La historia de la saga Star Wars está llena de decisiones creativas que marcaron para siempre la manera en que percibimos la ciencia ficción en el cine y los estrenos como auténticos fenómenos de la cultura pop. Sin embargo, pocas anécdotas son tan curiosas y reveladoras como la del cambio de título de la tercera entrega de la trilogía original, El Retorno del Jedi: lo que iba a ser Star Wars: Episode VI – Revenge of the Jedi terminó convirtiéndose en Return of the Jedi. Este giro, que pudo parecer menor para algunos, es en realidad un reflejo del cuidado extremo que George Lucas puso en cada aspecto de su universo, desde la narrativa hasta los valores que debía transmitir un Jedi.
En los primeros borradores del guion, Lucas y Lawrence Kasdan ya estaban inmersos en la construcción de la épica conclusión de la trilogía. La historia debía centrarse en la redención de Darth Vader, el final del entrenamiento de Luke Skywalker y sus amigos intentando derrotar al Imperio y salvar la galaxia, con planetas como Endor, entonces llamado «Green Moon», orbitando la capital imperial de Had Abbadon. Sin embargo, tal como indica Paul Duncan en sus libros dedicados a la historia de la producción de la saga, las primeras ideas de la película incluían cambios radicales: Darth Vader y el Emperador competían por la posesión de Luke, una idea que ya tenía su semilla en El Imperio Contraataca, Han Solo estaba destinado a morir, para alegría de Harrison Ford, y algunos elementos como Had Abbadon fueron eliminados, dando paso a la introducción de Endor y otros ajustes que consolidarían la narrativa que hoy conocemos.
Revenge of the Jedi: un título que casi cambia la historia
La elección del título resultó ser uno de los mayores dilemas creativos de Lucas. Según se relata en Star Wars: The Annotated Screenplays y lo confirma el propio Lucas en Den of Geek, Lucas siempre había considerado Return of the Jedi como la denominación correcta. Sin embargo, Kasdan opinaba que la palabra «Return» era demasiado débil para cerrar una trilogía que había marcado un antes y un después en la cultura popular. Tras varias conversaciones, Lucas accedió provisionalmente al título Revenge of the Jedi, dando inicio a una campaña de marketing que incluyó pósters de Drew Struzan, trailers narrados por James Earl Jones y merchandising que llegaba hasta juguetes de Kenner y materiales promocionales para salas de cine y distribuidores internacionales.
Primer teaser poster de Drew Struzan con el título original de ‘Revenge of the Jedi’
El problema surgió cuando Lucas se dio cuenta de que el concepto de «venganza» no encajaba con la filosofía de los Jedi. Como él mismo explicó, «Jedi don’t take revenge», los Jedi no buscan venganza. La idea de un Jedi actuando por ira contradecía todo lo que la saga había construido acerca de estos guardianes de la paz y del orden en la galaxia. Luke Skywalker no estaba en busca de justicia personal, sino de restaurar el equilibrio en la galaxia y redimir a su padre, Anakin. Este descubrimiento, hecho a apenas unos meses del estreno, obligó a Lucas a modificar el título y replantear la narrativa publicitaria, generando un caos logístico que, sin embargo, salvó la esencia de la historia.
Blue Harvest: proteger la película de la atención mediática
Para complicar aún más la producción, Return of the Jedi tuvo que filmarse parcialmente bajo un título falso: Blue Harvest: Horror Beyond Imagination. Como reveló el diseñador de producción Jim Bloom en el documental Empire of Dreams, la popularidad de Star Wars representaba un riesgo logístico y financiero, ya que la mera presencia de la saga en ciertos lugares podía encarecer o complicar el rodaje. Ya sabéis, el Impuesto de Pantalones Bombachos de los Simpson. Blue Harvest funcionó durante un tiempo para despistar a curiosos y prensa, aunque no fue suficiente cuando Mark Hamill, Harrison Ford y Carrie Fisher comenzaron a aparecer en los sets, revelando inadvertidamente que la producción de Star Wars estaba en marcha. Tampoco es que la elección de la tipografía para el logo dejara mucho lugar a dudas.
El uso de títulos falsos no era inusual en Hollywood, pero en este caso sirvió también para mantener en secreto la verdadera línea argumental y evitar filtraciones sobre el clímax de la saga. La confusión con Revenge of the Jedi sumó tensión a la producción, pero Lucas siempre supo que proteger la integridad narrativa de su historia era más importante que la logística o el marketing.
Cartel original definitivo para El Retorno del Jedi con la curiosidad del Luke usando el sable azul, que fue sustiuído en prostproducción por el de color verde
Una dirección que pudo ser de Lynch y la apuesta por Spielberg
Otro dato fascinante de la producción de El Retorno del Jedi es que Lucas buscó un director capaz de sostener la épica final de la trilogía. Durante la preselección, hubo acercamientos con cineastas como David Lynch, cuya visión surrealista habría podido cambiar radicalmente el tono de la saga. Incluso se barajó con insistencia la posibilidad de que Steven Spielberg la dirigiera, dado que su amistad y entendimiento del mundo de Lucas podrían haber resultado en una película con un enfoque muy distinto. Finalmente, Richard Marquand asumió la dirección, consolidando el equilibrio entre aventura, emoción y espectáculo que caracteriza el cierre de la trilogía original.
De la confusión al legado
El cambio de título de Revenge a Return no solo fue un acto de coherencia filosófica sino una declaración de principios sobre lo que significa ser un Jedi. Mientras que la venganza podría haber oscurecido la narrativa de Luke y su arco de redención, la palabra «Return» refuerza el mensaje de esperanza y restauración que George Lucas buscaba transmitir. Además, sentó las bases para que más adelante se pudiera usar la venganza en el contexto adecuado con Revenge of the Sith, mostrando que la saga puede jugar con ambos conceptos, pero siempre respetando la ética Jedi.
Hoy, cuando vemos Return of the Jedi, es difícil imaginar la película bajo otro título. Sin embargo, los documentos de producción, los pósters antiguos y los primeros trailers nos recuerdan que incluso una de las franquicias más icónicas del cine estuvo a punto de tomar un rumbo muy diferente. Lucas demostró que la atención al detalle y la coherencia interna pueden ser decisivas, y que la defensa de una idea hasta el último momento puede marcar la diferencia entre un clásico eterno y un filme que se habría desviado de su esencia. El mensaje de El Retorno del Jedi sigue siendo relevante, no solo para los fans de Star Wars sino también para cualquier creador que entienda la tensión entre arte y negocio en el cine.