En el mundo del coleccionismo, algunas piezas se han convertido en auténticos tesoros históricos por su rareza y su vínculo con momentos clave del pasado. Entre ellas, hay emisiones que combinan arte, política y escasez, capaces de alcanzar cifras que sorprenden incluso a los expertos más experimentados. 

Su historia breve pero curiosa, junto con un diseño que llamó la atención de su época, ha hecho que estas piezas se revaloricen con el paso del tiempo, convirtiéndose en un referente para numismáticos y coleccionistas de todo el mundo. Una de ellas es la peseta Benlliure.

El tesoro numismático de 1946

Tras su misteriosa aparición, esta moneda de 1946 se convirtió rápidamente en un objeto codiciado para coleccionistas y expertos en numismática. 

Su diseño, encargado al reconocido escultor Mariano Benlliure, muestra el busto de Francisco Franco, aunque con rasgos que difieren de las emisiones posteriores, como un «cogote» más delgado y detalles únicos en la parte trasera de la cabeza. 

Estas particularidades no pasaron desapercibidas para el propio dictador: Franco consideró que el retrato ofrecía una imagen poco favorecedora, señalando especialmente un pequeño bulto en la nuca y la excesiva gruesura del relieve del grabado. Como consecuencia, la serie de 1946 fue retirada casi inmediatamente después de su puesta en circulación.

Apenas unos meses después, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre reemplazó esta emisión por una nueva versión diseñada por Manuel Martín, que daría lugar a la más conocida peseta de 1947. Esta nueva versión presentaba un busto de Franco más estilizado, con el cuello más ancho y un relieve más armonioso, cumpliendo con las exigencias estéticas del régimen.

Una pieza rara y bien pagada

La retirada temprana de la emisión de Benlliure convirtió a esta moneda en una rareza absoluta: hoy se calcula que sobreviven menos de 150 ejemplares, lo que la hace especialmente valiosa para coleccionistas y expertos en numismática. Su escasez y su historia singular explican por qué, a pesar de los más de 70 años transcurridos, sigue siendo una pieza codiciada en subastas y ventas privadas.

Según el portal especializado ColeccionistaDeMonedas.com las mejor conservadas pueden superar los 7.000 euros en el mercado actual, mientras que aquellas que presentan deterioro o marcas de circulación pueden venderse entre 1.500 y 3.000 euros, dependiendo de su conservación y de si presentan la estrella original de 1946.

La peseta de Benlliure vendida por 7.400 euros

El primer gran récord de la peseta de Benlliure se registró en 2011, cuando una moneda en estado EBC (Extraordinariamente Bien Conservada) alcanzó 7.400 euros en la subasta de la casa Martí Hervera & Soler y Llach, sin incluir las comisiones. Este precio marcó un antes y un después en el valor de la moneda, convirtiéndola en un referente del coleccionismo español. 

Desde entonces, los precios se han moderado ligeramente, aunque siguen siendo elevados: por ejemplo, la casa de subastas Aureo & Calicó ha registrado ventas de ejemplares entre 2.200 y 2.800 euros en los últimos años, dependiendo del estado de conservación y la rareza específica de cada pieza.