Netflix ha estrenado El cuco de cristal, su nueva miniserie basada en la novela superventas de Javier Castillo. Una adaptación poco reconocible respecto al material original, como analizamos en nuestra crítica, que responde a un proceso de cambio de formato que el autor ya experimentó en La chica de nieve, y que él mismo defiende.
CRÍTICA | ‘El cuco de cristal’ de Netflix, una adaptación poco reconocible que despista con sus decisiones de guion

“No se trata de hacer un recopilatorio de los mejores momentos de la novela y dramatizarlos, sino crear una historia audiovisual única que te transmita lo mismo, que juegue a ese misterio”, expresa el escritor malagueño a verTele en un encuentro con la prensa organizado por la plataforma. Palabras aplicables a toda adaptación y que justifican por qué muchas series basadas en libros no cumplen los deseos de los lectores.
Javier Castillo asume que sus historias cambian cuando saltan al audiovisual, pero según sus palabras, no afecta a que terminen transmitiendo lo mismo que aquellas que salieron de su mente. “Es un viaje que abruma mucho, que da mucho vértigo, pero al mismo tiempo sabes que tu estilo, esencia y alma seguirá ahí dentro de la adaptación”, explica en el mismo evento.
Preguntado sobre si participó en el proceso y puso algún requisito para adaptar esta novela, la tercera que se convierte en serie de Netflix tras La chica de nieve y El juego del alma, el escritor cuenta a este portal cómo la trama pasó de las páginas del libro a las del guion audiovisual: “No puse requisitos inamovibles, el proceso de adaptación es un proceso de colaboración, de hablar. Nos reunimos el equipo y elaboramos la biblia que propusieron los guionistas con los que ya trabajé en La chica de nieve, y seguimos la misma dinámica”.
“Hablamos de lo que funcionaba y lo que no, o si queríamos reforzar algún tema de fondo. Es trabajo de equipo, no consiste en imponer unas condiciones sino en estar abierto de mente para intentar contar la misma historial y aceptar si surge alguna idea”, agrega, señalando el primer cambio inevitable que condiciona todos los demás: la localización.
Netflix lanza el primer tráiler de ‘El cuco de cristal’, su nueva serie con Álex García basada en la novela de Javier Castillo
Los cambios de ‘El cuco de cristal’ en su versión serie
Tanto la novela como la serie siguen a una médico residente que sufre un infarto fulminante y es sometida a un trasplante de corazón que le da una segunda importunidad. La intervención despierta en ella la inquietud de saber quién fue su donante y conocer su historia, lo que le lleva a indagar en sus orígenes y descubrir un pasado para el que nadie puede estar preparado. El punto de partida es común entre ambos productos, si bien presentan una serie de cambios que analizamos a continuación:
· El lugar: de Misuri a Hervás, en Cáceres
“Hay algo que siempre ocurre, que es el cambio de lugar que ya condiciona mucho el tono, cómo se comportan los personajes y cómo es la investigación. Con ese tono ya intentamos ver cómo podemos contar la misma emoción que transmitía el libro”, cuenta Javier Castillo. Efectivamente, y como ocurría ya con La chica de nieve, sus novelas están ambientadas en Estados Unidos y sus lugares, personajes y costumbres beben de la cultura norteamericana.
El libro nos sitúa de inicio en Nueva York, para ubicar principalmente su trama en Steelville, un pequeño pueblo de interior en Misuri. En la serie de Netflix esa localidad es Hervás, municipio de Cáceres, por lo que la ambientación es diferente, aunque intente asemejarse. Para su directora Laura Alvea, esta elección era la más importante de toda la adaptación: “Cuando leí la novela pensando en cómo adaptarla visualmente, creí que el lugar me iba a ayudar mucho”, expresa en el evento.

· Los personajes y la “responsabilidad y presión” de los actores
Del mismo modo, sus protagonistas pasan de ser la médico Cora Merlo y el sheriff Edwin Finley a Clara Merlo y el guardia civil Miguel Ferrer, interpretados por Catalina Sopelana y Álex García. Los hermanos Charles y Jack son en la ficción Carlos (Roque Ruiz) y Juan (Alfons Nieto), al igual que su madre deja de ser la Margaret de la literatura y es Marta Ruiz, a la que da vida Itziar Ituño. Randall Boyce, otro de los nombres protagonistas del libro, en su versión audiovisual está interpretado por Iván Massagué y se llama Rafael.
Sobre la responsabilidad de interpretar a un personaje que han imaginado millones de personas [El cuco de cristal ha vendido más de 2,5 millones de copias] también hablan dos de sus actores: “Había una sensación de responsabilidad y presión de la buena que se vio muy contrarrestada por el equipo y por saber que ya se había adaptado La chica de nieve”, comenta Sopelana, la protagonista. Alfons Nieto, por su parte, afirma que “el hecho de que tanta gente se haya imaginado a ese personaje hace que quieras estar a la altura del imaginario del lector”.

· Cambios en la trama y un acontecimiento ‘extra’ de la serie
Partiendo de esta base, el cambio de lugar y los protagonistas, pivota todo lo que ocurre en la historia: desde las grandes decisiones de guion a cuestiones a priori menos relevantes, pero que conforman la personalidad de los personajes. En la novela, la madre de Cora tiene un papel importante, mientras que en la serie no aparece y es sustituida de algún modo por una amiga. En el libro, Charles tenía otra hermana además de Jack que murió al poco de nacer, y en la ficción de Netflix no existe mención al respecto. En el audiovisual, la madre de los chicos regenta un bar, pero en la literatura es una suerte de vidente que lee las manos.
En cuanto a la trama, también cambian algunas situaciones que en la novela se desarrollan de una manera y que en la serie van por otro lado. Un ejemplo es cómo llega Cora / Clara al pueblo de Charles / Carlos, pues en el libro es la madre del donante la que llama a la chica, y en la pantalla es la joven la que busca a la familia de quien le ha salvado la vida. Además, en las páginas ella se muestra preocupada por portar el corazón de un chico que estaba enfermo, mientras en la ficción no ocurre.
Algo llamativo es que en El cuco de cristal de Netflix se produce un acontecimiento que no aparecía en su versión original literaria y que se introdujo para construir mejor el universo visual: “La novela trata mucho de ese animal salvaje que tenemos dentro, y para reforzar esa idea hicimos la fiesta en el pueblo con las máscaras. Creamos todo un imaginario, la música que suena está creada específicamente para la fiesta”, cuenta el autor.

Más allá de esto, y sin entrar en spoilers relevantes, en ambos relatos se produce un incendio que detona la investigación principal. Y aunque el fuego es un elemento común, los caminos por los que discurre todo después son bien diferentes. También el desenlace se desarrolla de manera distinta, teniendo de este modo la oportunidad de interesar también a los lectores que vean la serie.
Esto es algo que valora positivamente Javier Castillo, que considera los cambios obligatorios porque “el lenguaje es otro y se necesita por ritmo y por estilo”. Sin embargo, pide a sus lectores que estén abiertos de mente cuando vean El cuco de cristal: “No pienso si hay cambios que van a molestar, intentamos crear dos productos distintos basados en una misma idea de fondo. Quiero que la gente se sumerja en la belleza de la historia y no pueda parar de verla. No quiero que los fans del libro luchen con la adaptación. Son dos proyectos distintos con sutiles cambios (…) Se hace con el mayor cariño para que quien ama el libro se sorprenda también”, zanja.
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