La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) suele presentarse con una tos matutina con flemas que se atribuye a la contaminación, al clima o al cigarro ocasional.
Posteriormente, el paciente experimenta una sensación de falta de aire al caminar a paso rápido, cargar bolsas del mandado o subir uno o dos tramos de escaleras. Se detiene, respira con más lentitud y lo asume como parte de la edad o del cansancio cotidiano.
Con los meses o los años, la fatiga se vuelve más constante, la respiración se vuelve pesada y, en etapas avanzadas, la piel alrededor de la boca o de las uñas puede adquirir un tono violáceo debido a la baja oxigenación.
La disnea, esa sensación de no obtener suficiente aire, termina interfiriendo con actividades simples, como bañarse, vestirse o sostener una conversación caminando.
Para Raúl Sansores, neumólogo, investigador clínico e integrante del Centro Respiratorio de México en Médica Sur, la clave está en reconocer que la EPOC se desarrolla porque el cuerpo se adapta a vivir con menos función pulmonar, lo que retrasa la preocupación y la búsqueda de atención.
“Los pacientes sienten la falta de aire poco a poco y lo atribuyen a otras cosas. No lo asocian a haber fumado y lo niegan porque no quieren que les digan que deben dejar el cigarro”, explicó en entrevista con Milenio por el Día Mundial de la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), que se conmemora el 18 de noviembre.
La llegada del invierno intensifica este escenario. El aire frío irrita la vía respiratoria, pero no llega solo. Con el cambio de estación aumentan los alérgenos liberados por árboles como pinos y abedules.
La inflamación vuelve a las personas más susceptibles a infecciones virales. “En esta época aparecen influenza, rinovirus, virus sincitial, adenovirus, coronavirus no covid y otros virus que antes no medíamos. Ahora sabemos que están allí porque ya tenemos paneles diagnósticos más amplios”, explicó en entrevista con MILENIO.
Una infección respiratoria en una persona con EPOC puede provocar una exacerbación que obliga a hospitalizar y en algunos casos requiere oxígeno suplementario. “En estas fechas aumenta mucho el número de hospitalizaciones y lamentablemente también el número de fallecimientos”, advirtió.
A nivel nacional, del ocho al 10 por ciento de las personas mayores de 40 años vive con EPOC, lo que equivale a varios millones de pacientes en distintas etapas.
En 2023, el Inegi reportó que 18 mil 560 personas fallecieron por EPOC. Sin embargo, Sansores aclaró que “cuando se analizan únicamente los casos con síntomas respiratorios como tos o falta de aire, la prevalencia sube a 13 o 14 por ciento”.
“Eso significa que uno de cada 10 fumadores con síntomas tiene EPOC, pero la gran mayoría no lo sabe. La tos y la falta de aire se han normalizado socialmente, como si fueran un rasgo característico de la vida adulta o del estrés cotidiano, lo que retrasa el diagnóstico durante años”.
Causas y síntomas
Aunque el tabaquismo es la causa principal, en México persisten otros factores como la exposición crónica al humo de leña en cocinas sin ventilación adecuada. Las afectadas son mujeres en zonas rurales y periurbanas han cocinado durante décadas en espacios cerrados, respirando humo diariamente.

Raúl Sansores, investigador clínico e integrante del Centro Respiratorio de México en Médica Sur. | Blanca Valadez
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Una exposición de esa magnitud provoca daño pulmonar similar al cigarro, pero en condiciones de desigualdad sanitaria y con acceso limitado a diagnóstico especializado. “Lo vemos sobre todo en mujeres que han cocinado con leña durante muchos años. Es un problema que se pasa por alto porque ellas no se identifican como personas en riesgo”, señaló.
Diagnóstico, clave para que tratamiento funcione
La EPOC puede presentarse como bronquitis crónica, enfisema o enfermedad de la vía aérea pequeña. En la bronquitis crónica predomina la tos con flemas. En el enfisema se destruyen las paredes internas de los alveolos y se pierde la capacidad para oxigenar la sangre.
En la enfermedad de bronquiolos periféricos, el síntoma principal es la falta de aire que avanza lentamente. En el enfisema, el paciente suele ser delgado y casi no presenta tos, pero sufre disnea progresiva.
“La pareja se da cuenta primero. Observa que la persona camina más lento o se queda atrás. El paciente lo niega porque sabe que el origen es el cigarro”, comentó Sansores.
La espirometría es la herramienta fundamental para el diagnóstico. Se trata de una prueba sencilla, económica y disponible en la mayoría de los servicios públicos. “Para pedir una espirometría primero hay que pensar que el paciente puede tener EPOC”, destacó.
Cuando el diagnóstico se realiza a tiempo, existen tratamientos inhalados que mejoran la función pulmonar, disminuyen la frecuencia de exacerbaciones y devuelven autonomía.
“La rehabilitación respiratoria permite fortalecer músculos respiratorios y recuperar tolerancia al esfuerzo. El oxígeno suplementario se reserva para casos avanzados, tras evaluación clínica. Lo mejor que puede hacer un paciente para su salud es dejar de fumar”, subrayó.
La pandemia de covid-19 dejó secuelas respiratorias que hoy se observan en consultorios. Algunos pacientes desarrollaron asma postviral y otros fibrosis pulmonar.
Sansores trabaja en estudios clínicos con pirfenidona (un medicamento que pertenece a la clase de los agentes anti fibróticos), con mejorías significativas en pacientes diagnosticados oportunamente.
“Si el diagnóstico se hace a tiempo, los pacientes pueden mejorar de forma muy significativa”, indicó.
Sansores también anunció que en México se realizará un congreso gratuito para médicos de primer contacto, con talleres de interpretación de espirometría e imagen torácica, destinado a promover el diagnóstico temprano.
“Nuestro objetivo es informar, educar y prevenir. Si conocemos la enfermedad, la podemos diagnosticar a tiempo”.
Un aspecto relevante es que el diagnóstico temprano y uso de broncodilatadores podrían reducir los costos médicos directos por año: Una persona en promedio puede llegar a ser entre 20 mil 754 y 41 mil 887 pesos en pacientes con EPOC moderado a grave, de acuerdo con el estudio “Costos médicos directos en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica en México” considerando las estancias intrahospitalarias y utilización de oxígeno. Un broncodilatador puede costar alrededor de 150 pesos.
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