En el mar no hay muro ni pared que a uno le frene, pero puede ser el más opresivo y sofocante de los entornos. Símbolo de libertad para algunos, para otros es un espacio desasosegante, similar a un laberinto sin muros porque todo es igual en él, sin referencias, un azul aparentemente infinito. Para surcarlo, uno necesita, por lo menos, de un muro, uno ágil, ligero, pero firme, resistente, que pueda ser impulsado por el viento. Hablamos de las velas. Por otro lado, la historia es otro espacio laberíntico y profundo como un mar, en el que es fácil perderse y, para atravesarla sin sobresaltos, uno debe tener en cuenta una vela particular a modo de brújula: la memoria.

Estos son los ejes sobre los que pivota la nueva exposición que preparan en Es Baluard Museu d’Art Contemporani, que se inaugurará el próximo 3 de diciembre (el día 4 para el público) y se podrá ver hasta el próximo 30 de agosto de 2026. Hablamos de Laberinto sin paredes, una muestra sobre el artista griego Jannis Kounellis, fallecido en 2017, y que se realiza en colaboración con la Galería Kewenig y el archivo del creador heleno. Nacido en El Pireo en 1956, se trata de uno de los artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, caracterizado por poner en diálogo a través de materiales de tipo industrial y encontrados situaciones opuestas, siendo uno de los mayores exponentes del arte povera.


Sin título, 1969. © Estate of Jannis Kounellis, 2025. Fotografía: Mimmo Iodice

En Es Baluard, la exposición se nutre de obras creadas entre 1993 y 2013, sobre todo de nueve velas venecianas dispuestas en forma de abanico que evocan un ambiente de navegación, memoria e historia. Las velas, que abarcan desde el siglo XVII hasta épocas más actuales, simbolizan el patrimonio de Venecia y su relación con el Mediterráneo, algo que hermana a la ciudad italiana con la propia Mallorca. También son un reflejo de «la nostalgia crítica de Kounellis respecto a la transformación del comercio marítimo y la ausencia de la huella del individuo en la industria de su presente». Se trata de un trabajo realizado para la Bienal de Venecia de 1993.

El proyecto también incluye otras obras como las realizadas con velas blancas mallorquinas de algodón por el propio Kounellis, así como otras coloridas de tipo italiano que se retuercen como en un escorzo que desde el museo catalogan de caravaggiesco. Y también se incluyen cinco piezas de la serie Albatros, una de las más representativas de la obra total de Kounellis.


Vista de la acción performativa: Alberto Baraya, Llatina i Mestral, 2025. © de la obra, Alberto Baraya, 2025. Fotografía: © Es Baluard Museu (Carmen Verdú)

David Barro, director de Es Baluard, explica que «Kounellis propone una reflexión sobre la huella humana en los objetos», algo que se engloba de manera ideal con la lógica de la Biennal B que tiene en marcha el museo y que busca, precisamente, la reflexión sobre la relación entre el territorio, sus oficios artesanos, el arte y las interrelaciones entre ambos.

Las velas, en este sentido, cuentan con un componente muy marcado de pertenencia a la Isla a través de la vela latina, propuesta para ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO a través de una candidatura de varios países europeos. Barro reivindica precisamente estas raíces y la muestra de Kounellis será una oportunidad ideal de reflexionar sobre el paso humano no solo por el territorio y los objetos, sino del paso y rastro que los propios objetos y territorios dejan en los humanos que los usan y habitan. Una manera de no perderse en los ecos de la historia, en ese laberinto con forma de mar que, bien surcado con buenas velas, puede ser una travesía placentera.