Si hay algo por lo que Keith Richards siempre fue famoso es por nunca guardarse lo que piensa. A sus 81 años, el guitarrista de los Rolling Stones sigue siendo tan irreverente como en su juventud. Es un tipo que sobrevivió a excesos, muertes y escándalos, y que todavía al día de hoy no tiene condescendencia con las cosas que no le gustan o le parecen simplemente malas.

En distintas ocasiones, Keef dejó más que claro que, para él, no todos los grandes nombres del rock merecen su respeto. Por ejemplo, ha tildado a los Oasis de ser «unos odiosos», a Metallica de ser una mala influencia y al rap de «muchas palabras, poco contenido». Sin embargo, su desprecio más tajante quizás haya sido hacia una de las bandas más queridas del rock estadounidense: Grateful Dead.

En una ocasión, Richards llegó a lapidar a la banda calforniana, declarando lo siguiente (vía Far Out Magazine): «En The Grateful Dead es donde todos se equivocaron. Solo toquetean durante horas y horas. Jerry Garcia, aburrido como la mierda. Perdón, Jerry”.

Grateful DeadGrateful Dead. Foto: Ron Rakow.

La realidad es que esta crítica de Keef a Grateful Dead no sorprende si se tiene en cuenta que los Stones rara vez superaron los 10 minutos en una canción, mientras que los Dead construyeron toda una identidad sobre improvisaciones eternas y viajes psicodélicos de hasta 45 minutos de duración. Richards aborrecía eso; para él, el rock no podía ser aburrido.

Más allá del comentario del guitarrista, resulta innegable que Grateful Dead redefinió el concepto de jam band, convirtiéndose en el corazón sonoro de la contracultura de los años 60. Incluso Garcia, pese a la sentencia de Richards, siempre mostró una gran admiración por los Stones: hasta versionó «Let’s Spend the Night Together» y «Connection».