Cuando juega Jannik Sinner en superficie dura babo techo la pregunta ya no es quién le ganará sino quién será capaz de robarle un set. El italiano, que este lunes volvió a caer al número dos mundial tras perder los 1.500 puntos de campeón invicto en la pasada edición, despachó a Felix Auger-Aliassime con la misma suficiencia que lo había hecho ocho días antes en la final del Masters 1000 de París. En 7-5 y 6-1 cerró el marcador, aunque el canadiense acusó problemas físicos en la segunda manga y tuvo que ser atendido por el fisioterapeuta del certamen.
En la capital gala, levantó el trofeo sin ceder un set y sigue con esa racha en Turín, donde no ha perdido una manga desde la final de 2023 que se decantó a favor de Novak Djokovic. El serbio también fue su último verdugo en una posterior secuencia de 27 triunfos. Su imbatibilidad se alarga durante 722 días.
Aliasime, que llevaba una semana entrenando en el Inalpi Arena con la confianza de lograr el último billete al torneo, se benefició de la victoria de Djokovic en Atenas ante el local Lorenzo Musetti.
La superficie de cemento bajo techo es su favorita —ocho de sus nueve títulos son en ese hábitat— pero derrotar a Sinner en su guarida son palabras mayores.
Alexander Zverev, el tenista que más cerca ha estado de inquietar a Jannik —le quitó un set en la reciente final de Viena— espera este miércoles con energías renovadas.
En su último cara a cara en las semifinales del Masters 1000 galo, hace 10 días, Sascha arrastraba una torcedura de tobillo que le dejó la zona inflamada.
Liberado por la Copa Davis
Jannik tiene puestos los cinco sentidos en el torneo de maestros porque su campaña acaba aquí. El tenista de San Cándido ha renunciado a la Final a 8 de la Copa Davis de Bolonia (18 al 23) porque ya ha bebido de la Ensaladera de plata en las dos últimas ediciones que se celebraron en el Martín Carpena de Málaga.