Kai Madison Trump, con solo 18 años, aterrizó en el golf profesional como una figura mediática más que deportiva.

Nieta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y con más de ocho millones de seguidores en redes sociales, su nombre generó titulares antes de golpear su primera bola en un torneo del LPGA Tour.

Lo que vino después fue un baño de realidad: última en la clasificación, lejos del nivel competitivo y visiblemente superada por el contexto.

Tiger Woods, durante el partido en el TGL

Su participación en The Annika driven by Gainbridge at Pelican, disputado entre el 13 y el 16 de noviembre de 2025, supuso el primer gran test profesional para una jugadora acostumbrada a los circuitos juveniles.

La diferencia fue abismal. Ni la cercanía de Tiger Woods, actual pareja de su madre, ni el respaldo simbólico de su abuelo evitaron un debut amargo.

Un apellido que pesa más que el hándicap

Kai Trump lleva el golf en las venas desde que tenía dos -o según otras versiones, cuatro- años.

Creció entre campos propiedad de su abuelo, que posee 17 clubes de golf en varios países.

Esa influencia marcó su trayectoria desde los primeros torneos infantiles hasta los más recientes circuitos juveniles como la American Junior Golf Association.

A lo largo de 2025, Kai logró algunos resultados destacados como un tercer puesto en un torneo del Hurricane Junior Tour y varios top 30 en eventos como el Dustin Johnson World Junior Championship o el Arnold Palmer Invitational Junior.

Kai Trump, en un montaje de Magas.

Su clasificación en el ranking amateur femenino de la AJGA, sin embargo, era modesta: puesto 461 al momento de recibir la invitación al LPGA.

Ese detalle fue el centro de la polémica. ¿Merecía su plaza en uno de los torneos más exigentes de la temporada? ¿Era su apellido y su influencia digital más importante que su rendimiento deportivo?

«Lo ames o lo odies, está consiguiendo que la gente hable del evento«, señaló Justin Sheehan, responsable del Pelican Golf Club.

En la misma línea, desde el LPGA Tour defendieron que Kai estaba atrayendo nuevos públicos al golf femenino.

La propia Annika Sorenstam, anfitriona del torneo, pidió indulgencia: «Todos sabemos lo que es recibir críticas. Démosle una oportunidad a esta chica«.

Kai Madison Trump, junto a su abuelo Donald Trump, en un campo de golf

Kai Madison Trump, junto a su abuelo Donald Trump, en un campo de golf

Debut para el olvido

Kai Trump salió al campo este jueves acompañada por dos jugadoras con experiencia: Hinako Shibuno, campeona del British Open 2019, y Olivia Cowan.

Desde el primer golpe, el día se torció: encadenó cuatro bogeys consecutivos, solo logró un par en los primeros nueve hoyos y cerró la vuelta con 83 golpes, trece por encima del par. Fue la peor tarjeta de toda la jornada.

Las estadísticas retratan bien su actuación: solo 7 greens en regulación, 36 putts y ni un solo birdie.

Su potencia desde el tee -con un promedio de 242 yardas- quedó eclipsada por la falta de precisión y experiencia. Terminó en el último lugar entre las 108 participantes.

«Estaba mucho más nerviosa de lo que imaginaba. Hice buenos golpes, pero no terminaron donde quería«, confesó con sinceridad tras concluir su ronda.

Kai Trump, la nieta mayor de Donald Trump, hace campaña por su abuelo en Milwaukee, Wisconsin.

Leve mejora… y eliminación

En la segunda jornada, Kai logró recomponerse parcialmente. Anotó su primer birdie profesional en el hoyo 3 y evitó errores tan graves como los del día anterior.

Aun así, su tarjeta final fue de 77 golpes (+7), y el total acumulado de 160 (+16) resultó insuficiente para superar el corte.

Pese al resultado, su familia la respaldó. Su madre, Vanessa Trump, y Tiger Woods estuvieron presentes en el campo, acompañando cada paso de la joven.

Kai, lejos de venirse abajo, se mostró optimista: «Sentí que podía competir en distancia con algunas de las mejores. Me da confianza para seguir creciendo«.

Donald Trump, junto a Kai Trump

Donald Trump, junto a Kai Trump

Un mentora inesperado

La relación entre Kai y Tiger Woods va más allá de lo deportivo. Desde que el quince veces campeón de majors hizo pública su relación con Vanessa Trump, se ha convertido en una figura cercana y una especie de mentor para Kai.

Ambos coincidieron en múltiples torneos juveniles, donde sus hijos -Kai y Charlie Woods- compiten regularmente.

«Me dijo que saliera, que me divirtiera y que me dejara llevar. Que pasara lo que pasara«, relató Kai sobre el consejo que recibió del astro del golf antes del torneo.

Para ella, Tiger es más que un modelo: «Es el mejor golfista del mundo. Y mejor persona«.

Incluso su abuelo, Donald Trump, intentó animarla antes del debut: «Me dijo que me divirtiera, que no me pusiera nerviosa. Aunque no pudo venir, porque está ocupado con asuntos del mundo«, bromeó la jugadora.

Tiger Woods, junto a su hija Sam.

Camino a la Universidad

Kai Trump tiene claro que su futuro a corto plazo no pasa por el profesionalismo inmediato.

En noviembre de 2025 se confirmó su incorporación al equipo femenino de golf de la Universidad de Miami, con vistas a la temporada 2026-27.

La decisión forma parte de una estrategia para seguir creciendo en un entorno competitivo y estable.

«Me encantan los entrenadores. Está cerca de casa. Es una gran escuela«, declaró la joven al anunciar su compromiso con los Miami Hurricanes.

Charlie y Tiger Woods, en el PNC Championship de golf en su edición de 2021

Su futura entrenadora, Janice Olivencia, valoró el carácter y la pasión de Kai: «Tiene energía, ganas de aprender y un fuerte espíritu competitivo«.

El paso por el golf universitario será clave para su evolución técnica, física y mental.

En ese entorno podrá competir regularmente contra otras jugadoras élite sin la presión mediática que la rodea en el mundo profesional.

El debut de Kai Trump fue una lección de humildad. Lejos del glamour de su apellido o del ruido en redes sociales, el LPGA Tour le mostró la crudeza de un deporte que no perdona errores.

Sin embargo, también fue una oportunidad para crecer, aprender y medir realmente su nivel.

Annika Sorenstam lo explicó con claridad: «Nadie esperaba que levantara el trofeo. Esto va de experiencias, aprendizajes y recuerdos. Tiene 18 años. Esta semana será una lección que no olvidará«.

Tiger Woods, en una imagen de archivo.

La historia de Kai Trump no ha terminado. Su apellido seguirá generando titulares, pero su camino en el golf dependerá de algo más que la fama heredada.

Con la orientación de Tiger Woods, el apoyo de su entorno y un plan de desarrollo realista, tiene margen para evolucionar. Eso sí, el talento deberá igualar -o superar- a la notoriedad.

Solo así podrá volver algún día al LPGA Tour no como un fenómeno mediático, sino como una golfista verdaderamente competitiva.