Casadó se lesionó en el calentamiento y Flick tuvo que tirar de Dani Olmo, que salió sin haberse preparado, lo que siempre es temerario y más aún dada su extrema fragilidad muscular. El Celta empezó poniendo a prueba la línea defensiva alemana, con … la lección muy aprendida de cómo hacerlo. Lamine Yamal se esforzaba en la presión alta y era un esfuerzo remarcable, en claro contraste con sus últimas actuaciones. Presión alta, agobiante, el compromiso con el equipo que su entrenador lleva meses reclamando. Eric García con máscara.

  • Celta
    Radu; Mingueza (Javier Rodríguez, min.46), Manuel Fernández (Miguel Román, min.78), Starfelt, Marcos Alonso, Carreira; Sotelo (Abdellaoui, min.78), Moriba; Jutglá (Bryan Zaragoza, min.58), Durán, Borja Iglesias (Iago Aspas, min.70).
  • Barcelona
    Szczesny; Eric García, Araujo, Cubarsí, Balde (Gerard Martín, min.86); De Jong, Fermín, Dani Olmo (Christensen, min.86); Rashford (Ferran Torres, min.88), Lamine Yamal (Marc Bernal, min.97), Lewandowski.
  • Goles
    0-1: Lewandowski, min.10; 1-1: Carreira, min.11; 1-2: Lewandowski, min.37. 2-2: Borja Iglesias, min.43; 2-3: Lamine Yamal, min.45+4; 2-4: Lewandowski, min.73.
  • El árbitro
    Alberola Rojas (Comité castellanomanchego): Amonestó a Cubarsí, Rashford, Lewandowski, Román. Expilsó a De Jong por doble amarilla.

El Barça se encontró con un primer regalo en forma de penalti por unas muy opinables manos de Marcos Alonso. Lewandowski lo transformó -aunque por los pelos, porque el portero llegó a tocarla- bajo la poderosa cortina de agua que caía sobre Balaídos. Poco duró la alegría y como en Brujas, Carreira empató a los dos minutos. Balde, un coladero. Tec se tiró como un saco, lamentable, sobre todo en comparación con la jugada anterior en que Radu había salvado el 0 a 2 en un uno contra uno con Rashford. El Celta pudo marcar el segundo a la jugada siguiente -pérdida de Fermín- pero el mismo Carreira se llenó de balón y lo mandó a las nubes. Fase de desconcierto azulgrana, que se corrigió en parte por la buena presión arriba.

Flick se ha acostumbrado a decir que lo que se publica sobre él y no le gusta es «bullshit», aunque sepa perfectamente que es cierto. Tan cierto como que lo que le piden Deco y Alejandro Echevarría, y algunos jugadores, que es que retrase 10 metros de su línea defensiva, guarda una relación imposible de no ver con el modo que tienen sus rivales de hacerle daño. Lamine confirmaba las buenas sensaciones de Bélgica, no sólo en la presión defensiva, sino atreviéndose más y mejor a encarar a sus defensores. No todo le salía tan bien como él quería pero había luz en cada intento; una luz que creíamos haber perdido.

En una misma jugada Fermín falló lo infallable, Rashford chutó al palo y Radu -muy rápido- paró un disparo a bocajarro aunque muy esquinado de Lamine. El Barça tomó el control de la noche, el Celta se hundía en el último tercio del campo, pero cada vez que podía correr quedaba en evidencia la línea bullshit. Largos, pacientes ataques visitantes. El Celta tiraba de guión muy ensayado, pero el primer golpe lo dio el Barcelona y Lewandowski marcó el segundo como un delantero centro clásico, fiable, de toda la vida. Ahí estuvo, a su edad, con su cansancio, en el que probablemente sea su último año en el Barça; ahí estuvo prestando su servicio, con corrección, con eficacia, como un buen profesional de lo suyo, tirando una vez más del equipo.

Pero pronto el entusiasmo tuvo el mismo destino que en el primer gol y la ‘bullshit’ línea volvió a hacer aguas. Borja Iglesias empató de un fuerte disparo pero que entró por el centro de la portería. Infumable Tec, que pudo haberse mantenido de pie y despejar sin demasiada dificultad el disparo. Con Lamine regresado a la finura y Lewandowski inasequible al desaliento en sus labores de operario, el mayor enemigo que en estos momentos tiene el Barça es el orgullo de su entrenador, que porque no se diga que obedece a Deco y a Echevarría, niega la tozuda realidad y expone a su equipo. En el descuento, Lamine aprovechó un remate afortunado para marcar el tercero. Los problemas defensivos son letales, pero también es verdad que el Barça vuelve a atacar bien y que aunque su gol no fue gran cosa resultó un merecido premio para el empeño del astro sarraceno.

El esquema de la segunda parte se pareció mucho al de la primera, pero con el Barça más asfixiante, más asentado, más concentrado, y con el Celta más cansado y más hundido, menos profundo, y con menos ocasiones para correr. Minutos de gran dominio visitante aunque sin oportunidades claras. Entró Bryan Zaragoza -por Jutglà- un especialista en herir al Barcelona. Aspas entró por Borja Iglesias pero el que volvió a marcar fue el obrero polaco, otro gol de delantero profesional, a la salida de un córner, de cabeza; otro admirable hat-trick en una noche para nada fácil y ya casi al final de su carrera.

El Barça sobrevivió a la línea Flick, que recuerda a la Maginot en la Segunda Guerra Mundial, con un partido en el que una delantera comprometida y brillante volvió a parecerse a lo que se supone que es el Barça: Lamine Yamal no marcó por muy poco el quinto. Lewandowski se está despidiendo a lo grande.