Madrid
Dos horas de sueño y reuniones a las tres de la madrugada. La nueva primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, se ha convertido en el foco de la polémica en su país tras desvelar su peculiar rutina de trabajo.
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Takaichi ha confesado, señalándose las ojeras frente a los diputados japoneses, que «sobrevive» durmiendo muy poco, unas dos horas al día. «Ahora duermo dos horas, cuatro como máximo. Probablemente sea algo malo para mi piel», confesaba.
El hábito, que se enorgullece de compartir con Margaret Thatcher, a la que considera su heroína, se une a otro: el de despertar a sus asesores para que acudiesen a su oficina a las tres de la madrugada. El motivo de la convocatoria: preparar una audiencia del comité de presupuesto que comenzaba seis horas después.
Sus palabras no solo han generado polémica en la sociedad, sino también entre sus adversarios políticos. El exministro de economía del Partido Liberal Democrático japonés, Ken Saito, ha asegurado que le «preocupa» el estado de salud de la mujer al frente del país. A él se unía también Katsuhito Nakajima, un diputado de la oposición, que le pidió que durmiera más.
Polémica en Japón por las condiciones de los trabajadores
La confesión de Takaichi llega en medio del drama que viven en Japón millones de trabajadores, con un Gobierno al que le resulta prácticamente imposible modificar su política laboral, marcada por las extensas jornadas.
Un escenario que, tras las declaraciones de la primera ministra, no se espera que cambie en un país en el que no paran de aumentar las muertes por exceso de trabajo. El año pasado, al menos 1.304 personas murieron debido trastornos derivados de sus jornadas laborales.
Aún así, y a pesar de que la administración de Takaichi ha defendido que está debatiendo incrementar el límite máximo de horas extras, la primera ministra ha asegurado que priorizará la salud de los trabajadores.