PALMA DE MALLORCA, SPAIN – AUGUST 03: Gustavo Dudamel and Maria Valverde attend the ‘El Canto de las Manos’ photocall during the Atlantida Mallorca Film Fest 2025 on August 03, 2025 in Palma de Mallorca, Spain. (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images)Carlos Alvarez/Getty Images

María Valverde dirige El canto de las manos, la cinta que cierra la 15ª edición del Atlántida Film Fest. Protagonizada, en parte, por el director de orquesta Gustavo Dudamel y rodada en Venezuela, cuenta la historia de un grupo de jóvenes sordos que interpretan Fidelio, la única ópera que compuso Beethoven en su carrera y ya aquejado de sordera. A pesar de ser un domingo de agosto, Valverde y Dudamel llevan desde por la mañana con la promoción. La entrevista se desarrolla en una sala del Gran Melià Victoria de Palma y la pareja se prepara para su enésima entrevista con una cordialidad serena que invita a profundizar en un trabajo tan lleno de matices como difícil de resumir solo con palabras.

¿Qué quiere contar El canto en las manos?
María Valverde: Queremos dignificar el arte de las personas sordas, el acceso a la música y, sobre todo, generar conciencia de que hay unas barreras tanto en la educación, en la sanidad, que de alguna manera tenemos que romper. Es una manera de generar justicia a través de la belleza y del arte.

¿Cómo surgió?
Gustavo Dudamel: Este proyecto lo ideamos sin saber adónde íbamos. Realmente, cuando se nos ocurre la idea de hacer el Fidelio, era por los 250 años del nacimiento de Beethoven y queríamos mostrar esa otra dimensión de lo que es Beethoven, que se sumergió en una sordera. A pesar de que tuvo una influencia de lo que escuchó en su temprana edad y en gran parte de su etapa adulta, él creó un lenguaje musical totalmente distinto. Ese mundo interior fue lo fascinante, la primera idea. Y luego, evidentemente, él hizo esta ópera estando sordo y es una obra en la que, para mí, Beethoven es Florestan, el protagonista. En el momento en que la compuso, Beethoven está preso en una mazmorra y es el hecho de ser músico y no poder escuchar. Él crea esa gran dicotomía que nos abrió ese espacio, el de ver los dos mundos que Beethoven nos presenta con su propia vida y desarrollar esta historia a través de lo que Fidelio nos expresa. Fue un experimento permanente, no sabíamos cómo lo íbamos a hacer. La ópera tiene las arias, los duetos y mucho diálogo, que eso en la ópera es muy particular, no se usa el recitativo acompañado con música, sino el aspecto de los diálogos. Y pensamos en llevarlo también al canto. Fue un trabajo muy profundo, teníamos al cantante y al músico sordo trabajando al mismo tiempo. Tratamos de mostrar no sólo que fuera una coreografía de lo que estaba cantando, sino redimensionar ese aspecto que al final se dio de una manera muy natural. Inclusive, los mismos músicos, los mismos cantantes, nos decían al final cómo les cambió la forma de interpretar la música, de frasear. Nosotros tenemos la música escrita, dónde respirar, cuántos compases, la armonía… pero estos muchachos nos llevaban también a ese mundo de lo que sentían, de las vibraciones. Eso es música, eso es energía armónica. A partir de ahí, fuimos creando todo este viaje para crear una utopía que se ha hecho realidad.

¿Cuánto duró todo el proceso?
M.V.: Empezamos en marzo de 2022 y terminamos antes de acabar 2024, casi dos años. Arranca en Los Ángeles y allí descubrimos hacia dónde podíamos ir. Cuando empiezo a grabar, la idea del documental empezaba con el proceso creativo de hacer Fidelio sin protagonistas. A lo largo de la historia, Gustavo tiene la idea de llevar el proyecto a Venezuela. Entonces, con el material de Los Ángeles, vuelvo a crear el equipo para poder irnos a Venezuela.