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Los médicos y el movimiento internacional ‘Movember’ insisten a los hombres mayores de 45 años que la prevención es el mejor antídoto contra el cáncer de próstata
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Noviembre llega cada año acompañado de un símbolo inconfundible: el bigote. Detrás de ese gesto solidario se encuentra Movember, un movimiento internacional que promueve la salud masculina y que invita a romper silencios en torno a temas que durante décadas fueron tabú: el cáncer de próstata, la salud mental y la prevención. Desde el 2003, instituciones sanitarias y centros médicos y hospitalarios dedican este momento del año para concienciar a la población masculina acerca del cuidado de su salud.
En este contexto, los especialistas recuerdan que a partir de los 45 años, las revisiones prostáticas deben convertirse en un hábito de vida tan natural como una analítica anual o una revisión dental.
El paso del tiempo y la voz del cuerpo
La próstata es una glándula pequeña pero fundamental que con el paso de los años experimenta cambios relacionados con el envejecimiento y las variaciones hormonales. “A partir de los 40 o 45 años, las alteraciones hormonales favorecen el crecimiento de la zona transicional de la próstata. En algunos hombres este aumento es mayor y provoca síntomas más evidentes”, aclara el doctor Josep Campá, urólogo del Hospital Quirónsalud Vitoria.
Entre las patologías más comunes se encuentran las infecciones prostáticas, que suelen afectar a varones más jóvenes, y la hiperplasia benigna de próstata (HBP), un crecimiento no maligno que puede dificultar la micción. Pero el mayor desafío continúa siendo el cáncer de próstata, el tumor más frecuente en hombres, donde la detección precoz resulta determinante para el éxito del tratamiento.
La prevención no es solo una palabra médica, es un acto de autocuidado. Según el doctor Campá, los primeros signos de alarma pueden pasar desapercibidos si no se presta atención. “Una disminución del caudal, la interrupción del flujo o el esfuerzo para comenzar a orinar son síntomas que conviene consultar cuanto antes”, explica. También la necesidad de levantarse varias veces por la noche para ir al baño puede ser un aviso de que la próstata reclama atención.
La revisión, un gesto sencillo con gran impacto
Las revisiones prostáticas no son procedimientos invasivos ni dolorosos. Suelen incluir una entrevista médica, cuestionarios sobre calidad de vida, exploración física y pruebas indoloras como ecografías o flujometrías. “En casos concretos se pueden realizar estudios más específicos, pero la mayoría de las revisiones no generan molestias”, señala el especialista.
Aun así, muchos hombres siguen retrasando su visita al urólogo. El miedo o la vergüenza continúan siendo barreras frecuentes, aunque infundadas. “Las revisiones son sencillas y pueden evitar complicaciones. Un diagnóstico precoz del cáncer de próstata supone una ventaja terapéutica enorme”, insiste Campá.
Romper el tabú: revisarse también es cuidarse
En este Movember, el mensaje es claro: hablar salva vidas. Revisarse no sólo es una cuestión médica, sino también cultural. Implica reconocer la importancia del autocuidado, desmontar prejuicios y entender que la salud masculina merece la misma atención que cualquier otra.
Por eso, el Hospital Quirónsalud Vitoria se suma a la campaña animando a todos los hombres, especialmente a los mayores de 45 años, a perder el miedo y a apostar por la prevención. Revisarse no es un signo de debilidad, sino un gesto de responsabilidad. Porque cuidar la próstata es, en realidad, cuidar la vida.