La revista científica The Lancet ha publicado una serie especial sobre los ultraprocesados en la que revisa la evidencia sobre el aumento de estos alimentos en las dietas a nivel mundial. «Su auge está perjudicando la salud pública, alimentando enfermedades crónicas en todo el mundo y agravando las desigualdades en materia de salud» destaca un editorial donde 43 expertos mundiales firmantes señalan que, para hacer frente a este desafío «es necesaria una respuesta global coordinada y dotada de recursos suficientes, con políticas integrales y que se refuercen mutuamente, que aborden las prácticas empresariales perjudiciales y rompan el control de la industria de los alimentos ultraprocesados sobre los sistemas alimentarios de todo el mundo». En muchos países de ingresos altos, señala el editorial, los alimentos ultraprocesados representan alrededor del 50% de la ingesta alimentaria de los hogares, y su consumo está aumentando rápidamente en los países de ingresos bajos y medios.
El documento alerta de que la industria de los alimentos ultraprocesados genera «enormes ingresos» que sustentan su crecimiento continuo y financian las actividades políticas de las empresas «para contrarrestar los intentos de regular este tipo de producto», apuntando a «un puñado de fabricantes que dominan el mercado, entre ellos Nestlé, PepsiCo, Unilever y Coca-Cola». El editorial propone un enfoque integral impulsado por los gobiernos para revertir el aumento del consumo de alimentos ultraprocesados. «Las medidas prioritarias incluyen añadir marcadores de alimentos ultraprocesados, como colorantes, aromatizantes y edulcorantes no derivados del azúcar, a los modelos de perfiles nutricionales utilizados para identificar los alimentos poco saludables; etiquetas de advertencia obligatorias en la parte frontal de los envases; prohibiciones de la comercialización dirigida a los niños; restricciones de este tipo de alimentos en las instituciones públicas; y mayores impuestos sobre estos alimentos».
Otro de los puntos es la equidad, ya que «los esfuerzos por abandonar las dietas ricas en alimentos ultraprocesados no deben agravar las desigualdades de género en la cocina ni la inseguridad alimentaria entre las poblaciones que dependen de opciones baratas», abogando por apoyar a una amplia gama de productores para que creen alimentos y comidas de origen local, asequibles y “mínimamente procesados” que sean convenientes y atractivos para los consumidores.
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Tres series
El documento se acompaña de una serie de tres artículos. El primero de ellos evalúa tres hipótesis relativas a un patrón alimentario basado en alimentos ultraprocesados. La primera hipótesis es que este patrón está desplazando a nivel mundial las dietas establecidas desde hace mucho tiempo, centradas en alimentos integrales y su preparación culinaria en forma de platos y comidas. La segunda, que este patrón da lugar a un deterioro de la calidad de la dieta, especialmente en relación con la prevención de enfermedades crónicas. Y la tercera, que este patrón aumenta el riesgo de múltiples enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación a través de diversos mecanismos.
En el segundo artículo se propone un conjunto de políticas gubernamentales destinadas a detener y revertir el aumento de los ultraprocesados en todo el mundo. Para ello, aborda cuatro ámbitos de la política alimentaria que se corresponden con las dimensiones clave de los factores impulsores del sistema alimentario que influyen en la producción, la comercialización y el consumo de alimentos ultraprocesados: los productos, los entornos alimentarios de estos alimentos, los fabricantes de alimentos ultraprocesados, las empresas de comida rápida y las cadenas de supermercados minoristas, y las cadenas de suministro alimentario.
El tercer artículo, bajo la premisa de que los patrones alimentarios ricos en alimentos ultraprocesados se han asociado con una mala calidad de la dieta y malos resultados para la salud, y están desplazando a los patrones alimentarios más saludables -comidas y platos preparados con alimentos frescos y mínimamente procesados- en la mayor parte del mundo, proponen un conjunto de políticas gubernamentales destinadas a detener y revertir el aumento de los ultraprocesados en todo el mundo. «Es esencial una respuesta global coordinada y con recursos suficientes, que haga frente al poder corporativo, recupere el espacio de las políticas públicas y reestructure los sistemas alimentarios para dar prioridad a la salud, la equidad y la sostenibilidad por encima de los beneficios empresariales».

