El Departamento de Salud del Gobierno vasco nos sorprendió hace dos semanas con el anuncio de una medida extraordinaria –un vacunódromo en La Casilla– para combatir la epidemia de gripe de cada año. Cualquier persona interesada de más de 14 años, fuera grupo de riesgo o no, pudo acudir y vacunarse. Ni cita previa hacía falta. Salvo las medidas tomadas en la pandemia de covid, no conocíamos este tipo de actuaciones en las epidemias anuales de gripe, ni siquiera en la pandemia H1N1 de 2009.

El virus de la gripe es desde hace muchos años objeto de estudio e investigación porque cada año provoca miles de muertes en todo el mundo y un gran impacto en los sistemas sanitarios al incrementar la presión en las urgencias hospitalarias, afectar a la organización de los servicios y consumir recursos. Y pese a todo, sigue poniendo en jaque los servicios sanitarios, aun sabiendo que, así como llega el otoño, con seguridad lo hace la gripe también.

Gracias a estos años de estudio e investigación, existen certezas en cuanto al comportamiento del virus. Sabemos que llegará entre septiembre y octubre y que durará no más allá de cinco meses. Sabemos que circularán diferentes virus (el H1N1, el H3N5 y el B), pero no cuál de ellos predominará. Sabemos que afectará a personas de todas las edades y que lo hará de forma más grave en las personas más sensibles a las enfermedades infecciosas. Sabemos además cómo se transmite y qué debe hacerse para evitar el contagio. Y sabemos de la importancia de disponer de planes de contingencia que eviten el colapso de las urgencias y los diferentes servicios hospitalarios. 

¿Y vacunarnos?

No es objeto de este artículo profundizar en los beneficios, riesgos e indicaciones de la vacuna contra la gripe, pero resulta imprescindible hablar de su eficacia, de sus características y de las indicaciones para, cuando menos, poner en duda la medida extraordinaria adoptada por Salud. Este departamento publica cada año el dosier donde se define la Campaña de Vacunación Antigripal, según las recomendaciones que establece el Ministerio de Sanidad. Así ha sido también este año, con recomendaciones que apenas difieren de las de campañas anteriores. Cito textualmente: «La campaña de vacunación antigripal se encuentra fundamentalmente dirigida a la inmunización de aquellas personas que presentan un mayor riesgo de desarrollar complicaciones». Lógico. Primero, porque en la población general no de riesgo la gripe es una enfermedad autolimitada que rara vez se complica. Segundo, porque la capacidad de la vacuna para interferir en la transmisión de la enfermedad es muy limitada, si es que la tiene.

De ahí la sorpresa por las medidas extraordinarias adoptadas este año por el Departamento de Salud, vacunódromo incluido, obviando ese criterio general, para vacunar a la población general. ¿Por qué estando prácticamente en el inicio de la temporada de la gripe nos ha sorprendido/asustado con esa iniciativa? ¿Es realmente extraordinario que los casos de gripe aumenten en octubre? ¿Hay datos que apunten este año a un impacto mayor y más grave de la gripe en la población y en el sistema sanitario? ¿Qué virus está circulando y cómo se comporta? ¿Qué está ocurriendo en las comunidades autónomas limítrofes?

Son estas las preguntas que deberíamos hacernos a la hora de justificar medidas como las establecidas en esta ocasión. Y aunque no tenemos respuestas a todas, y algunas no se podrán responder hasta pasadas unas semanas, sí existen datos que hacen pensar que no son medidas justificadas ni en su forma ni en su contenido.

No es la primera vez que los casos de gripe empiezan a aumentar en las semanas 41-42 del año; es decir, a mediados de octubre. Sin ir más lejos, en la temporada 2022-2023 la tasa de gripe a estas alturas era mucho más alta que en esta ocasión, pero ni resultaron ser temporadas de gripe muy diferentes a otras, ni fue preciso tomar medidas extraordinarias.

Tampoco se observan diferencias inusuales o alarmantes en las comunidades autónomas limítrofes. Navarra presenta tasas muy superiores a las de Bizkaia, y lo mismo puede decirse de Cantabria y La Rioja. En cuanto a la gravedad, no disponemos de datos exactos sobre los ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos y la mortalidad semanal, pero las tasas de infección respiratoria aguda grave en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa durante las semanas 41, 42 y 43 son inferiores a las de la temporada 2022-2023. 

Sí sabemos que el virus que está circulando ahora mismo es el AH3N2 y en otras ocasiones se ha observado que cuando es ese el virus que predomina hay un pico rápido y precoz de contagio que luego disminuye y da paso a otro pico ya mixto con los virus B y AH1N1.

Las medidas extraordinarias, como la tomada por el Departamento hace dos semanas, deben estar justificadas, deben respaldarse con datos epidemiológicos y datos científicos, deben realizarse adecuadamente, informando a la población, no alarmando innecesariamente y evitando contradecir medidas adoptadas en la campaña.

Ninguna de esas premisas se ha cumplido en el vacunódromo de La Casilla. Ni su puesta en marcha está fundamentada, ni es una medida eficaz. Vacunar a la población general no va a disminuir el impacto de la gripe porque la afección de esta enfermedad en personas que no pertenecen a grupos de riesgo apenas impacta en el sistema sanitario y porque la vacuna no es eficaz para evitar contagios. Para más inri, su eficacia frente al virus AH3N2 es habitualmente la más baja.

Al contrario de la iniciativa del Gobierno vasco, informemos a la población con datos objetivos, siendo prudentes y cautos, potenciemos las medidas universales que están al alcance de todas las personas, hagamos una buena previsión en los hospitales y en los centros de salud para evitar colapsos, miremos más allá de nuestro ombligo y aprendamos de los otros (¡¡¡ningún vacunódromo en ninguna otra provincia!!!). Y no malgastemos recursos con medidas sensacionalistas que ni están justificadas ni son eficaces.