En el universo de los agujeros negros del deporte, el tenis ha pasado a ocupar un lugar predominante en una variedad del fraude: los amaños de partidos relacionados con las apuestas y las mafias que se mueven alrededor para obtener beneficios. La última operación policial, … desarrollada el pasado 14 de octubre en cuatro países y con epicentro de las pesquisas en España, se saldó con 16 detenidos en Francia, Rumanía, Bulgaria y nuestro país. Tres son tenistas profesionales y aún se desconocen sus nombres.
Las actuaciones de las policías nacionales han destapado un complejo sistema que proporcionó importantes ganancias a las mafias y que estaba sustentado en una logística avanzada, antenas parabólicas de última generación, software de vanguardia y usurpación de identidades.
El dopaje fue durante muchos años el primer foco de inquietud en las autoridades del deporte. Pero los amaños de partidos y las apuestas ilegales han ocupado un balcón preferente hasta convertirse en la mayor amenaza para la integridad de las competiciones. En España la Unidad de Integridad en el Deporte y las Apuestas (Cenpida) de la Policía Nacional destina cada vez más empeño y recursos en investigar la corrupción deportiva. «La colaboración con las comunidades internacionales judiciales y policiales es cada vez más intensa y cercana. Es una batalla a nivel global», comenta una fuente cercana a la investigación.
La redada internacional tuvo su origen en una investigación de la UDEV en relación a amaños de partidos de tenis de mesa en competiciones de Brasil para ganar dinero en las casas de apuestas, la denominada Operación Mursal.
Los delincuentes de la trama Mursal centraban su actividad en captar deportistas jóvenes, prometiéndoles beneficios económicos a cambio de alterar las situaciones del juego, los resultados o dejarse ganar. El patrón común siempre es el mismo, según explican las fuentes consultadas por ABC. «Son jugadores que atraviesan problemas económicos o personales y a los que se les ofrece una salida fácil a sus dificultades a cambio de participar en los amaños. Es gente que necesita el dinero para viajar a los torneos, pagarse su hotel, sus desplazamientos, el avión».
El tenis de mesa es uno de los deportes de mayor riesgo en las tramas de apuestas, al decir de los investigadores. Resulta mucho más sencillo poner de acuerdo a una persona, la mitad de la ecuación, que a todo un equipo de fútbol, baloncesto o balonmano.
Los tenistas reclutados por la red criminal detenida el pasado octubre eran jugadores de segundo nivel, «siempre muy por debajo del puesto 100 de la ATP y que solían participar en torneos de inferior categoría».
Challenger y future
Son los torneos challenger o future. Los challenger son el nivel posterior a los ATP 250, que siguen en la escala a los ATP 500, los Masters 1.000 y los cuatro del Grand Slam. Los challenger otorgan 250 puntos y suelen participar jugadores clasificados entre el puesto 100 y el 700. Los Futures son el nivel más bajo del circuito profesional, con tenistas con un ranking superior al puesto 700.
«Es ahí donde se produce la captación de tenistas. Y a partir de ese momento, se llega hasta donde el jugador quiera llegar. Hay que tener en cuenta que se puede apostar por todo en el tenis, puntos, juegos, sets, ‘tie breaks’, partidos. Lo mismo que en el fútbol, saques de esquina, tarjetas amarillas, expulsiones, saques de banda, goles, resultados, partidos, campeonatos. Cada casa de apuestas tiene su propio listado», aportan las fuentes consultadas.
La red desarmada en octubre utilizaba una estratagema conocida por los investigadores desde hace tiempo: el retardo con el que llegan las imágenes de televisión a las pantallas de las casas de apuestas, que es la misma variación que se observa en los dispositivos de cualquier persona (unos 20 o 30 segundos) en una emisión deportiva. En ese tramo, con el partido disputándose y la apuesta asegurada, las mafias actuaban en su beneficio económico.
La red desarticulada captaba la señal antes de ser editada. Según las fuentes «contaban con antenas parabólicas de grandes dimensiones y, al tener ya el resultado, realizaban las apuestas online con un potente software informático. Disponían de una tecnología muy avanzada. Empleaban una logística que se basaba en múltiples identidades de terceras personas previamente usurpadas con las que creaban cuentas para realizar apuestas. También usaban ‘bots’ para realizar apuestas automáticas en todo el mundo, sabiendo ya el resultado».
Colaboración
Las transacciones de dinero mostraron que la red operaba principalmente desde Bulgaria con la ayuda de intermediarios en otros países. Los investigadores detectaron que desde España, Rumanía, y Bulgaria realizaban pagos a intermediarios franceses que hacían llegar el dinero a los tenistas galos. Fuentes de la investigación apuntan que «se obtuvo mucha inteligencia policial y se dio traslado a las policías nacionales de otros muchos países».
El cerco se estrechó sobre determinados tenistas, ya que la mayoría de las apuestas se basaban en la pérdida de un set o partido por parte de los mismos jugadores.
Los agentes descubrieron que algunos de los apostadores solo habían creado cuentas para las apuestas específicas y que éstas se realizaban simultáneamente en diferentes países, lo que contradecía el desarrollo del partido en el momento de la apuesta.
El resultado fue la detención de tres tenistas con licencia francesa en un caso que se ha judicializado a través de la Fiscalía de Marsella. Las estimaciones iniciales de los beneficios que pudo extraer la trama de esta red corrupta alcanza a más de 800.000 euros.