
Jorge Pensi
Nació en Buenos Aires en 1946 y falleció en Barcelona el 4 de noviembre de 2025
Arquitecto, afincado en la Ciudad Condal desde 1975, tuvo una influencia considerable en el diseño español contemporáneo. Le fue concedido el Premio Nacional de Diseño en 1997.
«Cuando se nos encargó la silla, a nadie se le había ocurrido que fuera de aluminio. Un día vi a un camarero cortando jamón con una cortadora de aluminio y pensé: si hay una cortadora de fiambre de aluminio, ¿por qué no una silla de aluminio? Y toda la forma de la silla nace de una idea muy clara: eliminar peso», declaró Jorge Pensi al ser preguntado por la «silla Toledo». Esta pieza, diseñada a mediados de los ochenta y compuesta exclusivamente de aluminio fundido y anodizado, roza, según los especialistas del diseño industrial, la perfección ergonómica, siendo, además, apilable y reciclable. Existe, igualmente, desde 2017, una versión en plástico.
La «silla Toledo» disparó la fama de Pensi que, sin embargo, llevaba ejerciendo casi tres lustros como diseñador industrial, pese a haber estudiado Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, su urbe natal. Había desembarcado en Barcelona allá por 1975, cuando la Ciudad Condal disfrutaba de una encomiable efervescencia creativa, no solo en diseño industrial, sino también en otras materias artísticas. Prudente, en un primer momento se asoció a Alberto Lievore antes de crear su propio estudio, al que también terminó incorporándose, al cabo de unos años, su hija María.
Desde aquellas instalaciones, y basándose en la filosofía «un máximo de sensaciones con un mínimo de recursos», Pensi diseñó, durante más de cuatro décadas, luminarias, sillas, sillones, sartenes, relojes y lámparas como la Regina, halógena y de diseño «retromoderno». Últimamente, según la web especializada Cocina Integral, Pensi «estaba trabajando en el diseño de la cocina 360º para Antalia, de estilo minimalista y cálido, funcional y atractivo al mismo tiempo.».
Hace unos días, Pensi, que también deja composiciones musicales en inglés -le daba vergüenza cantar en español- había vuelto a Buenos Aires para dos «sillas Toledo» al Museo de Arte Moderno, impartir una conferencia y presentar colecciones. De regreso a Barcelona, sufrió un infarto: la víspera había estado en el cardiólogo.