Jaime Lorente (Murcia, 1991), conocido mundialmente por su papel de Denver en ‘La Casa de Papel’, regresa a los cines con ‘Reversión’, thriller psicológico que marca el debut en el largo de Jacob Santana y que comparte protagonismo con Manu Vega. La película, adaptación de la cinta coreana ‘Forgotten’ (2017), narra cómo Mario (Lorente) experimenta regresiones a través de la hipnosis y descubre que nada es lo que parece.
Lorente continúa así su racha cinematográfica tras ‘Hamburgo’ y antes del estreno de la comedia ‘Coartadas’ el 28 de noviembre. Además, el próximo año debutará como director con ‘El mal hijo’, demostrando su interés por explorar nuevas facetas creativas.
Primeros pasos con recuerdos difíciles

Jaime Lorente, en ‘La Revuelta’
Captura TVE
El actor recordó su primer encuentro con una cámara y cómo un comentario negativo marcó su autoconfianza: “Recuerdo la primera vez que me subí a un escenario… Me compararon con Javier Bardem en un casting y me dijeron: ‘tienes la cara rara, vas a trabajar mucho o nada’. Me fui con un trauma a casa… Menudo imbécil, la verdad. Me hizo coger bastante complejo, no tanto complejo, sino inseguridad”, según ‘Fotogramas’.
Esta experiencia inicial refleja la presión que puede suponer el inicio de una carrera en la actuación, donde la crítica, muchas veces injusta, puede dejar una huella emocional importante. Lorente, sin embargo, logró transformar esa inseguridad en impulso para continuar desarrollando su talento.
La relación con Manu Vega y el rodaje

Jaime Lorente
Durante la grabación de ‘Reversión’, Lorente destacó, para ‘Fotogramas’, el vínculo creado con Manu Vega, su compañero de reparto: “Manu, aparte de ser un pedazo de actor, me parece una pedazo de persona, lo quiero muchísimo. Nuestro vínculo es real, no de esos falsos vínculos que se generan en los rodajes”. La química entre ambos actores permitió un trabajo sólido y cercano frente a las cámaras.
Lorente también reconoció el papel de Vega como productor: “Tiene una mala hostia que flipas…” comentó en ‘Fotogramas’ entre risas, demostrando la confianza y el ambiente relajado que reinó durante el rodaje. Este tipo de complicidad contribuye a que el resultado en pantalla sea natural y creíble.
Sensibilidad detrás de la imagen pública
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El actor confesó al mismo medio que la percepción que genera su apariencia física no siempre coincide con su personalidad: “Siempre he tenido ese condicionamiento físico, con la cara dura, como de machirulo, pero me considero un trocito de pan. Soy un tipo súper sensible”. Lorente reconoció cómo los prejuicios iniciales pueden influir en la industria, pero insiste en que su verdadera esencia es diferente de la que proyecta su rostro.
Asimismo, explicó a ‘Fotogramas’ su estrategia de adaptación frente a los retos del oficio: “Si preguntan ‘¿sabes hacer esto?’, respondo que sí, cualquier cosa… Y mientras lo digo, busco cómo hacerlo”. Este ingenio y determinación le han permitido superar obstáculos y crecer profesionalmente.