La Liga ACB es la segunda mejor competición en Europa porque el equipo más modesto puede ganar al mejor. Se producen sorpresas y resultados inesperados … en cada jornada. En esta ocasión fue el Unicaja el protagonista de una de ellas, aunque para mal. El equipo malagueño fue desfigurado por un Andorra sublime que lo desarboló por completo. ¿Fue un accidente? Puede que sí, pero lo cierto es que el conjunto cajista dejó detalles preocupantes sobre su situación a día de hoy y también cara al futuro. El proceso de reajuste por la llegada de nuevos jugadores se está estirando, aunque en el caso de algunos de ellos parece será casi imposible. Este equipo se ha ganado el derecho a que no se dude de su actitud. Tiene margen de confianza, aunque eso es algo que deben demostrar los jugadores en la pista. Ante el Andorra no lo hicieron. El juego del Unicaja fue por momentos caótico (98-74) y encajó una derrota que no entraba en los planes en una fase del calendario teóricamente más cómoda.

El espectacular ritmo con el que comenzó el partido hacía pensar que el escenario era perfecto para los intereses del Unicaja. En dos minutos los dos equipos habían anotado 20 puntos (10-10), con el conjunto local castigando la defensa malagueña con sus tiradores desde las esquinas. Esas lagunas defensivas lastraron al Unicaja, que llegaba tarde a esas posiciones y empezó a sufrir muchísimo. Repleto de confianza, el Andorra se fue retroalimentando y sometió a los de Ibon Navarro a un castigo enorme. Aunque Balcerowski anotaba alguna canasta, perdía la batalla con Pustovyi en defensa. Fueron minutos de desconcierto total en las filas cajistas y de un acierto inesperado en las locales, que anotaron siete triples en el primer cuarto con sólo dos errores. Era evidente que el Unicaja tenía un problema en defensa y carecía referentes ofensivos en cuanto Duarte se fue al banquillo. En los primeros diez minutos, sólo cogió tres rebotes y perdió cinco veces el balón (35-19).

Hacerlo peor era complicado, así que las cosas sólo podían ir a mejor para el Unicaja. Una serie de ocho puntos seguidos de James Webb dieron algo de aire (37-27), pero la defensa seguía teniendo demasiadas lagunas. De poco servían los minutos de calidad de Duarte, el mejor en la primera parte, porque el Andorra, superado el arreón de los primeros instantes del segundo cuarto, desbordaba con su intensidad al Unicaja otra vez, algo que se ha visto en contadas ocasiones en los últimos años. Sin la consistencia necesaria atrás, el Unicaja sufría en ataque. Volvieron las pérdidas, los balances defensivos lentos y, como consecuencia de ello, el dominio de un Andorra que culminó una primera parte sublime con un triple de Kuric después de una jugada en la que con tres pases habilitó al tirador para anotar (57-41). Los de Joan Plaza dobablan al Unicaja en asistencias (16) y en rebotes (17).

ESTADISTICAS DEL PARTIDO

 Min.Punt.Reb.Asist.Val. S. Evans 24:32 12 2 5 9 M. Udeze 05:37 4 1 1 4 A. Best 20:19 0 2 3 -2 R. Luz 15:52 6 2 5 15 S. Okoye 25:13 17 3 2 19 C. Ortega 13:12 4 3 1 8 F. Bassas – – – – – J. McKoy 24:22 11 2 0 7 K. Kuric 17:04 11 3 2 15 R. Guerrero 17:37 9 6 2 15 Y. Pons 12:34 6 4 1 8 A. Pustovyi 15:03 16 3 1 19  Min.Punt.Reb.Asist.Val. T. Pérez 19:35 3 3 0 3 O. Balcerowski 25:43 12 3 1 16 J. Webb 15:19 10 3 0 8 T. Kalinoski 19:15 0 2 3 -6 J. Barreiro 08:27 5 0 0 4 A. Díaz 17:55 7 2 0 8 X. Castañeda 09:11 0 0 0 -3 N. Djedovic 15:14 4 0 0 -1 E. Sulejmanovic 09:04 3 1 1 2 C. Duarte 20:48 17 1 5 21 K. Tillie 10:32 2 1 1 -1 K. Perry 20:22 8 1 3 11

Era necesaria una gran reacción para voltear una situación tan compleja, no sólo por el marcador, sino por las sensaciones que ofrecía el equipo. En lugar de llegar ese paso adelante, lo que se vio fue uno atrás. Fue el Andorra el que subió el nivel. Los jugadores locales ganaban todos los ‘uno contra uno’. Evans, Okoye, Pustovyi y hasta Rubén Guerrero superaban a sus pares con una facilidad pasmosa. La imagen que ofrecía el Unicaja era tan inesperada como lamentable. La ventaja del Andorra alcanzó los 24 puntos en el minuto 28 (75-51) después del enésimo rebote ofensivo de Rubén Guerrero en su mejor partido de la temporada.

En situaciones normales y con diez minutos todavía por jugar habría que mantener la confianza en el Unicaja, pero las sensaciones que desprendía el equipo malagueño eran pésimas, no sólo por su juego, sino por detalles de frustración. De nada servía que Duarte siguiese metiendo puntos, porque acapara tanto que frenaba por completo el juego del equipo. Nada nuevo, como tampoco sorprendía la presencia casi testimonial de Castañeda en la pista. Es evidente que el americano está amortizado y da la sensación de que sólo la lesión de Kravish ha frenado por ahora su salida, algo que él mismo respaldó con unos pésimos minutos en el último cuarto. El club le busca un sustituto que el equipo, visto lo visto, necesita.