La NBA ha decidido romper el molde. La liga anunció este martes un nuevo formato para el All-Star 2026, que se disputará el 15 de febrero en el Intuit Dome de Los Ángeles, hogar de los Clippers, y que promete ser una auténtica revolución.

Por primera vez en la historia, el All-Star no enfrentará a dos equipos, sino a tres: uno formado por jugadores estadounidenses, otro por jugadores del resto del mundo, y un tercero mixto integrado también por estrellas de ambas conferencias.

Una mini liga antes de la final

El nuevo formato incluirá una fase de grupos con cuatro partidos de doce minutos cada uno, en los que se medirán los tres equipos. Los dos mejores avanzarán a la gran final, que coronará al campeón del fin de semana más mediático del baloncesto mundial.

Cada conjunto estará formado por al menos ocho jugadores, con un total de 24 seleccionados —doce por la Conferencia Este y doce por la Oeste—, que serán elegidos por votación de aficionados, prensa y jugadores, como es tradición.

Un intento de devolver la chispa

La NBA busca así reavivar el interés y la competitividad de un All-Star Game cada vez más cuestionado por la falta de intensidad y compromiso. El espectáculo sigue, pero el espíritu competitivo se había perdido.

El comisionado Adam Silver ya había adelantado su intención de «hacer del All-Star un partido que los jugadores quieran ganar», y este nuevo formato parece apuntar justo en esa dirección: más ritmo, más rivalidad y más orgullo en juego.

El All-Star 2026 promete ser un experimento histórico. Y si funciona, podría marcar el comienzo de una nueva era para el fin de semana de las estrellas.