Cuando ves un Bond Bug por primera vez es fácil pensar que era un raro engendro pensado para una película de ciencia ficción: carrocería naranja, dos plazas, tres ruedas y una silueta en cuña que parece sacada de un concept car de los 60. Pero en realidad, fue un triciclo muy real que se vendió en Reino Unido entre 1970 y 1974.
Lo que casi nadie imaginaba entonces es que uno de ellos terminaría disfrazado de landspeeder en ‘Star Wars: Una nueva esperanza (1977)’. El pequeño “coche” con el que Luke Skywalker parecía levitar sobre las arenas de Tatooine, en realidad, tenía ruedas, motor y chasis de un pequeño Bond Bug británico.
Cómo empezó todo: un diseño demasiado radical para Reliant
La historia del Bond Bug arranca a mediados de los años 60, cuando Reliant encargó a Tom Karen (diseñador industrial en la consultora Ogle Design entonces) un pequeño vehículo de tres ruedas que rompiera con la imagen tradicional de la marca, conocida por sus micro coches baratos y prácticos.
Aquel prototipo debía llamarse Reliant Rogue y buscaba ofrecer algo más moderno y “deportivo”, aunque con un presupuesto mínimo. Su silueta en forma de cuña bebía del lenguaje futurista de los concept cars más avanzados de finales de los 60, como el Alfa Romeo Carabo (1968) o los experimentos de Bertone, que anticiparon la estética wedge que más tarde harían famosa modelos como el Lamborghini Countach.
Además, el prototipo se abría “como una nave”: el acceso al interior se hacía levantando toda la parte superior de la carrocería hacia delante y hacia arriba, un sistema que reforzaba ese aire de juguete futurista sobre ruedas. Pero en Reliant temieron que un diseño tan agresivo dañara su reputación.

Bug 700ES
Bond Cars: la “marca laboratorio” que permitió lanzar el Bug

Bug 700ES
La solución llegó en 1969. Ese año, Reliant compró Bond Cars, un pequeño fabricante británico que les ofrecía justo lo que necesitaban: una segunda marca con la que podrían experimentar sin miedo. El proyecto Rogue se refinó, se cambió de identidad y finalmente se lanzó como Bond Bug en 1970.
El resultado fue un “micro-deportivo” de tres ruedas pensado para un público joven: llamativo, ligero, relativamente asequible y con una personalidad muy marcada. Y al tener tres ruedas, se matriculaba como motocicleta en Reino Unido, lo que reducía impuestos y costes de mantenimiento. En España, hoy se clasificaría como un triciclo motorizado L5e, se matricularía como moto y podría conducirse con un permiso B.
Especificaciones: técnica mínima, personalidad máxima

Bug 700ES
Técnicamente, el Bond Bug era tan sencillo como su propia filosofía. Usaba un chasis de acero en largueros con carrocería de fibra de vidrio, una rueda delantera y dos traseras, y un motor de cuatro cilindros delantero que enviaba la potencia al eje posterior mediante un cambio manual de cuatro marchas.
Los primeros modelos llevaban un motor de 700 cm³ y 29 CV, suficientes para mover sus escasos 394 kg hasta unos 122 km/h. Más adelante llegó el Bond Bug 700ES, con culata revisada, algo más de compresión y 31 CV, además de un interior mejorado. A mitad de producción incluso se incorporó un motor de 750 cm³, que subía el par.
La vida comercial del Bug fue breve: entre 1970 y 1974 se fabricaron 2.270 unidades, todas en ese color naranja tan característico. Reliant llegó incluso a probar una versión de cuatro ruedas con motor desarrollado por BRM, unos 70 CV y aspiraciones deportivas reales para competir con los Lotus más accesibles, pero aquel proyecto se quedó en prototipo. Y mientras esa idea se desinflaba, otra estaba a punto de despegar en la gran pantalla.

El salto a ‘Star Wars’: espejos, vaselina y pura magia en escena
Tom Karen seguía vinculado a Ogle Design cuando John Stears, responsable de los efectos especiales de ‘Star Wars’, le llamó para construir el landspeeder de Luke Skywalker. Para ello, usaron un chasis desnudo de Bond Bug como base para el vehículo de atrezo del SoroSuub X-34.
Pero ¿cómo ocultar las ruedas en pleno rodaje, cuando el CGI aún no existía? Con mucha creatividad: el equipo instaló espejos inclinados en los laterales para reflejar el suelo y ocultar las ruedas y en la parte inferior de la lente aplicaron vaselina, generando una zona borrosa que simulaba la sombra flotante del landspeeder.
George Lucas llegó a llamar a ese efecto “The Force Spot”. Para las escenas en movimiento se añadió incluso una escoba bajo el vehículo de atrezo para imitar el polvo levantado. Todo se rodó con efectos prácticos, y décadas después las ediciones especiales solo reforzaron ligeramente aquella ilusión.
En el universo ‘Star Wars’, el landspeeder de Luke es un simple vehículo civil antigravedad. En el mundo real, el peculiar landspeeder puede verse en el Petersen Automotive Museum de Los Ángeles, mientras las unidades supervivientes del Bond Bug (menos de 100) se han convertido en objetos de culto. Así, el humilde Bug que nació como una rareza británica, acabó sin pretenderlo formando parte de una galaxia muy, muy lejana y convirtiéndose en una pieza icónica del cine.
Imágenes | Star Wars, Volo Museum
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