Pocas estancias reflejan tanto la vida diaria como la cocina. En ella empieza la mañana, con el olor del café recién hecho, y termina el día, con las luces más suaves y la conversación aún encendida. Por eso, cuando una cocina se diseña pensando solo en la estética, se pierde su esencia.
Cada vez vemos cocinas modernas más espectaculares en las redes, con frentes sin tiradores, campanas invisibles y encimeras ultrafinas. Pero cuando llega la hora de cocinar, muchas no responden al uso diario. “El gran problema de muchas cocinas modernas es que se diseñan para la foto antes que para la vida”, advierte el interiorista y director de la Escuela de Diseño de Interiores Insenia, Carlos Rubio. «La estética de Pinterest se cuela en primera fila y la lógica se queda al fondo», advierte.

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Lo que debes tener en cuenta 1. Mantener un flujo natural de la cocina
El Mueble
El interiorista advierte que una cocina realmente funciona cuando se respeta el flujo natural de trabajo: almacenamiento (despensa y frigorífico), lavado (fregadero y lavavajillas) y, por último, cocción (placa y horno). “Si inviertes ese orden, aparecen las coreografías absurdas: bandejas cruzando el salón, gotas camino del fregadero y encimeras llenas de ‘por si acaso’.”
2. Tener en cuenta detalles (enchufes, luz natural, ventilación…)
Además, hay pequeños detalles que marcan la diferencia: una buena ventilación, luz regulable por zonas y enchufes donde la mano los busca. “Con eso desaparece el 80 % de los dramas de cocina”, resume el interiorista.
Aunque los pisos sean más pequeños, la cocina ha recuperado protagonismo. La pandemia cambió nuestra forma de vivir y cocinar en casa volvió a ser habitual. “Hoy, incluso en viviendas de pocos metros, cabe una cocina cien por cien funcional”, explica Rubio. “La clave es que cada centímetro trabaje el doble». Por eso aconseja:
- Aprovechar rincones con herrajes extraíbles o bandejas giratorias.
- Elegir módulos anchos (80, 90 o 120 cm) en lugar de muchos estrechos, para ganar capacidad real.
- Convertir el zócalo en cajones de peana para bandejas o paños.
- Y si se puede, sacar la lavadora de la cocina para ganar silencio y superficie útil.
3. Apostar por materiales resistentes
En cuestión de materiales, el interiorista es claro: “Claridad y pocas bromas.” El porcelánico o ultracompacto es uno de sus preferidos por su resistencia al calor, al corte y a las manchas. Eso sí, advierte de las encimeras ultrafinas: “Si se astillan o rompen, no hay reparación posible.”
El Mueble
El granito natural puede no estar de moda, pero sigue siendo “el más noble y duradero”. El cuarzo, muy versátil, necesita precaución con el calor. Y la madera, aunque cálida y fotogénica, solo la recomienda para zonas secas.
En frentes, funcionan muy bien los acabados supermate antihuellas de calidad, las melaminas texturizadas y las puertas de madera natural barnizada. “La clave no está en el tablero, está en el canto: si entra humedad, se hincha. Con un buen canteado, la vida útil se dispara».
El Mueble
En suelos, el porcelánico de gran formato sigue siendo el rey, y en paramentos, el vidrio templado o los ultracompactos facilitan la limpieza. En la zona de agua, Rubio lo tiene claro: “Mejor zócalos de aluminio o PVC que lacas valientes alrededor del fregadero».

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“Hoy diseñamos cocinas con más conocimiento que nunca, pero la que de verdad funciona no es la que acumula likes, sino la que respeta el flujo de trabajo, ventila bien y elige materiales que te perdonan la vida», asegura el interiorista.
Hay modas que conquistan a primera vista, pero no resisten el uso diario. Entre ellas, el interiorista menciona las estanterías abiertas, el microcemento en encimeras, las encimeras de madera junto al fregadero, los push-to-open en muebles bajos o el negro supermate en grandes superficies. “Todo eso queda monísimo… hasta que hay que limpiarlo o usarlo de verdad».