El color, si es en un piso pequeño, no importa. Así lo demuestra este espacio en París, donde el azul domina gran parte del apartamento.
En la quinta planta de un edificio de la calle parisina Pierre Dupont, a un paso del Canal Saint-Martin, un pequeño apartamento parece flotar sobre el distrito 10. El espacio surge de la unión de dos antiguos pisos en uno solo, organizado en torno a un muro divisor que se convierte en la columna vertebral del proyecto: un grueso muro de carga que integra los antiguos conductos de la chimenea.
“Decidimos estructurar la vivienda alrededor de este eje, con el área de noche a un lado y, al sur, la zona de día”, explica Pierre Savajol, fundador de PS Studio y responsable de esta renovación completa. Los propietarios, una joven pareja de treintañeros, tenían claro que querían madera clara y azul. “Eran los únicos elementos que nos ayudaban a dar una identidad estética al proyecto. Trabajamos toda la zona de noche en azul, en un degradado que comienza en el baño, sigue por el pasillo y culmina en el dormitorio”.

Como el apartamento es de doble orientación, el banco se prolonga en un asiento en el salón, frente a ventanas que dan al sur.
© Jean-Baptiste ThirietBlanco para el día, azul para la noche
Por un lado, se encuentran las zonas nocturnas; por otro, un amplio salón orientado de este a oeste, bañado por la luz natural y abierto a una vista despejada del cielo y la ciudad. El suelo de roble claro actúa como hilo conductor de todo el apartamento.
La zona de día es completamente fluida: el salón, la cocina y el espacio de trabajo se funden en una sola estancia sin barreras visuales. Las paredes blancas realzan la luminosidad, mientras que un banco continuo de fresno recorre la pared bajo la librería de cinco metros, transformándose sucesivamente en un asiento junto a la ventana, almacenaje y escritorio. Este detalle, tratado con barniz incoloro para preservar su tono natural, funciona como una cinta de madera que conecta los distintos espacios y culmina en la cocina.

El suelo de parquet de roble macizo lijado y vitrificado va en consonancia con el banco en fresno barnizado claro. Las paredes y los techos están pintados de blanco de Farrow & Ball. Cortinas blancas de La Redoute.
© Jean-Baptiste Thiriet
El banco se transforma en un sistema de almacenaje vertical, seguido de estanterías y, finalmente, en un escritorio. Sobre la superficie de trabajo, una lámpara de escritorio Lotek de Javier Mariscal para Artemide. Frente a ella, una silla Young Lady de Paolo Rizzatto, en una gama de maderas claras que armoniza con el parquet y la “franja” de fresno barnizado. Mesa de centro Sett LN12 de Luca Nichetto.
© Jean-Baptiste Thiriet
Los únicos toques de color los aportan las sillas en amarillo anaranjado, que evocan la calidez de la madera, y la mesa azul, en referencia a la paleta de la zona de noche. “Encontramos la mesa con los propietarios en Kann Design”, cuenta el arquitecto. “Todo empezó con ese azul, realmente magnífico: un tono intenso que sirvió de base para componer toda la paleta cromática. Por eso dejamos las paredes blancas, para jugar con el contraste entre el blanco del día y los azules de la noche”.