Inés Rey, durante su visita a la Casa Picasso

Inés Rey, durante su visita a la Casa Picasso

Ayuntamiento de A Coruña

Todo el mundo tiene que renovar su estilo, y Pablo Picasso lo sabía bien. Probablemente él daría el visto bueno a la reforma de 130.000 euros que se ha hecho en su antigua casa coruñesa, la del número 4 de Payo Gómez. Aunque el segundo piso, el que contiene su antigua residencia, se ha mantenido intacto, el resto de la casa ha sufrido una remodelación para acoger una residencia de artistas. Todo el primer piso ahora está pintado de un blanco inmaculado, como un lienzo por comenzar. 

La idea, como explicó la alcaldesa, Inés Rey, era recuperar el edificio como «lugar útil e vivo». Se renovaron las estructuras interiores y se adaptó a los estándares de funcionalidad (forjados, carpinterías, medidas antiincendios) y también todo el mobiliario de la primera planta. En las próximas semanas el lugar acogerá unos talleres artísticos de Gosia Trebacz inspirados en el diálogo entre Pablo Picasso y Alexander Calder. 

Están dirigidos a público infantil y adulto, que realizarán diseños personalizados en camisetas y crearán esculturas móviles. Todos esos trabajos se expondrán en la sala de exposiciones de la planta baja. El objetivo es fomentar la vinculación de Picasso con la ciudad. «Queremos seguir reivindicando a etapa de Picasso na Coruña», declaró Rey.  

La fachada todavía está cubierta por andamios, pero la obra interior ya está finalizada. Como señaló el director del área de Cultura, Uxío Novo Rey, los museos actualmente no son solo «un mausoleo de patrimonio» si no también «centros culturais vivos». El primer piso tiene un formato doméstico precisamente por ese motivo. «Os museos teñen que ser casas, e ter todo tipo de servizos». De esta manera, los artistas pueden pasar aquí toda la jornada, «sin pernocta», puntualizó la alcaldesa.