Es habitual que al hablar del reloj biológico, lo primero que viene a la mente suele ser la fertilidad femenina. Sin embargo, los hombres también cuentan con el suyo propio, aunque es más desconocido. Maurizio de Rocco, médico Andrólogo de Fertilab Barcelona, explica a … ABC que el reloj biologico masculino hace referencia al efecto que tiene la edad del hombre sobre su fertilidad, concretamente sobre la calidad del semen y los resultados de los tratamientos de reproducción asistida. «A diferencia del femenino, que está marcado por un límite claro como es la menopausia y una caída brusca en la reserva ovárica, el reloj masculino avanza de manera más lenta y progresiva. Los hombres continúan produciendo espermatozoides durante toda su vida, pero con el paso de los años la calidad espermática disminuye, lo que se traduce en peores resultados reproductivos«.
¿Cómo perciben ellos la idea de tener su propio reloj biológico? ¿Son verdaderamente conscientes de ello?
Nuestro estudio no analiza la percepción social o emocional de los hombres respecto a su reloj biológico, sino los efectos fisiológicos de la edad en la fertilidad. Sin embargo, los hallazgos ponen de manifiesto la necesidad de aumentar la conciencia sobre este tema, ya que muchas veces se asume que la fertilidad masculina no se ve afectada por el paso del tiempo, cuando en realidad sí existe un declive medible y clínicamente relevante.
¿A partir de qué edad comienza a disminuir la motilidad espermática en los hombres?
Los resultados del estudio muestran que las diferencias significativas en la motilidad espermática se observan a partir de los 45 años. Los hombres menores de esa edad presentan una motilidad progresiva media del 46,8%, mientras que los de 45 años o más descienden al 39,2%. Esto indica que el deterioro se hace evidente clínicamente a partir de esa franja etaria.
¿Cómo influye esta disminución en la capacidad de concebir de forma natural?
Aunque el trabajo se centró en tratamientos de reproducción asistida, los resultados sugieren que la menor calidad seminal derivada de la edad paterna tiene un impacto directo en la capacidad de lograr una gestación. Incluso utilizando ovocitos jóvenes de donante, los hombres de edad avanzada presentaron menores tasas de formación de blastocistos y de nacidos vivos, lo que indica que el envejecimiento del esperma reduce las probabilidades de éxito, tanto en tratamientos médicos como potencialmente en la concepción natural y de forma independiente a la edad de la mujer.
¿Qué factores explican que la fertilidad masculina se vea afectada de manera más gradual que la femenina?
Esto se debe a que los hombres producen espermatozoides durante toda su vida, aunque con el tiempo aumentan las alteraciones en su calidad y movilidad.
Este proceso acumulativo podría estar vinculado al daño oxidativo, los cambios hormonales y las alteraciones genéticas o epigenéticas que se acumulan con la edad, así como a otras patologías, como las prostáticas, que son más comunes en edades avanzadas.
¿En qué medida la edad paterna avanzada afecta los resultados de los tratamientos de reproducción asistida?
Nuestra investigación demuestra que, a partir de los 45 años, la edad paterna avanzada se asocia con peores resultados reproductivos. Se observó una menor tasa de blastocisto (50,4% en hombres menores de 45 frente a 47,6% en mayores de esa edad) y una menor tasa acumulada de nacidos vivos por ciclo (78,4% frente a 70,5%). Estos resultados se mantuvieron incluso al utilizar ovocitos jóvenes, lo que confirma que la edad del varón tiene un efecto independiente sobre el éxito de los tratamientos.
¿Existe un punto de inflexión o edad crítica en la que los hombres deberían considerar congelar su esperma?
El estudio identifica los 45 años como un punto a partir del cual se observan cambios significativos en la calidad seminal y en los resultados reproductivos, aunque no hay un verdadero punto de inflexión. Por ello, podría considerarse esta edad como una referencia para valorar la criopreservación del esperma, especialmente en hombres que planean retrasar la paternidad. No obstante, la decisión debe individualizarse en función de las circunstancias personales y reproductivas de cada caso.
¿Cuáles son las ventajas concretas de la criopreservación de esperma en hombres jóvenes?
Congelar esperma en edades tempranas permite preservar muestras con mejores parámetros de calidad, como mayor motilidad y recuento móvil. Esto podría traducirse en mejores resultados en tratamientos de reproducción asistida en el futuro y reducir el riesgo asociado al envejecimiento del material genético masculino. El estudio respalda esta idea al evidenciar el impacto negativo de la edad paterna avanzada en la fertilidad.
¿Qué recomendaciones son las más acertadas para mantener la fertilidad masculina?
Es importante en general un estilo de vida sano y realizar revisiones periódicas andrológicas. También es importante planificar la paternidad y controlar periódicamente la calidad seminal en hombres que deseen posponerla. La criopreservación temprana y la información adecuada sobre el efecto del envejecimiento pueden ser estrategias útiles para preservar la fertilidad.
¿Cómo influyen el tabaco, el alcohol y las drogas en la calidad del esperma?
Se sabe por la literatura científica que estos hábitos tienden a deteriorar la calidad del semen y pueden potenciar los efectos negativos de la edad.
¿Puede la alimentación equilibrada y el ejercicio regular compensar los efectos del envejecimiento en la fertilidad masculina?
Es probable que llevar un estilo de vida saludable ayude a mantener mejores parámetros, pero no elimina completamente los efectos naturales del paso del tiempo.
¿Hace falta un cambio de mentalidad respecto al envejecimiento y la paternidad tardía?
Sí, los resultados de nuestro estudio evidencian que la edad paterna avanzada tiene consecuencias reales en la fertilidad y en los resultados reproductivos. Tradicionalmente se ha asociado el «reloj biológico» solo con las mujeres, pero estos datos demuestran que los hombres también deberían ser conscientes de los límites biológicos de su fertilidad. Es necesario un cambio cultural y educativo que fomente decisiones reproductivas más informadas y tempranas.