Hace cosa de cinco meses, cuando el sol aún nos achicharraba al comienzo de la temporada veraniega, supimos que casi 45 años después de que arrancase su meteórica trayectoria profesional y después de irse con las manos vacías en cuatro temporadas de premios, Tom Cruise recibiría su primer Oscar. Sí, sería el honorífico, pero visto lo visto habrá que tirar del dicho que reza que «menos da una piedra».
Ya era hora
Ahora, tras la celebración del los Governors Awards, al fin podemos referirnos a la estrella, que recibió la estatuilla de manos de Alejándro G. Iñárritu —su director en un misterioso largometraje que se lanzará el próximo octubre de 2026—, como «el oscarizado». Tal como cuentan en Variety, el actor celebró del siguiente modo tanto el reconocimiento como la existencia del séptimo arte y el gran peso que este tiene en su vida:
“El cine me lleva por todo el mundo. Me ayuda a apreciar y respetar las diferencias. También me muestra nuestra humanidad compartida, lo parecidos que somos en tantísimas cosas. Y da igual de dónde vengamos, en esa sala nos reímos juntos, sentimos juntos, esperamos juntos, y ese es el poder de esta forma de arte. Y por eso importa, por eso me importa a mí. Así que hacer películas no es lo que hago, es quien soy.»
Además, Cruise, cuyos cuatro trabajos en ‘Nacido el cuatro de julio’, ‘Jerry Maguire’, ‘Magnolia’ y ‘Top Gun: Maverick’ recibieron sendas nominaciones, también habló del origen de su pasión por el cine.
“Mi amor por el cine empezó a una edad muy temprana, desde que tengo memoria. Era solo un niño pequeño en una sala oscura, y recuerdo aquel haz de luz atravesando la sala, y recuerdo mirar hacia arriba, y parecía que simplemente explotaba en la pantalla. De repente, el mundo era muchísimo más grande que el que yo conocía. Y culturas enteras, vidas, paisajes se desplegaron ante mí, y aquello encendió algo. Despertó un hambre de aventura, un hambre de conocimiento, un hambre por comprender la humanidad, por crear personajes, por contar una historia, por ver el mundo. Me abrió los ojos. Abrió mi imaginación a la posibilidad de que la vida podía expandirse mucho más allá de los límites que entonces percibía en mi propia vida. Y aquel haz de luz abrió en mí el deseo de abrir el mundo, y lo he seguido desde entonces”.
Junto a Tom Cruise, la coreógrafa Debbie Allen, el diseñador de producción Wynn Thomas y Dolly Parton recibieron respectivamente otro Oscar honorífico, una estatuilla en reconocimiento a toda su carrera y el Premio humanitario Jean Hersholt. Sin duda, un póker de ases en el que Cruise brilló por encima de todos. Ahora sólo queda que la Academia le de una estatuilla de las ortodoxas.
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