Este artículo de opinión analiza críticamente la evidencia que sugiere una relación causal entre el microbioma intestinal y el autismo. Los autores argumentan que esta hipótesis carece de fundamentos sólidos, ya que los estudios existentes tienen limitaciones conceptuales, metodológicas y/o estadísticas. En particular, muestran que las diferencias específicas en el microbioma de personas autistas son inconsistentes, de escasa magnitud y que pueden reflejar consecuencias del trastorno (por ejemplo, diferencias en dieta o comorbilidades gastrointestinales) más que causas. Muchos de los problemas que se reflejan en este campo son comunes a los estudios de microbioma: bajo número en estudios observacionales, falta de modelos animales apropiados, establecimiento de correlaciones no implica causa-efecto, etc.
Comparto, en parte, la visión de los autores en las dificultades de que estudios en microbioma puedan establecer relaciones causales y no simplemente correlaciones, y que en que este campo la prensa y la industria a menudo tratan estos resultados de manera exagerada, presentando erróneamente correlaciones probadas como evidencia de causalidad. Este tipo de interpretaciones apresuradas pueden ser explotadas por la industria nutracéutica o de probióticos para vender productos con eficacia no comprobada, lo cual puede generar falsas esperanzas. Hoy en día existe evidencia sólida de correlaciones entre alteraciones intestinales y autismo, pero las pruebas de causalidad siguen siendo hipotéticas y difíciles de demostrar debido al tamaño limitado de los estudios, la gran cantidad de factores no controlados y la falta de modelos animales adecuados. Dado que el autismo tiene una alta heredabilidad y una base genética compleja, los cambios en el microbioma podrían ser más una consecuencia que una causa, o ser un factor que promueva el desarrollo siempre que exista una predisposición genética. Aun así, es fundamental seguir investigando posibles vínculos causales de manera rigurosa, siempre siendo prudentes en la comunicación de los resultados para no generar falsas esperanzas.