Los Latin Grammy que se celebran este jueves en Las Vegas (EEUU) tienen como protagonista a un gran astro que lo eclipsa todo, Bad Bunny, pero precisamente ahí, en la sombra -aunque, de hecho, ya les apuntan todos los focos-, es donde mejor se mueven Judeline (Los Caños de Meca, 22 años) y Rusowsky (Valladolid, 26 años), artistas de canciones embrujadas y rebosantes de talento, nominados ambos a los premios de la Academia Latina de la Grabación.
Comparten categoría -competir es una palabra fea para definir un logro conjunto entre colegas-, la de Mejor Álbum de Música Alternativa gracias a los geniales ‘Bodhiria’ (Interscope) y ‘Daisy’ (Rusia-IDK / Warner). Y, verán, la etiqueta con la que están nominados en esta 26.ª edición de los Latin Grammy ya es un poco definitoria. Parece, lo es, un cajón de sastre ante artistas que construyen ‘collages’ con muchos elementos. Alternativa como sinónimo de fantasía, de amalgama de sonidos unidos con delicadeza y destreza. Y, cuando todo encaja, no es suerte.

Judeline, estrella del Festival B 2025, en el Fòrum / Elisenda Pons / EPC
A Rusowsky, nacido como Ruslán Mediavilla, hijo de una profesora de música bielorrusa y de un melómano español, le definía hace unos días la edición mexicana de la revista ‘Vogue’ como uno de los estandartes de «la nueva música española». Lo hacían en una entrevista hecha durante la gira latinoamericana de presentación del magnífico ‘Daisy’, sin duda uno de los álbums del año. Un joven criado en Fuenlabrada y cultivado a ritmo de clásica como fenómeno generacional, uno de los jefes de una escena que proviene de lo alternativo pero que llena recintos que, a priori, no funcionaban con estas etiquetas (en Barcelona actuará en el Sant Jordi Club el 15 y el 16 de enero, ambos conciertos ‘sold out’).
Rusowsky, miembro del colectivo Rusia-IDK, foco de esta «nueva música española» y donde también se encuentra otro de los hombres del momento, Ralphie Choo, viste a menudo con ropa gigante, buscando la exageración de lo kitsch, con pelucas, gorros y gafas que suelen tapar su rostro como para ahuyentar al ‘mainstream’ y que su única identidad reconocible sea su música. ¡Y vaya que lo es! Aunque lleva años ya de carrera cautivadora, esta nominación es un reconocimiento a un artista, maestro en la producción, al que un día fue a buscar C. Tangana para una base cálida como la de ‘Bien :(‘ (2020), que contó que hizo durante la pandemia con un ordenador que se apagaba cada 30 minutos, y que en ‘Daisy’ es capaz de mezclar en un mismo tema (‘pink + pink’) castañuelas, arpas y R&B y de recuperar a Las Ketchup para el fantástico ‘Johnny Glamour’.
Como decíamos, comparte categoría con Judeline, también con Marilina Bertoldi (‘Para quien trabajas Vol. I’), ‘CA7RIEL & Paco Amoroso (‘Papota’) y Latin Mafia (‘Todos los días todo el día’). La jerezana (Lara Fernández), señalada desde hace años como gran voz del futuro que ya es -reclutada, por ejemplo, por el superproductor Tainy en 2023 para su disco-, hablaba hace poco más de un mes con este sobre esta generación que está creciendo y ganando, con la fuerza del talento, espacios y público. «Lo que está pasando no es solo conmigo, es con toda una escena que explora nuevos lenguajes», expresaba antes de su visita al Festival B. Por cierto, en su último álbum hay una colaboración precisamente con Rusowsky (‘Heavenly’).
Por su ‘Bodhiria’, con su capa de espiritualidad y sus influencias del flamenco, del ‘indie’, de lo latino y tantas otras cosas, también está nominada a Mejor Ingeniería de Grabación para un Álbum. Y aún hay más: su canción ‘Joropo’ opta a ganar la Mejor Canción Alternativa. «¿Pa’ qué quiero el corazón?; ¿Pa’ qué lo tengo en el pecho, si no cumple su función?», dice en este desgarrado joropo venezolano. Otros españoles están nominados a estos Latin Grammy, Alejandro Sanz en algunas de las principales categorías, pero el futuro es de, entre otros, Rusowsky y Judeline, aunque pasen por Las Vegas y sólo se lleven un par de fichas del casino.
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