellos, mientras una bandada de murciélagos recorre la escena. Esos murciélagos, que aparecen por cientos en pantalla, fueron animados por Reynold y su equipo utilizando modelos de boids», explica Adrián García. Boid es la contracción de la expresión bird-oid object con la que Reynold se refiere a cada uno de los individuos, sean pájaros o, en este caso, mamíferos voladores, que usa para sus modelos de vuelos complejos. La física se revela en cualquier parte.