Desde que el virus de la gripe aviar altamente patógena (HPAIV) se propagó a la isla de Georgia del Sur en la región subantártica en 2023, su población reproductora de hembras de elefante marino del sur —la más grande del mundo— se ha desplomado casi a la mitad.
Los investigadores del British Antarctic Survey de Inglaterra afirmaron que esta pérdida podría poner en peligro el futuro de la población al reducir el número de crías supervivientes. Asimismo, subraya la necesidad de un seguimiento continuo e intensivo para evaluar los efectos a largo plazo de la influenza aviar altamente patógena (IAAP) en esta especie.
Durante las temporadas de reproducción de 2022 y 2024, el equipo monitoreó las poblaciones de elefantes marinos en colonias de reproducción en Georgia del Sur, en el Océano Atlántico Sur, utilizando imágenes aéreas de tres playas, que representaban el 15,6% de la colonia de la isla en el último recuento de población en 1995.
Al comparar la población de 2024 con los recuentos promedio a largo plazo realizados de 1958 a 2022, los investigadores observaron una disminución del 33,7% en el número proyectado de hembras, con una disminución del 47% en el número de hembras reproductoras en las tres playas de 2022 a 2024.
Extrapolando los datos a toda la población de la isla, el equipo estimó que en 2024 faltaban unas 53.000 hembras. A modo de comparación, las variaciones interanuales históricas suelen mantenerse dentro del 10% a nivel local y en poblaciones similares del océano austral.
Georgia del Sur, que incluye las islas Sandwich del Sur y las Malvinas, es uno de los cuatro principales lugares de reproducción de elegante marino del sur (Mirounga leonina) en el Océano Austral, albergando aproximadamente el 54% de la población reproductora mundial a partir de 1995. Esta especie es el tipo de foca más grande.
Los autores observaron que el virus de la influenza aviar altamente patógena ha causado mortalidades masivas en mamíferos marinos y aves marinas en Sudamérica, incluyendo una disminución del 67% en la población de elefantes marinos hembra de la península Valdés de Argentina.
LA GRIPE AVIAR PUEDE HABER REDUCIDO LA REPRODUCCIÓN
Según los investigadores, la disminución de la población podría estar relacionada con las condiciones de la temporada de cría de 2023, afectada por la IAAP, que provocó numerosas muertes y/o abandonos de cachorros, además de muertes entre machos y hembras adultos. Aunque no podemos asegurar que todas las ausencias de hembras se deban a la mortalidad, es probable que una parte significativa de estas focas ausentes haya perecido.
Tras perder a sus crías o abandonarlas debido a infecciones por el virus de la influenza aviar altamente patógena, las hembras podrían haber abandonado las playas de las colonias de cría antes de su período fértil, lo que habría reducido la reproducción. Esto podría haber resultado en menos gestaciones y, en última instancia, en un menor número de hembras que regresaran para parir la temporada siguiente.
Alternativamente, la aparición del HPAIV en la población puede haber impulsado a las hembras a regresar a colonias aisladas en 2024, dispersando la población más ampliamente y reduciendo los recuentos en sus playas habituales.
“Finalmente, una anomalía inusual en el hielo marino del Atlántico Sur durante el invierno austral de 2023/2024… podría haber influido en la distribución y alimentación de los elefantes marinos, afectando su recuperación posreproductiva y de la influenza aviar altamente patógena (IAAP)”, escribieron los autores.
Sin embargo, advierten que, dados sus amplios desplazamientos y su conocida asociación con el hielo marino, es improbable que las condiciones anómalas localizadas en el Atlántico Sur hayan impactado significativamente la recuperación o alterado la cronología natural de los eventos.
Se desconocen las consecuencias a largo plazo del declive de la población de elefantes marinos. “Las investigaciones sobre poblaciones adyacentes han demostrado que la supervivencia de las hembras es un factor determinante para el crecimiento poblacional”, apuntan los investigadores. “Si bien no podemos asegurar que todas las ausencias de hembras se deban a la mortalidad, es probable que una parte significativa de estos elefantes marinos ausentes haya perecido”, añaden.
El estudio afirma que el seguimiento durante este año y el próximo es fundamental. “En los últimos años, la mayor disponibilidad de imágenes satelitales de alta resolución ha brindado la oportunidad de examinar las trayectorias recientes. La integración de los recuentos obtenidos mediante teledetección con los datos terrestres permitiría evaluar las consecuencias de la IAAP, lo que facilitaría a los investigadores la distinción entre las fluctuaciones a corto plazo y los impactos duraderos a nivel poblacional”, concluyen.