La tecnología de los organoides, modelos de órganos humanos reproducidos en el laboratorio a partir de células troncales, se establece como una de las herramientas más prometedoras de la biomedicina contemporánea, destacando el trabajo pionero del Prof. Hans Clevers, ganador de la V Edición del “ABARCA PRIZE”. La investigación de Clevers sobre células troncales intestinales ha sido fundamental, permitiendo la creación de estructuras tridimensionales que reproducen la organización y funciones de diversos tejidos, facilitando tanto el avance en la investigación del cáncer como la validación de terapias individualizadas para mejorar el tratamiento de pacientes con mutaciones raras, como las observadas en la fibrosis quística. Sin embargo, a pesar de los avances significativos logrados mediante el empleo de células troncales de tejidos adultos, el campo requiere una estricta valoración bioética, ya que algunas investigaciones relacionadas han recurrido a embriones humanos sobrantes para obtener células troncales, lo cual resulta bioéticamente inaceptable, y debido a las dificultades éticas que presenta la obtención de los denominados embrioides, modelos que reproducen el funcionamiento de embriones humanos y que, al ser cada vez más semejantes a los embriones verdaderos, plantean la necesaria cuestión sobre su naturaleza biológica y el marco ético que debe guiar estos descubrimientos.

El Prof. Hans Clevers, Profesor de Genética Molecular en la Universidad de Utrecht es el ganador de la V Edición de “ABARCA PRIZE”, el Premio Internacional de Ciencias Médicas Doctor Juan Abarca, por su investigación y desarrollo pionero de la tecnología de los organoides, que representa una de las herramientas más prometedoras de la biomedicina contemporánea.

Hans Clevers

La investigación con organoides reproduce en el laboratorio a partir de células troncales, modelos de órganos humanos que permiten investigar determinadas patologías sobre tejidos obtenidos a partir de los propios pacientes que se pretende tratar, lo cual abre el camino a terapias individualizadas con resultados prometedores.

El trabajo de Clevers ha resultado fundamental para la progresión de la investigación con organoides, específicamente su investigación sobre células troncales intestinales, que permitió la creación de estructuras tridimensionales que reproducen la organización y funciones de los múltiples tejidos y órganos humanos.

Sus estudios también permiten avanzar en la investigación del cáncer, ya que mediante el cultivo de células tumorales es posible reproducir modelos que ayuden a comprender su funcionamiento y ensayar métodos terapéuticos.

Tras una investigación en sus primeros estudios con factores de transcripción específico de células T 1 (TCF-1) relacionado con la respuesta inmune, en un estudio posterior con Bert Vogelstein en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, relacionó otro factor de transcripción, el TCF-4, con el inicio del cáncer de colon humano. Este hallazgo orientó sus trabajos posteriores hacia la investigación con células troncales intestinales.

Fue a partir de entonces cuando comenzó a obtener organoides intestinales de pequeño tamaño a partir de estas células. Posteriormente, otros investigadores han seguido sus huellas cultivando organoides de múltiples tipos, como estómago, páncreas, cerebro e hígado.

Estos miniórganos constituyen un sustrato de estudio muy útil para obtener información sobre el origen de las lesiones en estos tejidos y sus posibles vías de reparación. En concreto, sus hallazgos fibrosis quística permitieron validar terapias en pacientes portadores de mutaciones raras del gen que codifica la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR) y mejorar su tratamiento.

El cultivo de organoides intestinales a partir de células del colon de enfermos de fibrosis quística ha permitido mejorar los tratamientos disponibles en varios pacientes.

Valoración bioética

El empleo de células troncales procedentes de tejidos adultos, como ocurre en las investigaciones referidas, permite avances significativos en la progresión de la medicina regenerativa. Otras investigaciones relacionadas de las que hemos informado previamente, en concreto relacionadas con organoides de estómago, han recurrido a embriones humanos sobrantes de las técnicas de reproducción asistida para obtener de ellos la células troncales empleadas en sus ensayos. El empleo de estas células implica la destrucción de numerosos embriones humanos, lo cual resulta bioéticamente inaceptable.

Una línea de investigación relacionada que presenta dificultades éticas es la obtención de organoides que, en este caso, pretenden reproducir el funcionamiento de embriones humanos: los llamados embrioides.

Aunque inicialmente los embrioides obtenidos resultaban modelos simplificados de los verdaderos embriones humanos, los avances en la investigación relacionada han permitido ir perfeccionando paulatinamente los resultados, presentando cada vez más semejanza con los embriones humanos y abriendo la puerta a aplicaciones futuras que excedan los límites da la investigación de la embriogénesis para plantear la posibilidad, hoy aún remota, de permitir una reproducción humana al margen de la reproducción sexual, generado los embriones no a partir de la fusión de los gametos masculino y femenino sino de células troncales pluripotentes debidamente cultivas y reprogramadas genéticamente.

Entre tanto, la obtención de embrioides cada vez más parecidos a los verdaderos embriones humanos, plantea también la necesaria cuestión de su naturaleza biológica: ¿son o no embriones humanos y, por tanto, individuos de nuestra especie? Y si lo llegan a ser, ¿qué trato debe dispensárseles?

Como sucede ante todo avance científico, el marco bioético debe establecer qué hallazgos contribuyen al progreso humano y cuáles lo entorpecen, aún bajo la apariencia de novedades atrayentes.

 

Julio Tudela

Observatorio de Bioética

Universidad Católica de Valencia