Roberto G. Lastra

Domingo, 16 de noviembre 2025, 08:14

Un mes de bigotes para vibilizar un problema de salud pública y derribar viejos miedos, tabúes y vergüenzas masculinas. Hace 22 años nació en Australia Movember, un movimiento bautizado así por la combinación de ‘moustache (bigote) y ‘November’ (noviembre), que cada año, en su undécimo mes, hace un llamamiento a la prevención precoz y la detección temprana de algunas enfermedades del mal llamado sexo fuerte, en especial el cáncer de próstata y el testicular, con el reto de reducir las muertes evitables.

La batalla es dura, pero, parece, que empiezan a caer barreras milenarias a tenor de los datos al alza en todo el planeta, en parte por el envejecimiento de la población, pero también por una mayor conciencia preventiva. Las cifras son descomunales y acreditan el tamaño de un problema que cabalga a lomos de un enemigo invisible y silente, ya que el cáncer de próstata apenas ofrece pistas y sus primeros síntomas solo aparecen cuando ya puede ser demasiado tarde.

En España, donde en 2020 fallecieron casi 6.000 personas por esta patología oncológica, las estimaciones hablan de unos 32.000 nuevos diagnósticos este año. En todo el mundo serán 1,4 millones.

Las estadísticas también van en escalada en La Rioja, con unos 200 casos nuevos. «El año pasado se diagnosticaron en la comunidad 180 casos de cáncer de próstata, que fue el segundo en incidencia tras el colorrectal en hombres, cuando en España es el primero, el tumor más frecuente en varones. Aquí viene a ser el 21% más o menos de los casos que se diagnostican de cáncer masculino», detalla Silvia Álvarez, jefa de Urología del Seris, quien ni mucho menos hace una lectura negativa: «Que haya una incidencia alta es una cosa buena, aunque evidentemente con una sobrecarga para el sistema, pero es realmente debido a que se está fomentando mucho el cribado. La detección analítica del PSA ha ayudado mucho en el diagnóstico del cáncer y, además, ha contribuido a que haya una migración de los estadios del cáncer de próstata y que, afortunadamente, se diagnostiquen cada vez antes y en estadios más localizados, lo que es clave en la evolución de la enfermedad y en la mayor supervivencia».

Junto a la implementación de la medición del PSA ( antígeno prostático específico) como una prueba de cribado, el envejecimiento de la población tira hacia arriba también de las tasas. «Todos sabemos que el cáncer de próstata está directamente relacionado con la edad y que cuanto mayor es la edad de las personas, más probabilidades hay de que aparezca el cáncer y, de hecho, cuatro de cada cinco tumores de próstata los diagnosticamos en mayores de 65 años», aclara la especialista quien no obstante advierte de que aunque «el perfil mayoritario de los pacientes es gente mayor, personas que están en la sexta y la séptima década, es verdad que estamos detectando, y esto es una realidad que vemos en las consultas, que por ese cribado y esas pruebas de PSA cada vez vemos tumores en gente más joven, también por el hecho de la asociación genética y las revisiones a quienes han tenido antecedentes familiares».

Tras incidir en que en el cáncer de próstata «los factores de riesgo reconocidos son el principal la edad; el segundo la raza, ya que está demostrado que en los afrodescendientes se duplica ese riesgo; y por último la genética», la doctora Álvarez no olvida alertar de que «tampoco se pueden olvidar esos hábitos y ese estilo de vida que llevamos en occidente, ya que sabemos que la obesidad, el sedentarismo, cierta alimentación, el alcohol o el tabaco influyen. Todo eso favorece la inflamación de los tejidos y sabemos que esa inflamación crónica conlleva un mayor riesgo de padecer neoplasias».

Un tumor silente, sin pistas

En esa línea, la uróloga recomienda atender los factores protectores también para prevenir el de próstata, lo mismo que otros muchos tipos de cáncer, ya que «el ejercicio físico y la alimentación saludable pueden tener un impacto muy positivo en el propio tumor y también en la mejora de la calidad de vida de paciente».

Con la prevención y la concienciación como herramientas imprescindibles y al alza, la detección temprana de nuevos casos empieza a ser mayoritaria en la comunidad.

Y eso pese a que en el cáncer de próstata, de momento, se ha descartado el cribado universal, sí implantado en otras patologías oncológicas –mama, colon y cérvix–. «Ha habido intentonas a lo largo de los años, con estudios muy potentes a nivel europeo y americano sobre el cribado poblacional a toda la población de riesgo, que podrían ser varones a partir de los 50 años, pero hubo un poco de contradicción, porque sí parece que mejoraba la detección, pero a costa de hacer sobrediagnósticos y sobretratamientos, lo que evidentemente tenía un impacto directo en la calidad de vida de los pacientes», explica la jefa de Urología a la hora de echar luz sobre la opción elegida del «cribado más individualizado, más personalizado».

Es el tumor más frecuente en varones y constituye la tercera causa de mortalidad por cáncer en hombres, solo por detrás del cáncer de pulmón y el

colorrectal.

Imperiosidad de orinar, pérdida involuntaria de la orina, aumento de la frecuencia de orinar por el día y por la noche (nicturia).

Dolor y escozor durante la micción. Retardo en el inicio de la micción y disminución dela fuerza del chorro. Retención urinaria.

Sensación de vaciamiento

incompleto de la vejiga

La prueba PSA

mide los niveles en sangre de

una proteína (antígeno prostático específico) producida por la

próstata

Como ocurre en la mayoría de los tumores, es multidisciplinar y personalizado. Dependerá de la estadificación del cáncer y de la evaluación del riesgo. La cirugía y la radioterapia son los principales tratamientos.

La probabilidad de padecerlo aumenta rápidamente después de los 50 años.

Alrededor de un 10% de los casos de cáncer de próstata pueden ser hereditarios.

A diferencia de otros tumores, no hay una relación tan clara con la dieta, el tabaco o la obesidad.

Es el tumor más frecuente en varones y constituye la tercera causa de mortalidad por cáncer en hombres, solo

por detrás del cáncer de

pulmón y el

colorrectal.

Imperiosidad de orinar, pérdida involuntaria de la orina, aumento de la frecuencia de orinar por el día y por la noche (nicturia).

Dolor y escozor durante la micción. Retardo en el inicio de la micción y disminución de

la fuerza del chorro. Retención urinaria.

Sensación de vaciamiento

incompleto de la vejiga

Como ocurre en la mayoría de los tumores, es multidisciplinar y personalizado. Dependerá de la estadificación del cáncer y de la evaluación del riesgo. La cirugía y la radioterapia son los principales tratamientos.

La prueba PSA

mide los niveles en sangre de una

proteína (antígeno prostático específico) producida por

la próstata

La probabilidad de padecerlo aumenta rápidamente después de los 50 años.

Alrededor de un 10% de los casos de cáncer de próstata pueden ser hereditarios.

A diferencia de otros tumores, no hay una relación tan clara con la dieta, el tabaco o la obesidad.

Fuente: Asociación Española contra el Cáncer

Es el tumor más frecuente en varones y constituye la tercera causa de mortalidad por cáncer en hombres, solo

por detrás del cáncer de

pulmón y el

colorrectal.

Como ocurre en la mayoría de los tumores, es multidisciplinar y personalizado. Dependerá de la estadificación del cáncer y de la evaluación del riesgo. La cirugía y la radioterapia son los principales tratamientos.

La prueba PSA

mide los niveles

en sangre de una

proteína (antígeno prostático específico) producida por

la próstata

La probabilidad de padecerlo aumenta rápidamente después de los 50 años.

Imperiosidad de orinar, pérdida involuntaria de la orina, aumento de la frecuencia de orinar por el día y por la noche (nicturia).

Dolor y escozor durante la micción. Retardo en el inicio de la micción y disminución de

la fuerza del chorro. Retención urinaria.

Alrededor de un 10% de los casos de

cáncer de próstata pueden ser hereditarios.

A diferencia de otros tumores, no hay una relación tan clara con la dieta, el tabaco o la obesidad.

Sensación de vaciamiento

incompleto de la vejiga

Fuente: Asociación Española contra el Cáncer

«Nuestra recomendación es hablar de cribado de forma general en hombres de un riesgo medio, que son los mayores de 50 años; y a partir de los 40 o 45 años en aquellos que tienen un riesgo más alto, que son fundamentalmente aquellos que tienen antecedentes familiares y, desde luego, en aquellos que tienen una mutación ya conocida al haberse hecho el estudio a raíz del diagnóstico de cáncer en familiares», concreta la especialista, quien responde rotunda a la pregunta rotunda de si el gran enemigo es el diagnóstico tardío. «Evidentemente, claro, y más en un tumor como este que no da síntomas. El cáncer de próstata es silente, no hay síntomas específicos especialmente en las fases iniciales. Por eso hay que insistir en que es muy importante esa concienciación y consultar y hacer ese cribado personalizado».

180
diagnósticos

diagnósticos de cáncer de próstata se registraron el pasado año en La Rioja, el segundo de mayor incidencia en varones tras el colorrectal (201).

32.000
tumores

nuevos de próstata se diagnosticarán en este 2025 en España, según las estimaciones oficiales que se manejan.

2,9
millones

de pacientes nuevos de cáncer de próstata se auguran en el planeta para el año 2040, frente a los 1,4 de 2020.

75%
es la tasa

de supervivencia en los estadios avanzados de esta enfermedad oncológica.

Sin posibilidad alguna de autoexploración, como por ejemplo en la mama, la doctora Álvarez incide en que «en la próstata no hay ningún tipo de signo de alarma hasta que la enfermedad está mucho más avanzada, cuando puede que aparezca sangre en el semen, cierto dolor en huesos, lo que puede indicar que la enfermedad puede haberse extendido; problemas de incontinencia urinaria, disfunción eréctil… Síntomas que también son propios de la otra gran patología de varones por encima de los 50 años, que es la hiperplasia de próstata».

Supervivencia triplicada

Las bondades de la detección precoz son más que evidentes en todas las variables. En primer lugar en el aumento de la tasa de supervivencia. «Es altísima, mayor del 75%, si diagnosticamos el tumor en un estadio localizado, que se haya quedado en la propia glándula sin diseminación ni a ganglios ni a otros órganos o evidentemente al hueso», concreta la responsable de Urología del Seris, quien incluye en la mejora hasta los peores escenarios. «Incluso en la enfermedad metastásica, que afortunadamente hoy en día es un pequeño porcentaje, un 10% al diagnóstico, también es verdad que en los últimos 10-15 años ha habido una evolución impresionante en los tratamientos que ha cambiado muchísimo los pronósticos. De hecho, gracias a las nuevas terapias la superviviencia se ha llegado a triplicar en apenas una década».

«Que haya una incidencia alta es bueno, ya que se debe al fomento del cribado y a la detección analítica del PSA»

Silvia Álvarez

Jefa de Urología del Servicio Riojano de Salud (Seris)

«El cáncer de próstata es silente, no hay síntomas especialmente en las fases iniciales. Por eso hay que insistir en la prevención»

«Es un cáncer que tiene unas expectativas de curación muy altas y con menos secuelas gracias a la cirugía robótica»

No es lo único que ha cambiado en los últimos años, también los tratamientos son menos invasivos y, a la par, más eficientes: la quimio en el cáncer de próstata en estadios más avanzados de la enfermedad; y la cirugía y la radioterapia cuando está localizada, «afortunadamente, la mayor parte de los pacientes que diagnosticamos», incide la experta, quien añade que «estamos hablando de un cáncer que tiene unas expectativas de curación muy altas» gracias también a las innovaciones quirúrgicas.

Menos secuelas

«Es cierto que con la cirugía tradicional el precio que se pagaba era muy alto debido tanto a la calidad de vida por las secuelas, sobre todo la incontinencia o la disfunción eréctil, que podía tener una cirugía de próstata que era invasiva», asegura la responsable de un servicio que estrenó en el Hospital San Pedro el Da Vinci, el ingenio robótico ya de uso habitual en los quirófanos de Urología. «La cirugía mínimamente invasiva ha ayudado a que los resultados, sobre todo a nivel funcional, sean muchísimo mejores. La incontinencia urinaria antes podía llegar hasta el 40% de los pacientes tras una cirugía abierta y con la robótica pues estará entre el 4 y el 31%», detalla la médico.

«El robot te permite hacer cirugías muy precisas, tienes un acceso estupendo a una anatomía tan difícil como pueda ser la pelvis y ves mucho mejor todo, lo que te permite hacer una preservación de todas esas estructuras que tienen un impacto funcional en el paciente, como el esfínter o los nervios que favorecen la erección», aclara la doctora Álvarez, quien, no obstante, admite que la disfunción eréctil, muy habitual tras las cirugías abiertas, «es verdad que está todavía registrada entre un 25 y un 50% de los pacientes, un margen amplio porque, aunque con la cirugía robótica la preservación del nervio es muchísimo mejor, con mayor precisión, delicadeza y viéndolo infinitamente mejor, en muchas ocasiones el tumor no te permite hacerlo», concluye la especialista, no sin antes incidir en la trascendencia de la prevención secundaria, las revisiones del urólogo, las pruebas de detección y los controles: «En próstata, como en el cáncer de testículos, es cierto que hay todavía cierto pudor a la hora de consultar, sobre todo en gente más mayor. Por eso es superimportante darle visibilidad a la enfermedad, fomentar un diálogo abierto e impulsar la concienciación».

David Gonzalo, psicólogo sanitario, en la consulta de la unidad oncológicoa de la AECC en el Cibir.

David Gonzalo, psicólogo sanitario, en la consulta de la unidad oncológicoa de la AECC en el Cibir.

Irene Jadraque/Sadé-Visual

«El hombre debe romper barreras y decir: ‘No soy débil por estar aquí o por llorar’», señala el psicólogo David Gonzalo de la AECC

Prevención, detección precoz, acudir a las revisiones, hábitos saludables, tratamiento profesional y apoyo, son los ejes claves frente al cáncer. Lo dice David Gonzalo, psicólogo sanitario de la Asociación Española contra el Cáncer desde la consulta de la unidad de Oncología de la AECC en el Cibir.

«Hay mucho pudor todavía, mucha vergüenza entre los hombres a la hora de revisarse», admite el especialista, quien asegura que «todavía queda esa barrera, además justo en el cáncer de próstata, que realmente tiene mejor pronóstico que otras patologías». Frente a ese tabú, el psicólogo resalta que «el hombre debe romper esa barrera y decir ‘Bueno, pues oye, que no soy débil por estar aquí, no soy débil por llorar’. El sentir las emociones no nos hace débiles, sino que nos permite afrontar y dominar mejor la situación». Tras insistir en que «para poder prevenir el cáncer el arma mejor es cumplir los protocolos, lo que nos dicen los médicos y especialistas y hacer las revisiones», David Gonzalo añade que «luego, cuando toque, hay dejarse ayudar, que a veces es tan difícil, en especial en nuestra área, porque a menudo existe rechazo a la psicología, cuando igual te puede ayudar a que tú enfrentes el cáncer de otra forma. Habrá gente que no podrá salir adelante, pero seguramente lo lleve con más calidad de vida».

En este sentido, el profesional recuerda que «la misión principal de la AECC es apoyar durante todo el proceso al paciente oncológico y a sus familiares, garantizar una atención multidisciplinar, ya que ofrecemos servicios especializados en cáncer de Psicología, Fisioterapia, Nutrición, Trabajo Social y en el área jurídica; y, además, realizamos prevención del cáncer en la rama de la investigación y con campañas contra el tabaco y concienciación juvenil». Servicios totalmente gratuitos ( se pueden solicitar a través de los teléfonos 900 100 036 y 941 24 44 12).

En cuanto a su área específica, señala que el servicio psicológico, integrado por seis profesionales que trabajan en la consulta del Cibir, en la planta de Oncología del San Pedro, en la sede logroñesa de la entidad y con visitas a varias cabeceras, realiza terapias individuales y grupales. «El acompañamiento psicológico es fundamental, ya que el cáncer afecta a todos los niveles: físico, anímico y social», remacha.

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