Desde su concepción, el Roig Arena fue pensado no solo como un estadio, sino como un nuevo punto de referencia cultural y turístico capaz de atraer a visitantes de todo el mundo. En los últimos años, el turismo deportivo (especialmente el vinculado al fútbol) ha crecido notablemente, situando a recintos como el Old Trafford o el Allianz Arena entre los lugares más visitados, al nivel de la Sagrada Familia o la National Gallery. En Valencia, y en plena proximidad con la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Roig Arena aspira a convertirse en una nueva atracción potente. El proyecto, desarrollado por la firma internacional HOK junto al estudio valenciano ERRE Arquitectura, se levanta sobre una superficie de 58.500 m2. Para John Rhodes, director de Deportes + Entretenimiento de HOK, el objetivo estuvo muy claro desde el principio: «el Roig Arena es una celebración del lugar. El diseño abraza la cultura y el clima distintivos de Valencia, creando un ancla cívica compartida y un salón metafórico para la ciudad».

El estadio acogió el pasado 5 de octubre su primer partido de la Liga Endesa ante la atenta mirada de 14.818 espectadores (a pesar de tener capacidad para 15.600), proclamándose como uno de los proyectos deportivos más ambiciosos del panorama español.

Fachada del estadio Roig Arena

La fachada del estadio imita la superficie de una pelota de baloncesto. 

Nastassia Tarusava
Un estadio con piel de cerámica

El primer elemento que llama la atención es la fachada, pensada para evocar la textura de un balón de baloncesto: está compuesta de unas 8.600 lamas cerámicas que, más allá de cumplir una función estética, están pensadas para bloquear la incidencia directa de la luz solar. Durante el día, las aletas de elegante acabado azul filtran la luz a las terrazas exteriores; por la noche, la fachada actúa como un sistema de videoiluminación LED de tipo RGB-White, programado para interactuar con información en tiempo real y generar un espectáculo lumínico de gran impacto. Así, además de celebrar la luz natural, la fachada se alza como un homenaje a la artesanía local: está confeccionada en cerámica, elemento distintivo de la cultura valenciana.

Terraza del estadio Roig Arena

Está equipado con terrazas sombreadas gracias al diseño de la envoltura.

Nastassia Tarusava

Toda la estructura se sostiene sobre un marco curvo de acero que, en línea con el símil de una pelota de baloncesto, transmite ligereza y volatilidad. Debajo, una primera piel cubre el estadio para garantizar un buen aislamiento térmico y acústico.

Detalle de la fachada del Camp Nou de Norman Foster

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Más que un pabellón, un proyecto de urbanismo

Además de acoger partidos de baloncesto, el estadio se concibió con la idea de ser usado para una infinidad de eventos sociales, que den una nueva vida al distrito de Quatre Carreres. De hecho, la inauguración oficial del estadio se abrió con un concierto-homenaje al cantante Nino Bravo, el 6 de septiembre. Está integrado con el Parque de l’Afició del Valencia Basket, un nuevo jardín público de dos hectáreas que incorpora zonas verdes para el disfrute de los vecinos de la zona.  

Roig Arena Roig Arena

En Roig Arena ofrece oferta gastronómica variada y de calidad del chef Miguel Martí.

Nastassia Tarusava

En esta línea, el proyecto se concibió bajo un diseño sostenible que responde al cálido clima mediterráneo de Valencia. El diseño de estrategias pasivas, como los grandes voladizos, las terrazas sombreadas o una orientación que favorece la ventilación natural, contribuye a la reducción de alternativas de climatización mecánica, convirtiendo al estadio en un refugio climático durante todo el año. En la cubierta, además, se instalaron 1742 paneles fotovoltaicos, generadores de energía renovable.

Roig Arena

 Johnnie Walker Experience, un espacio premium del Roig Arena. 

Nastassia Tarusava
Nueva propuesta del Camp Nou

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Juan Roig, «Parece que sea baloncesto de la NBA»

El proyecto fue financiado íntegramente por el empresario valenciano Juan Roig, que, en conversación con la periodista Leyre Barriocanal para DAZN, confesó que el estadio “no lleva mi nombre: es el nombre de la familia. Se trata de un homenaje a toda la familia Roig”. En los Juegos Olímpicos de 1984 entendió por primera vez la emoción de los aficionados del baloncesto, y la intervención en el estadio fue una forma de demostrar su compromiso con un deporte que le apasiona desde su flechazo en Los Ángeles.

Roig Arena

Open House Valencia abrió las puertas del Roig Arena en su 7ª edición. 

Nastassia Tarusava

Roig reconoce que, en un primer momento, sus planes para el estadio eran muy diferentes: “Al principio quería hacerlo en La Fonteta [hogar del Valencia Basket Club desde 1987], remodelándola”. No obstante, el equipo de arquitectos, entre los que se encontraba su hija, Amparo Roig, le desaconsejó esa opción. Finalmente, acertó al seguir su consejo y apostar por la construcción de un nuevo pabellón multiusos. El inversor se muestra satisfecho con el resultado: “Parece que esto sea otra ciudad, otro equipo y otro baloncesto: parece que sea baloncesto de la NBA”.

Su hija, socia arquitecta del estudio ERRE, añade: «El objetivo ha sido crear un nuevo catalizador urbano: un escenario para grandes eventos deportivos y de ocio que revitalice el entorno, impulse la economía local y enriquezca la oferta cultural de nuestro país«.