El programa espacial tripulado chino se enfrenta a su primera crisis importante desde que Yang Liwei voló al espacio a bordo de la Shenzhou 5 en 2003. Hoy 14 de noviembre de 2025 a las 08:40 UTC aterrizaba en el polígono de Dongfeng (41º 40′ 07″ norte, 100º, 03′ 07″ este) la nave Shenzhou 21 (神舟二十一号), pero dentro no iba la tripulación de esta nave, que despegó hace apenas dos semanas, sino los astronautas de la Shenzhou 20, Chen Dong, Chen Zhongrui y Wang Jie, que han pasado casi 204 días en órbita. Los tres hombres han tenido que usar esta nave después de descubrir grietas en una de las ventanillas de la cápsula de la Shenzhou 20, aparentemente causadas por el impacto de basura espacial. Como resultado, se decidió hacer regresar a los astronautas de la Shenzhou 20 en la Shenzhou 21, mientras la tripulación de la Shenzhou 21, Zhang Lu, Wu Fei y Zhang Hongzhang, siguen a bordo de la Estación Espacial China con la Shenzhou 20 acoplada. Más adelante —la fecha exacta no se ha hecho pública— se lanzará la Shenzhou 22 no tripulada para que sirva de vehículo de regreso de los astronautas de la Shenzhou 21. Una vez la Shenzhou 22 esté acoplada a la estación, la Shenzhou 20 regresará sin tripulación.

La cápsula de la Shenzhou 20 en tierra con la tripulación de la Shenzhou 21 (CMS).

Previamente, la Shenzhou 21 se separó del puerto frontal de la estación espacial a las 03:14 UTC, por lo que el regreso de la nave siguió un perfil rápido de apenas cinco horas. La cápsula llevaba 46,7 kg de carga, principalmente resultados de experimentos científicos. La Shenzhou 21 se convierte así en la nave tripulada que menos tiempo ha permanecido acoplada a la Estación Espacial China (ha estado un total de 13 días y 11 horas en el espacio). También es la primera nave china que despega con una tripulación y regresa con otra, una práctica habitual en las naves Soyuz rusas desde los tiempos de la estación Salyut 6 a finales de los años 70, pero que China no había querido implementar hasta el momento (y ahora lo ha hecho de forma involuntaria, claro está). Por su parte, la tripulación de la Shenzhou 20, la novena expedición de larga duración en la estación, ha batido el récord de permanencia china en el espacio, con 203 días y 23 horas, superando los 192,2 días de la misión Shenzhou 18.

La tripulación de la Shenzhou 20, sana y salva en tierra: Chen Dong, Chen Zhongrui y Wang Jie (CMS).
Separación de la Shenzhou 21 (CMS).
La estación con la Shenzhou 20 acoplada desde la Shenzhou 21 (CMS).
Separación de la estación de la Shenzhou 21 (Xinhua).

Asimismo, el comandante Chen Dong se convierte en el astronauta chino con más experiencia acumulada, un total de 418 días y 15 horas en órbita, convirtiéndose en el 40º ser humano que más tiempo ha pasado en el espacio de forma acumulada y en el primer astronauta chino en superar los 400 días en órbita. Chen Dong es el tercer astronauta chino con un tiempo de estancia en órbita acumulado de un año o más, junto con Cai Xuzhe (365 días) y Ye Guangfu (375 días). Chen Dong también se suma a Jing Haipeng como los únicos dos astronautas chinos que han volado en cuatro naves Shenzhou diferentes (Jing Haipeng en cuatro misiones y Chen Dong en tres). Los cuatro ratones que viajaban en la Shenzhou 21 y que debían haber regresado en la Shenzhou 20 tras unos cinco días en el espacio son, paradójicamente, los únicos «pasajeros» que no han cambiado de vehículo. Las tripulaciones de las Shenzhou 20 y 21 han estado casi 13 días juntas en la estación espacial, lo que supone otro récord, pues desde la Shenzhou 15 la duración de los relevos en la estación ha sido de unos cinco días.

Traspaso del mando de la estación de la tripulación de la Shenzhou 20 a la Shenzhou 21 (Xinhua).
La Shenzhou 21 llevó una freidora por aire caliente a la estación (CMS).
La Shenzhou 21 despegó el 31 de octubre, solo hace dos semanas (CMS).

En estos 204 días, la tripulación de la Shenzhou 20 ha realizado todo tipo de experimentos (coloides, síntesis de aleaciones de tungsteno a 3100 ºC o crecimiento de cristales de proteínas) y los astronautas han llevado a cabo cuatro paseos espaciales. Los dos primeros, de 7 horas y 59 minutos (22 de mayo) y 6 horas y 25 minutos (6 de junio), respectivamente, estuvieron a cargo de Chen Dong y Chen Zhongrui. El tercero, de 6 horas y 47 minutos (15 de agosto), estuvo a cargo de Chen Dong y Wang Jie, mientras que el último, de 5 horas y 50 minutos (19 de septiembre), estuvo protagonizado por Chen Zhongrui y Wang Jie. El comandante Chen Dong acumula seis paseos espaciales con una duración total de 37 horas y 4 minutos, todo un récord en el programa espacial chino.

El primer paseo de la Shenzhou 20 tuvo lugar desde el nodo del Tianhe (CMS).
Manipulando cargas desde la esclusa del módulo Mengtian (CMS).
Saliendo de la esclusa del módulo Wentian (CMS).

Paradójicamente, el objetivo principal de la mayoría de estas EVAs, al igual que varios realizados por la tripulación de la Shenzhou 19, fue colocar paneles de protección contra micrometeoros y basura espacial (MMOD), en este caso alrededor de la escotilla de la esclusa y los propulsores del módulo Wentian. El primer paseo espacial tuvo lugar desde el nodo del módulo Tianhe en vez de la esclusa del módulo Wentian (desde la misión Shenzhou 14 no se usaba este nodo como esclusa para paseos espaciales, más que nada porque al usarse se corta el acceso a la nave Shenzhou acoplada).

Colocando paneles de protección MMOD en uno de los propulsores del Wentian (CMS).
La cubierta que pone «Estación Espacial China» en la escotilla frontal del Tianhe también es un protector MMOD añadido (CMS).

La odisea de la tripulación de la Shenzhou 20 comenzó el 5 de noviembre, cuando la CMSEO/CMS —la agencia espacial tripulada china— publicó un críptico mensaje comunicando que se retrasaba el regreso de la Shenzhou 20, previsto para ese día, porque la nave había sido impactada por un fragmento de basura espacial o meteoroide. Los desperfectos se habían observado durante el acoplamiento de la Shenzhou 21. No se dio más información ni detalles sobre el incidente. Tres días más tarde, los rumores en las redes sociales chinas apuntaban a que se estaba estudiando lanzar la Shenzhou 22 sin tripulación como «nave de rescate». Por fin, el 11 de noviembre se publicó un comunicado oficial donde se decía que se estaban tomando todas las medidas para garantizar la seguridad de la tripulación de la Shenzhou 20. El comunicado tampoco aclaraba nada, pero se acompañaba de un vídeo en el que claramente se apreciaban ejercicios para transportar el cohete CZ-2F Y22 a la rampa (se supo que era el Y22 y no imágenes antiguas del Y21 porque el cohete salió del edificio de integración vertical de Jiuquan por la puerta de la izquierda). Y es que siempre que se lanza una Shenzhou, el cohete de la siguiente misión está ensamblado y listo por si ocurre una emergencia. En las imágenes no se mostró la parte superior del cohete porque la Shenzhou 22 no estaba integrada con el mismo (pero tampoco hacía falta ocultarlo, la verdad).

La Shenzhou 20 acoplada a la estación durante una EVA (CMS).
Transporte de prácticas en Jiuquan del cohete CZ-2F Y22 que lanzará la Shenzhou 22 sin tripulación (CCTV).

Por tanto, todo indicaba que se lanzaría la Shenzhou 22 para sustituir la Shenzhou 20. Sin embargo, no estaba claro cuál sería la secuencia de eventos. Lo lógico era suponer que se esperaría al lanzamiento de la Shenzhou 22 para que la tripulación de la Shenzhou 20 regresase en la Shenzhou 21, evitando así dejar a los astronautas de la SZ-21 sin una nave de rescate en caso de emergencia en la estación. La situación era similar a la que se vivió en la ISS con la Soyuz MS-22, cuando una fuga de refrigerante obligó a lanzar en 2023 la Soyuz MS-23 sin tripulación como nave de sustitución. Más recientemente, algo parecido ocurrió con la nave Starliner CFT, cuya tripulación tuvo que regresar en la Crew Dragon de la misión Crew-9, que despegó con solo dos astronautas en vez de cuatro para dejar sitio a los dos tripulantes de la nave de Boeing, una vez se decidió que no era seguro regresar en esta última cápsula por problemas con sus propulsores. Es decir, en principio se trata de una situación seria, pero no es para nada grave, siempre que no ocurra una emergencia que obligue a abandonar la Estación Espacial China.

La península ibérica desde la Estación Espacial China durante la misión Shenzhou 20 (CMS).
Otra vista de la Shenzhou 20 acoplada (CMS).

El 12 de noviembre la historia dio un nuevo giro cuando, de repente, se publicó un NOTAM —un aviso para aeronaves restringiendo el espacio aéreo de una zona determinada durante un tiempo limitado— anunciando el aterrizaje de una cápsula Shenzhou el 14 de noviembre entre las 08:20 y 08:50 UTC. No se dio más información, pero todo el mundo supuso que sería la Shenzhou 20. ¿Regresaría sin tripulación o con tripulación? Ni una palabra al respecto. El misterio se resolvió apenas unas diez horas antes del aterrizaje, cuando los medios oficiales chinos anunciaron que la nave que regresaría —oh, sorpresa— era la Shenzhou 21 y, a bordo, viajaría la tripulación de la Shenzhou 20.

Partes de la cápsula Shenzhou (Eureka).
Sección de una de las ventanas de la cápsula Shenzhou. Arriba el panel exterior resistente a la temperatura. Abajo, los dos paneles de vidrio internos que permiten la presurización (Weibo).

Coincidiendo con la confirmación de la separación de la Shenzhou 21, se anunció que el problema de la Shenzhou 20 radicaba en unas grietas que habían aparecido en una de las dos ventanillas de la cápsula, aunque no se han publicado imágenes de los desperfectos ni se han dado más detalles. Las ventanas de la cápsula Shenzhou constan de tres capas transparentes. El primer panel está diseñado para resistir las temperaturas de la reentrada, pero no garantiza una estanqueidad total durante esta fase crítica. Los otros dos son cristales que aseguran que el vehículo permanezca presurizado (se añaden dos cristales redundantes por motivos de seguridad). Las Soyuz antiguas (7K-T) tenían un diseño de ventanas similar, pero desde la Soyuz-T en adelante la parte externa de la ventana se expulsa durante el descenso en paracaídas para garantizar la visibilidad (la capa más externa se llena de restos del escudo térmico de ablación, dificultando la visibilidad del exterior).

Estudio de la probabilidad de impacto de basura espacial en la estación. Los laterales, como donde estaba situada la Shenzhou 20, son una de las zonas de mayor riesgo (Weibo).
Acoplamiento de la Shenzhou 21 en el puerto frontal del Tianhe. La Shenzhou 20 estaba acoplada al nadir (CCTV).
La tripulación de la Shenzhou 20 manipulando tanques de agua (CMS).

Teniendo esto en cuenta, es de suponer que las grietas se encuentren en la capa exterior de la ventana, ya que de estar en uno de los vidrios internos, el peligro de despresurización y, por tanto, la gravedad de la situación, sería mucho mayor. De ser así, el miedo es que durante la reentrada se rompa la parte exterior de la ventana, dejando el vidrio intermedio expuesto a las altas temperaturas que podrían provocar un fallo catastrófico del mismo y, quizá, del vidrio más interno. ¿Es este problema resultado de la basura espacial? Así lo considera la CMS, pero, incluso si se tratase de una «excusa», lo cierto es que la situación de la Shenzhou 20, acoplada al puerto nadir de la estación —y, en concreto, las ventanas de la nave— es una de las más críticas en cuanto a riesgo de impacto de basura espacial.

Nave Shenzhou 20 antes del lanzamiento (CMS).
Cápsula de la SZ-20 (CMS).

El hecho de que se trate de un problema muy serio, pero no gravísimo, explicaría la decisión de hacer regresar la Shenzhou 21 antes del acoplamiento de la Shenzhou 22, ya que, ahora, en caso de que hubiera que abandonar la estación urgentemente, la tripulación de la Shenzhou 21 se vería obligada a usar la Shenzhou 20. Si la nave fuese una trampa mortal, está claro que la CMS no se arriesgaría a la posibilidad de perder la tripulación, por remota que fuera, y lanzaría antes la Shenzhou 22 (no olvidemos que los astronautas llevan trajes de presión durante la reentrada que les permitirían sobrevivir a una despresurización). Otro factor limitante en esta situación era la cantidad de víveres que hay en la estación para permitir que las dos tripulaciones vivieran juntas al mismo tiempo. Desde el punto de vista del volumen y espacio útil, no hay problema, pues recordemos que, aunque los tres camarotes principales están en el módulo Tianhe, hay otros tres en el módulo Wentian para estos periodos de convivencia. Por otro lado, el carguero Tianzhou 9 se acopló al puerto trasero del módulo Tianhe el pasado julio, por lo que hay suministros de sobra y, en caso necesario, se podía adelantar el lanzamiento del Tianzhou 10 a enero.

Emblema de la misión Shenzhou 20 (CMS).
Emblema de la Shenzhou 21 (CMSA).

En este sentido, la redundancia de naves en la Estación Espacial China es obviamente más limitada que en la ISS. Invitar a otros vehículos extranjeros para apoyar las operaciones de la estación es políticamente casi imposible, pero, curiosamente, técnicamente no sería tan descabellado. Las Crew Dragon y Dragon v2 de carga, así como la Starliner, usan un sistema de acoplamiento andrógino muy parecido al sistema chino, ya que ambos derivan del sistema de acoplamiento soviético APAS-89/95 de la estación Mir. Las naves Soyuz y Progress rusas sí se pueden descartar porque, primero, la inclinación de la órbita de la estación china hace que sea inaccesible desde Baikonur y, segundo, porque usan un sistema de acoplamiento sonda/cono incompatible (solo la Soyuz TM-16 se lanzó con un sistema APAS para acoplarse al módulo Kvant de la Mir, aunque esta misión estaba planificada originalmente para acoplarse a una lanzadera del sistema Burán).

Sistema de acoplamiento de la Shenzhou comparado con el APAS-95 de la Mir y el shuttle.
Modelo de la Shenzhou 21 (CCTV).

Sea como sea, y aunque todo parece estar bajo control por el momento, estamos ante la primera crisis del programa tripulado chino desde la primera misión tripulada en 2003. Una de las características del programa espacial chino ha sido la ausencia casi total de problemas graves (conviene recordar que China es la única nación con un programa espacial tripulado propio que no ha perdido ningún astronauta). De hecho, la construcción y ensamblaje de la estación ha transcurrido de forma impecable. Tan impecable y exenta de contratiempos que esta fase ha llegado a ser «aburrida». Sin duda, dado el secretismo chino —que ha aumentado en los últimos años considerablemente—, es posible que hayan surgido problemas que no hayan llegado a los medios, pero si hubiera sido algo realmente grave, como esta misma situación demuestra, se hubiera filtrado con el tiempo. No obstante, como las experiencias de EE.UU. y la URSS/Rusia demuestran, es en estos trances cuando se comprueba la solidez de las organizaciones involucradas en el programa espacial y se lleva al límite la capacidad de los profesionales del sector.

La cápsula Shenzhou 21 libera las reservas de hidrazina durante el descenso (CCTV).
Aterrizaje (el humo es debido a la acción de 4 cohetes de combustible sólido) (CCTV).
El equipo de tierra se acerca a la cápsula (CCTV).
Preparados para extraer a la tripulación (CMS).
El comandante Chen Dong con la Shenzhou 21 detrás (CMS).