Lo que era un debate teórico es ya una realidad en Wall Street. Prácticamente desde que empezó la fiebre de la IA ha habido voces comparando las frenéticas alzas en bolsa con la experiencia de la crisis de las puntocom. Si bien la idea general es que los ingresos de esta nueva tecnología sí están llegando a las compañías y no es totalmente un proceso de especulación, cada vez más inversores creen que la euforia ha ido demasiado lejos y que, si bien no hay burbuja, la espuma lo domina todo, condenando a la renta variable a convulsiones y volatilidad.
Ya no es solo que cada vez haya más sesiones de fuertes caídas ante cualquier decepción… los bajistas están tomando posiciones y afilando sus cuchillos ante lo que interpretan como síntomas de una potente corrección. Desde S&P Global señalan que las empresas de semiconductores y equipos han alcanzado un interés de venta en corto de 0,285%, el más alto de este año. De igual forma, las empresas de software y servicios de Norteamérica experimentan un interés de venta en corto del 0,826%, mientras que las empresas de hardware y equipos tecnológicos de Norteamérica muestran un 0,534% de su capitalización bursátil en posiciones cortas.
Desde que Palantir presentó resultados el pasado 3 de noviembre, algo parece haber cambiado en el ánimo de los inversores en lo que respecta a la compañía: la firma ya pierde casi un 16% en ese periodo, un descenso que se ha trasladado a otras compañías que están capitalizando la fe en la IA, como Nvidia, cuyas acciones caen un 10,2% desde ese día, y han roto con la tendencia de subidas que acumulaba la compañía en los últimos meses. En general, el índice de Bloomberg de empresas relacionadas con la inteligencia artificial está sufriendo, con un descenso del entorno del 6,5% en los 10 días que han pasado desde que Palantir presentó sus cuentas.
Desde S&P Global dicen que todo este interés de los inversores en corto se ha dado, precisamente, tras los resultados de Palantir, que han generado una alarma general en el sector y una sensación de vértigo. En resumidas cuentas, el sector está demasiado sobrevalorado respecto a sus ingresos y activos. Si bien Palantir ha actuado como ejemplo perfecto con PER superior a las 240 veces, estas valoraciones «consideradas insostenibles», según S&P Global se extienden al resto del sector. La agencia cuenta que en el mercado tecnológico general el PER alcanza las 32 veces frente a su media de los últimos 10 años de 22 veces. En resumen «la desconexión entre las valoraciones actuales y los valores históricos ha creado un terreno fértil para que los inversores que venden en corto aumenten sus posiciones».
S&P Global comenta que estos temores de sobrevaloración se ven acrecentados por un contexto que empieza a ir en contra de la gran historia de éxito que estaba siendo el sector IA hasta ahora. «Diversos factores macroeconómicos contribuyeron al pesimismo. Las advertencias de los directores ejecutivos de Wall Street sobre una posible corrección del mercado cobraron fuerza a medida que los inversores se mostraban cada vez más preocupados por el cierre del gobierno y la debilidad de la confianza del consumidor, lo que llevó al índice de la Universidad de Michigan a alcanzar los 50,3 puntos, su nivel más bajo desde 2022».
Por su parte, la agencia explica que también han influido los comentarios del CEO de Nvidia, Jensen Huang, sugiriendo que China podría ‘ganar la carrera de la IA’, «amplificaron aún más las preocupaciones sobre la sostenibilidad del liderazgo tecnológico estadounidense, particularmente en el contexto de las restricciones a las exportaciones y las tensiones geopolíticas en curso». En resumen, «a medida que los vendedores en corto aumentan sus posiciones contra el sector, los participantes del mercado estarán atentos para ver si los fundamentos pueden justificar las altas valoraciones que las acciones tecnológicas han mantenido durante gran parte del año, o si la reciente liquidación marca el comienzo de una rotación más significativa en el liderazgo del mercado».
Las advertencias de burbuja se suceden
El incremento de los bajistas en el capital de las grandes firmas tecnológicas no ha sido la primera señal de alerta de burbuja en el mercado. Desde hace meses, hay gestores y expertos de la industria que advierten de las enormes expectativas que hay depositadas en este negocio, y señalan cómo los inversores se han podido pasar de optimistas, creando una burbuja similar a la que se formó a principios de siglo con la fiebre de las puntocom.
En 2025, uno de los primeros en advertir públicamente del exceso de complacencia que estaba percibiendo en los inversores fue el conocido inversor y filósofo libanés Nassim Taleb. Los descensos que sufrieron las acciones de Nvidia en enero llevaron al gurú de la inversión a lanzar una advertencia: «Esto es solo el principio», y señaló que, en su opinión, eran los primeros pasos de una corrección que continuaría. «Es el principio de un ajuste de la gente a la realidad», explicó. Esto, con el paso de los meses, no ocurrió, pero la advertencia de Taleb quedó registrada.
Otra señal de los temores por las subidas excesivas del mercado la ha dado esta semana Softbank. El grupo japonés había aumentado su participación en Nvidia hasta el entorno de los 3.000 millones de dólares en marzo. Ahora, la firma ha anunciado, esta semana, que se ha deshecho de toda su participación en la compañía, y que ha obtenido 5.800 millones de dólares con la venta. Eso sí, según la empresa, esta operación no tiene que ver con la perspectiva de burbuja en la IA, ya que se trata de un movimiento planeado por el fundador de la firma, Masayoshi Son, para llevar a cabo otras inversiones en el universo de la IA.
Sea como sea, las señales de mayor preocupación por las valoraciones que se han alcanzado en la IA son claras. La última encuesta mensual a gestores de fondos que elabora Bank of America lo ha dejado claro: en octubre reflejó cómo el principal miedo de los inversores es ahora que estalle una burbuja en la IA, un peligro que en septiembre era mucho menos grave, y se situaba en la lista de mayores riesgos en quinto lugar, por detrás de la inflación, la pérdida de independencia de la Fed, o la guerra comercial. En octubre, sin embargo, se disparó el número de gestores que consideran la burbuja en la IA su principal temor.
La última señal que ha mostrado la creciente percepción de muchos inversores de que la IA ha caído en una burbuja la ha lanzado Michael Burry. El célebre inversor, que se hizo famoso por haber sido capaz de prever la crisis inmobiliaria en Estados Unidos en 2008, lleva ya varios meses advirtiendo de las valoraciones que se están pagando en las compañías relacionadas con la IA, y ha sido ahora, en noviembre cuando ha hecho públicas sus últimas posiciones cortas en dos gigantes del sector: Palantir y la propia Nvidia. Y no es una apuesta cualquiera: el 80% de la cartera de Burry estaba invertido en opciones de venta (posiciones cortas) sobre estas dos firmas.
Desde Capital Economics explican que la reciente debilidad forma parte de una corrección masiva en muchos frentes y que, si bien no se trata de una burbuja, se trata de una carrera constante en la que perder e impulso equivale a virulentos descensos en la cotización. «Probablemente no sea coincidencia que la reciente venta masiva de acciones tecnológicas se produzca tras fuertes caídas en los precios de otros activos sobrevalorados, como el oro y las criptomonedas, en las últimas semanas. En general, nuestra impresión sigue siendo que la esencia de la tesis de la IA permanece intacta y probablemente sobreviviría a una continua separación entre lo valioso y lo superfluo en los sectores más volátiles del mercado de valores».
Coinciden los expertos de HSBC. «La gente está invirtiendo fuertemente en acciones de IA. Pero, ¿cuánto más pueden comprar? ¿Cuánto más pueden adquirir? Creo que lo que veremos será un respiro… y ese respiro podría venir acompañado de una rotación de carteras». Desde JP Morgan, por su parte, aunque creen que se está generando un temor de burbuja con paralelismos con las puntocom. «Nuestro mayor temor sería que se repitieran las experiencias de las empresas de telecomunicaciones y de despliegue de fibra óptica, donde la curva de ingresos no se materializó a un ritmo que justificara la inversión continua». En aquel momento se dio una enorme sobreinversión en redes de fibra óptica y todo tipo de infraestructura para internet a costa de deuda. Esta vez serían los centros de datos y los chips… y en aquel momento los ingresos llegaron, pero mucho más lento de lo esperado, desatando enormes caídas.
Esto es algo que ya se estaría presentando entre las empresas. Un informe de JP Morgan estima que la industria de IA deberá generar alrededor de 650.000 millones anuales para devolver un retorno del 10% sobre la infraestructura planeada. ¿Podrá hacerlo? Las dudas son cada vez mayores y las valoraciones son muy elevadas.
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