Era 18 de noviembre del año 2000. Justo hoy hace 25 años. José María Olazábal, doble vencedor del prestigioso Masters de Augusta, se personaba en Palencia para honrar con su presencia la inauguración del campo de golf de Isla Dos Aguas. Hoy sopla las velas sobre sus nueve hoyos, que estuvieron cerca de ampliarse a 18.
Todo comenzó en 1999 con la creación del campo de prácticas, de 250 metros. Un año después, en noviembre de 2000, se inauguró el campo de Isla Dos Aguas bajo el mandato de Heliodoro Gallego, con un coste de 17 millones de pesetas en su fase final —los terrenos fueron remodelados para ello en la etapa de Marcelo de Manuel como alcalde—, construido por la Federación Española con arreglo a un acuerdo suscrito con el Ayuntamiento. Fue estrenado con un par 58 con 2.780 metros de recorrido en barras amarillas y 2.488 de barras rojas, además de contar con una zona de approach, chip, búnker y putting green. Años después, se hizo una ampliación en la zona de arriba, en La Lanera, con casi tres hectáreas, para lo que también se procedió a la construcción de la pasarela de madera que conecta ambos recintos. Cabe recordar que existió un proyecto para extender el campo a 18 hoyos, pero finalmente no se llevó a cabo, resultando en lo que hoy es el parque Ribera Sur.
Alfredo Cisneros es juez-árbitro nacional y coordinador de la instalación de Isla Dos Aguas desde hace muchos años. Echa la vista atrás y percibe que la situación del golf en Palencia «está estabilizada, no estancada». «Como en todos los sitios donde se empieza una actividad, hubo un boom. En 1999, que se abre la cancha de prácticas, antes de abrir el campo, hay una explosión de nuevos jugadores y licencias. En aquel entonces, hasta que llega la crisis, vamos creciendo exponencialmente hasta que llegamos a una cifra cercana a los 600 abonados. También nace Grijota. Algunos lo vieron como una competencia; otros al revés, generando más afición y siendo mejor para ambos campos».
José María Olazábal estrenó el campo el 18 de noviembre de 2000 – Foto: Óscar Navarro
En este momento, el número de abonados ronda los 250. Una bajada que se explica «también a nivel nacional». «Cuando llega la crisis económica, la gente reduce gastos de lo que menos usa y necesita. El ocio y el deporte se vieron perjudicados en ese aspecto. En aquel boom, mucha gente que jugaba al golf introducía a su pareja y a sus hijos. Ya son cuatro licencias, cuando el que juega es uno», explica Cisneros.
No obstante, y aunque puedan parecer pocos abonados, Palencia goza de una buena actividad en comparación a la proporción nacional. «Podríamos tener más», confiesa Cisneros, «pero tenemos que repartir las aficiones de todos los palentinos. No obstante, estamos por encima del ratio nacional. En números gruesos, en España hay unas 300.000 licencias sobre una población de 49 millones de personas. Aquí no solo son los abonados, porque a nivel licencias hay más, conjuntamente con Grijota».
De cara al futuro, expresa que «hay que llegar a la gente, pero también continuar con ellos». Sobre todo porque «es un deporte que no es fácil de aprender. Requiere, además de conocimientos técnicos y habilidades, un manejo en el propio campo. No todo el mundo dispone de esas tres o cuatro horas de tiempo libre. Además, tenemos que hacer frente a las inclemencias del tiempo y a las horas de luz. No todos tienen esa flexibilidad».
Para llegar a los vecinos «nos apoyamos en promociones que lanzan las federaciones, tanto la nacional como la territorial». Por ejemplo, «el año pasado hicimos cursos cortos de promoción de cuatro horas y atrajimos a unos 30 o 40 jugadores. Lógicamente, alguno se queda. Junio es el mes de la mujer golfista y trajimos a unas 70 mujeres. Es un proceso de captación a largo plazo. Igualmente, con otros colectivos también trabajamos. En los colegios llevamos haciendo campañas de golf muchos años. Sobre todo queremos quitar la etiqueta de que es un deporte de élite. Día a día lo demostramos con los precios que tenemos», mantiene Cisneros.
Isla Dos Aguas, como Patronato Municipal de Deportes (PMD), se dedica «más a la promoción». «Siempre hemos sido un vivero de jugadores. Al ser un campo corto y pequeño, generamos jugadores nuevos para que luego vayan a jugar a otros lados los fines de semana», revela Cisneros. Para ello «existen unos precios completamente populares y asequibles, comparados con otros del entorno y a nivel nacional. El mayor grueso de jugadores está en la categoría sénior, gente que está estabilizada económica y laboralmente y tiene ese tiempo que requiere el golf. Siempre puedes emplear el tiempo que quieras, pero aquí, al ser un campo corto, inviertes menos tiempo y dedicación que en otros más largos. Una vuelta aquí de 18 hoyos puedes hacerla en tres horas, mientras fuera tienes que dedicar cinco».
Evolución del campo
Para Cisneros, Isla Dos Aguas ha vivido una evolución «paulatina». «Al principio son nueve hoyos cortos, es decir, pares tres. Todos ellos en la parte baja de Isla Dos Aguas. Posteriormente se hace una ampliación en la zona de arriba, en La Lanera. Allí se ubican tres hoyos y se rediseñan los hoyos de abajo y empezamos a tener hoyos pares tres y pares cuatro». En un primer proceso, como no está abierto la pasarela de madera, «los jugadores tenían que pasar por un largo trayecto de 15 minutos de ida y 15 de vuelta a través de la pasarela del paseo de la Julia. Era algo incómodo y que conllevaba tiempo. Se consigue, a través del Ayuntamiento, crear la pasarela de madera y esto se agiliza, quedándose en los nueve hoyos que hay». A mayores, «se ha creado dentro de estos hoyos un recorrido de pitch & putt, donde los hoyos tienen distancias entre 40 y 120 metros. Así, ahora mismo disponemos de dos recorridos. Uno más largo y otro de pitch & putt, los dos integrados con los mismos greenes».
Para Cisneros, lo más importante del campo es «su situación geográfica». «Estamos a escasos 300 metros de la calle Mayor. Eso no lo tiene casi ninguno. El marco es incomparable y envidiable por parte de otros municipios. Aquí podemos ver por la ciudad a gente con la bolsa de palos al hombro que viene desde casa. Eso en Castilla y León es inviable en el resto de campos. Siempre necesitas transporte», destaca.
Además, «una característica muy peculiar que tenemos es que se construyó un green más. En vez de nueve, tenemos diez. Así, el hoyo seis se juega en un green como hoyo seis y a la vuelta, que sería el 15, se juega en otro», concluye.
1.000 usuarios al año toman clases
Actualmente, 1.000 usuarios al año disfrutan de clases en grupos e individuales en los distintos tipos de cursos, que van de precios de 30 a 90 euros por 12 o 18 horas de clase cada trimestre. Esto implica que a lo largo del año se ofrezcan unas 10.000 horas de aprendizaje y perfeccionamiento impartidas por tres profesionales. En los últimos años, estos cursos están cubiertos al 90% de su máxima ocupación y solamente un 2% de usuarios interesados quedan en lista de espera. Todos los años se tiran en la cancha de prácticas más de 1.000.000 de bolas. Además, cabe destacar que en estos 25 años se han vendido más de 400.000 green fees (entradas al campo).