España se juega el pase a las semifinales de la Copa Davis ante una República Checa que llega con memoria de éxito, un banquillo experimentado y, sobre todo, dos raquetas muy potentes en pista rápida: Jiri Lehecka y Jakub Mensik, números 17 y 19 del ranking ATP. La dupla checa, joven, pero peligrosamente madura, se ha convertido en una amenaza real para un combinado español que, pese a su fortaleza histórica, encara un duelo repleto de interrogantes.

Todas las miradas, sin embargo, se posan en Jiri Lehecka. No solo por su clasificación o por un presente deportivo que roza la excelencia, sino porque su perfil rompe moldes en el circuito. El líder checo es, a la vez, un apasionado del montañismo y un aficionado declarado al golf. Un deportista cuyos intereses extradeportivos influyen directamente en su rendimiento, y que podría convertirse en el gran dolor de cabeza de España en esta eliminatoria.

Lehecka pega de derecha.

Lehecka pega de derecha.CRISTOBAL HERRERA ULASHKEVICH

Su temporada, desde luego, impone respeto. Lehecka levantó el título del ATP 250 de Brisbane, fue subcampeón en Bruselas y también en Queen’s, una de las plazas clásicas de la hierba británica. Alcanzó los cuartos de final del US Open, confirmando que puede rendir al máximo en superficies rápidas, y ha mantenido un registro impecable en los clasificatorios, donde incluso derrotó al estadounidense Taylor Fritz, uno de los jugadores más temidos por España debido a su potencia y agresividad.

Sus pasiones fuera del tenis

Pero al margen de los números, lo que define a Lehecka es su naturaleza. El checo afirma que el montañismo ha sido un apoyo tan importante como su propio tenis. “Es un poco diferente, por supuesto. Llevo en mis genes el deporte. Es mi pasión, sin lugar a dudas”, confesó a la ATP. Y en ese camino paralelo entre la raqueta y la montaña, encuentra la serenidad que le permite competir sin ansiedad, sin ruido, sin los fantasmas que muchas veces atrapan a los jugadores emergentes. Subir cumbres, según él, es un ejercicio de paciencia y precisión que le sirve como entrenamiento mental para los partidos largos y tensos.

Y si la montaña le aporta paz, el golf le proporciona diversión. Lehecka reconoce que cada vez que vuelve a casa y tiene una tarde libre, se sienta frente a Golf Channel para seguir torneos y jugadores como Bryson DeChambeau, su gran referencia. También admitió sentirse “muy feliz” cuando Rory McIlroy conquistó The Masters, un gesto que evidencia su implicación emocional con un deporte que, según él mismo, le ayuda a desconectar del tenis sin perder la concentración.

Jiri Lehecka y Nicolás Álvarez Varona

Eso sí, Lehecka no presume de su nivel sobre el green. Al contrario, se ríe de sí mismo y se define como un golfista torpe. “Soy muy, muy malo. Para mí, el mayor desafío todavía es conseguir que la bola vuele recta”, confesó en una entrevista con ATPTour.com. Lo interesante es que, incluso ahí, el paralelismo con el tenis aparece: “Al igual que sucede en el tenis, me gusta la forma en que me siento al mejorar ciertos detalles. No necesito ser pasional. Es divertido, estoy en un entorno natural… es relajante y me da motivación adicional”.