La cuarta cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), celebrada los días 9 y 10 de noviembre en Santa Marta (Colombia), concluyó con una declaración conjunta cargada de buenas intenciones, pero marcada por la escasa participación europea y las tensiones políticas derivadas de la influencia del presidente estadounidense, Donald Trump, en la región.

Muchos de los principales líderes europeos optaron por no asistir al encuentro, entre ellos la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el canciller alemán, Friedrich Merz, quienes alegaron conflictos de agenda. La ausencia de figuras de primer nivel redujo el perfil político del evento, que se había planteado inicialmente como un espacio para relanzar las relaciones birregionales.

Entre los asistentes figuraban el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y la alta representante de Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, quienes hicieron llamamientos a «respetar el Derecho internacional», en alusión a los recientes ataques estadounidenses contra presuntas narcolanchas en el Caribe y el Pacífico. Kallas insistió en que todas las operaciones militares extraterritoriales «deben ajustarse al Derecho internacional«, en una crítica velada a la estrategia de Washington.

El contexto geopolítico restó brillo al encuentro. Las medidas impulsadas por Trump, incluido el refuerzo militar en el Caribe y una política exterior más intervencionista, tensionaron el ambiente entre las delegaciones latinoamericanas y europeas. Durante las sesiones, varios mandatarios de la región reclamaron mayor autonomía frente a Washington y pidieron a Europa un papel más equilibrado ante la creciente presión de Estados Unidos y China.

La declaración final recogió la necesidad de «respetar la soberanía y el multilateralismo», aunque evitó referencias directas a las tensiones con EE.UU. Para analistas consultados por ‘Euronews’, la cumbre dejó «una sensación de oportunidad perdida«. Aunque los líderes lograron mantener vivo el diálogo UE–CELAC, la ausencia de los principales dirigentes europeos y la falta de acuerdos concretos proyectaron la imagen de una relación que sigue buscando su rumbo en un mundo cada vez más polarizado.

No obstante, el mandatario colombiano, Gustavo Petro, anfitrión de la cumbre, aseguró que la ausencia de líderes de alto nivel no comprometería los resultados. «No hay baja participación, hay una participación sustancial. Esto no se puede mirar solamente en números«, dijo a los periodistas. Según informó la Cancillería colombiana, de los 60 jefes de Estado o de Gobierno invitados (33 latinoamericanos y 27 europeos), 12 habían confirmado su asistencia, aunque finalmente solo nueve líderes acudieron a Santa Marta.

La cumbre, finalmente condensada en una sola jornada de trabajo formal, sirvió para reafirmar el compromiso político entre ambos bloques, con especial énfasis en la cooperación para la transición verde y digital, la lucha contra el crimen organizado y el fortalecimiento del Estado de derecho. En el ámbito económico, la UE reiteró su apuesta por el programa Global Gateway, destinado a movilizar inversiones europeas en infraestructuras, digitalización y sostenibilidad en América Latina y el Caribe.