¿El estudio se apoya en datos y métodos sólidos?
“Sí. Son los datos más sólidos actualmente”.
¿Qué novedades aporta?
“En los trabajos previos había algunos resultados que podrían parecer discordantes. Sin embargo, cuando se lleva a cabo este metaanálisis y se suman los pacientes de los otros cuatro estudios, los resultados son concordantes y demuestran la ausencia de beneficio de los betabloqueantes en cuanto a mortalidad, reinfarto o ingreso por insuficiencia cardíaca en pacientes que han sobrevivido a un infarto de miocardio y tienen una fracción de eyección superior al 50 %”.
¿Hay limitaciones importantes que haya que tener en cuenta?
“Todos los estudios tienen limitaciones a la hora de aplicar sus resultados a personas concretas. Sin embargo, estas limitaciones, reconocidas por los autores en los distintos trabajos, no disminuyen el valor de sus conclusiones, aplicadas a la población general”.
¿Qué relevancia tiene este estudio en la práctica clínica?
“La relevancia es muy importante para la práctica clínica, porque hasta ahora se creía que todos los pacientes que habían sobrevivido a un infarto de miocardio, a pesar de que el infarto no les hubiera hecho mucho daño en su corazón, convenía que tomaran betabloqueantes de por vida. Ahora se ha demostrado que esto no es ‘obligatorio’. ¿Qué pasaba hasta ahora? ¿Que los betabloqueantes los mataban o les favorecían otro infarto o que ingresaran más veces en el hospital? En absoluto. Pero en algunos pacientes, los betabloqueantes sí podían deteriorar algo su calidad de vida al producir cansancio, empeoramiento de sus problemas pulmonares, del sueño o de su función sexual. Pero también hay otro grupo de enfermos que toleran muy bien los betabloqueantes o que incluso se pueden encontrar mejor al tomarlos porque tienen más controlada su frecuencia cardiaca, su presión arterial, sus arritmias o incluso la forma de sentirse el corazón”.
¿Qué recomendaciones pueden hacerse en base a este y otros trabajos?
“La recomendación principal es que los betabloqueantes no deben recomendarse en todos los pacientes que sufren un infarto agudo, miocardio en los que su corazón no sufre un gran daño, reflejado en que su fracción de inyección es superior al 50 %”.
¿Este trabajo va a tener impacto en las guías de práctica clínica, como indica la nota de prensa?
“Sí porque, afortunadamente, en cardiología disponemos de unas guías clínicas en las que se orienta a los médicos acerca de los tratamientos que han demostrado ser efectivos en las distintas patologías. Las recomendaciones se gradúan en base a la evidencia científica disponible. Ahora disponemos de esta nueva evidencia, muy sólida que desmonta las creencias derivadas de estudios anteriores y, por lo tanto, hará que se modifiquen estas guías clínicas”.