de izquierda a derecha, María José Muñoz, directora Médica de GSK; Nicole Hass, portavoz de Asociación de Pacientes con EPOC (APEPOC); Juan Carlos López Caro, presidente del Grupo de Respiratorio de Atención Primaria (GRAP); María Sanz Almazán, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG); Milagros González Béjar; portavoz de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), e Iñaki Morán; vicepresidente de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (FENAER).
En un llamado urgente a la acción y la concienciación, GSK clausuró en Madrid su campaña itinerante #AireQueImpulsa con motivo del Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). El evento, que reunió a líderes médicos y portavoces de pacientes, puso de manifiesto una realidad alarmante: la EPOC, considerada la cuarta causa de muerte en el mundo, se mantiene infradiagnosticada en casi el 75 % de las personas mayores de 40 años que la padecen en España.
Se estima que 1 de cada 10 personas en el mundo tiene esta enfermedad respiratoria. Pese a que en España cerca de la mitad de los adultos presenta síntomas asociados a enfermedades respiratorias, el desconocimiento y la falta de detección temprana repercuten drásticamente en la calidad de vida de los afectados.
La lucha contra la invisibilidad: factores de riesgo y el reto del diagnóstico
La EPOC es una patología prevenible y tratable que se manifiesta por una obstrucción persistente de las vías respiratorias, dificultando la entrada y salida de aire. Sus síntomas principales incluyen tos crónica, expectoración matutina y disnea.
Juan Carlos López Caro, presidente del Grupo de Respiratorio en Atención Primaria (GRAP), detalló las principales causas de la enfermedad. Si bien el tabaquismo y la contaminación del aire son los factores predominantes, también debe considerarse “la exposición a contaminantes como los humos industriales, polvo o gases químicos presentes en el lugar de trabajo, que pueden deteriorar la función pulmonar con el paso del tiempo”. Además, mencionó factores genéticos, como el déficit hereditario de la proteína alfa-1 antitripsina, y los antecedentes de infecciones respiratorias en la infancia o incluso los fumadores pasivos. López Caro enfatizó la gravedad de la situación, advirtiendo que “la EPOC no solo es la cuarta causa de muerte en el mundo, sino que va camino de ser la tercera“.
María Sanz Almazán, portavoz de SEMG, profundizó en el perfil epidemiológico, señalando que, aunque la enfermedad es más frecuente en hombres, existe una notable “brecha de género en el diagnóstico”. De hecho, se registra un “importante infradiagnóstico entre las mujeres (80 %)”. Sanz Almazán subrayó la necesidad de fomentar estrategias preventivas orientadas a la población femenina, ya que la reducción de la prevalencia en el consumo de tabaco en los últimos años “es menos marcada en mujeres en comparación con la detectada en hombres”.
Aunque los síntomas habituales aparecen a partir de la mediana edad, la prevalencia de la enfermedad va aumentando hasta los 80 años. La portavoz de SEMG sugirió que el cribado debe considerarse en “pacientes jóvenes, mayores de 35 años, expuestos a factores de riesgo”, ya que cada vez se están detectando más casos en pacientes jóvenes.
La complejidad de vivir con EPOC: aislamiento y comorbilidades
Para los pacientes, la EPOC se traduce en un deterioro progresivo que limita las actividades cotidianas y genera una alta discapacidad. Iñaki Morán, vicepresidente de FENAER y paciente trasplantado bipulmonar por ser fumador pasivo, describió la vida bajo el yugo de la enfermedad, “cuyas siglas siguen siendo desconocidas para la mayoría. Planificamos nuestra vida en función de la enfermedad, necesitamos más tiempo para todo porque entre esfuerzo y esfuerzo hay que recuperar el aliento, y eso nos frustra e influye en nuestra vida social. Nos cuesta hacer cosas del día a día cada vez más”. Pero “cuando se detecta pronto se puede lograr una mejor calidad de vida, se puede ralentizar o incluso paralizar”.
Esta limitación se traduce en aislamiento, los pacientes “se acostumbran a esa limitación y eso conlleva un gran desgaste nivel social y económico”, dejando de lado las relaciones sociales y teniendo dificultades para desempeñar su trabajo. Morán también alertó sobre los efectos secundarios, como la dificultad para descansar, “dormir poco y mal, agotamiento, tos, insomnio, ansiedad, equipos de oxígeno… acaba generando somnolencia diurna”. Por ello, destacó que “debe abordarse también la salud mental, con la escucha y herramientas para comprender mejor esta enfermedad”.
Además, la EPOC raramente aparece sola. Sanz Almazán explicó que estos pacientes tienen más riesgo de sufrir otros problemas de salud como infecciones pulmonares, cáncer de pulmón, osteoporosis o enfermedades del corazón, e incluso “muchos afectados terminan adquiriendo bacterias resistentes a los antibióticos” debido a las infecciones pulmonares recurrentes. Esta complejidad hace que sean cuadros clínicos mucho más difíciles de manejar, incrementando las hospitalizaciones y las interacciones entre fármacos.
Finalmente, Iñaki Morán hizo un reconocimiento explícito al papel de los cuidadores, que “suele ser una mujer, aunque muchas veces ellas también sufren EPOC”, señalando que “sin ellos estaríamos completamente perdidos”.
El diagnóstico precoz: la importancia de la espirometría y la prevención
Los especialistas de Atención Primaria (AP) enfatizaron que el diagnóstico precoz es fundamental para “evitar que la enfermedad se agrave o que influya en la calidad de vida de estos pacientes”, poniendo de relevancia la AP como puerta de entrada a un posible tratamiento y seguimiento tras un diagnóstico positivo. Comúnmente se confunde con otras patologías, ya que los pacientes “se quejan principalmente de fatiga, pero muchas veces se acostumbran a esa limitación, llegando, en un gran porcentaje, a tener dependencia“, según Sanz.
Milagros González Béjar, portavoz de SEMERGEN, que reiteró que “el infradiagnóstico es evidente, pese a las medidas correctoras”, explicó que el proceso comienza con la sospecha clínica ante síntomas de tos, disnea o expectoración en pacientes mayores de 40 años o con exposición a factores de riesgo. La clave diagnóstica es la espirometría, “la prueba diagnóstica de primera elección, es rápida e indolora y se utiliza para evaluar cómo funcionan los pulmones. Es crucial que esta prueba tiene que ir con broncodilatación“, ya que la no reversibilidad del flujo aéreo, a diferencia del asma, es lo que justifica el diagnóstico de EPOC. Además, su coste por paciente se sitúa en torno a los seis euros, lo que hace factible la implantación de cribados masivos con los espirómetros ya presentes en muchos centros de Atención Primaria, aunque reconocen que “en ocasiones no se está realizando bien, ya que necesita de la implicación del profesional, pero también del paciente”, por lo que exigen un “cribado reglado“. Hass recuerda que “normalmente los pacientes con EPOC sufren una media de dos hospitalizaciones anuales”, con el coste que eso conlleva para el SNS.
González Béjar recordó que la EPOC es una enfermedad progresiva, y que “los pacientes fumadores sufren una caída más acelerada de la función pulmonar, la cual no se recupera. Cuando el paciente llega a la consulta con un deterioro importante, hay una parte de la función pulmonar que ya no se puede recuperar“. Por ello, insistió en que “aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares y de mortalidad”, recordando que “un ingreso hospitalario es un criterio de gravedad del mal control de la EPOC”. Es importante matizar que “la mayor parte de las muertes por EPOC están relacionadas con las infecciones respiratorias“, según López Caro, lo que hace más importante evitar una posible resistencia a los antibióticos.
Para un abordaje integral, las recomendaciones pasan por dejar de fumar, mantener una dieta saludable, realizar actividad física y llevar a cabo una rehabilitación pulmonar. López Caro destacó que “la vacunación es imprescindible, ya que la mayor mortalidad está ligada a la infección respiratoria”. Iñaki Morán aclaró que cuando se detecta pronto, la enfermedad “se puede ralentizar o incluso paralizar”. En cuanto a la adherencia a los tratamientos, López Caro considera que “es buena porque notan una mejoría, aunque a veces el uso de los inhaladores no es el adecuado”.
Empoderamiento del paciente y acceso equitativo
Nicole Hass, portavoz de la Asociación de pacientes con EPOC (APEPOC), insistió en que “las asociaciones ofrecen apoyo vital no solo al paciente, sino también a sus familiares”. Hass abogó por “empoderar al paciente y garantizar un tratamiento adecuado, ofreciéndole información y pidiendo un plan personalizado para cada paciente atendiendo a los condicionantes socioeconómicos” y un “acceso equitativo para todos los pacientes a la rehabilitación respiratoria”, ya que, según Sanz, “un buen tratamiento precoz mejora mucho la calidad de vida y el diagnóstico”.
En cuanto a la erradicación del estigma que tacha a la EPOC como solo “la enfermedad del fumador“, Iñaki Morán pidió visibilidad, recordando que las causas incluyen factores genéticos, contaminación, entorno laboral y fumadores pasivos. “Se arriesgan a ser diagnosticados. Si fuma le vas a decir que deje de fumar y no quieren oír”, matizó González.
#AireQueImpulsa
Prueba de espirometría
La campaña de GSK, llevada a cabo en colaboración con la Liga F, APEPOC, SEMERGEN, SEMG y GRAP, ha recorrido más de 3.000 kilómetros a lo largo de los últimos meses, impactando a más de 124.000 personas en ciudades como Málaga, Alicante, Vigo, Granada y Valencia. En Madrid, la iniciativa ofreció pruebas funcionales e información de salud respiratoria.
María José Muñoz, directora médica de GSK España, reafirmó el compromiso de la biofarmacéutica: “Pretendemos contribuir en la sensibilización de la población en la importancia de cuidar la salud respiratoria… A través de #AireQueImpulsa, queremos ayudar a visibilizarlas para combatir ese desconocimiento”.
En definitiva, todos los participantes coincidieron en que un mayor conocimiento, visibilidad y concienciación son la clave para combatir el infradiagnóstico. El deseo de la comunidad de pacientes se resume en la aspiración de Iñaki Morán: “Cuando la gente conozca las siglas dejaremos de ser invisibles”, recordando la importancia de la concienciación y sensibilización de la sociedad, afirmando que “solo dos de cada siete personas a las que preguntamos sabe que la EPOC es una enfermedad pulmonar”.
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