VALÈNCIA. No hay evidencia histórica, científica ni geográfica de que la isla Caleb haya existido realmente. Sin embargo, en algunas versiones de la historia se presenta con características muy específicas, una suerte de mito moderno que parece real, pero que no lo llega a ser nunca. Este camino entre los paisajes reales e imaginados son el marco físico y mental en el que opera la artista Cristina Babiloni (Castellón de la Plana, 1981), que presenta en Fundación Bancaja la exposición Caleb, un proyecto en la que despliega sus inquietudes creativas en torno a la relación entre el hombre y la naturaleza, así como entre la materia, la luz, el color y las texturas.
«Mi obra versa en torno a la naturaleza, principalmente los [paisajes] marinos, la naturaleza como puente entre lo que es la materia y la energía. No son pinturas estáticas, captan esos momentos de convulsión. Me interesa cómo esa naturaleza está en constante cambio, transformación, igual que nosotros”, explicó la propia artista durante la presentación de la muestra, en la que estuvo acompañada por el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, y la comisaria de la exposición, Alicia Ventura.
- Alicia Ventura, Rafael Alcón y Cristina Babiloni.
Aunque formada en Derecho y Psicología, su pasión por el arte fue más fuerte, siendo en 2019 cuando debutó con su primera exposición individual en la Sala Parés de Barcelona. Más de un lustro después de que presentara allí sus Horizontes, tiempo en el que ha pasado por ferias como ARCO Madrid y expuesto en Opera Gallery de Madrid o el Sotheby’s Institute of Art, en New York, Babiloni presenta ahora en València un universo de paisajes que tiene que ver tanto con el entorno como con el propio ser.
«El agua es el origen de la vida, todos tenemos en nosotros ese mar interior. En psicología, además, es un símbolo del inconsciente, algo por descubrir, enigmático […] por eso para mí no es tan importante lo que quiera transmitir con una obra sino el impacto que tiene en el propio espectador”, señaló la artista.
La muestra está integrada por una treintena de obras de mediano y gran formato creadas en los últimos cinco años, gran parte de ellas realizadas exprofeso para su presentación al público en Fundación Bancaja. A partir de sus materiales de referencia como telas de arpillera, arenas y pintura acrílica, cartones, cerámicas, y experimentando con otros nuevos como el metacrilato en algunas piezas, Babiloni consigue desarrollar un ecosistema marino con su propio imaginario, teniendo siempre las formas orgánicas como inspiración constante en su trabajo.
«La pintura de Cristina Babiloni es una pintura muy matérica. Sus colores no tienen un nombre porque son mezcla de muchos. Su textura es siempre superposición como superposición es la geografía de esas islas”, señaló la comisaria de la muestra. «En estas obras vuelca un imaginario de paisajes marinos y volcánicos que dibujan una naturaleza viva, convulsa y cambiante. En el recorrido expositivo, la artista nos propone un viaje entre lo real y lo imaginario, entre lo que se ve y lo que se siente”, añadió por su parte Alcón.
La obra de William Turner o Anselm Kiefer fueron algunos de los referentes que mencionó Ventura durante su intervención, en la que desgranó un recorrido que es, en cierta medida, una obra en sí misma, un relato mágico que sobrevuela las piezas que allí se presentan. En esa isla de Caleb, a la que algunos atribuyen fenómenos paranormales, como desapariciones, cambios en la percepción del tiempo o una energía que afecta a quienes la visitan, habitan las piezas creadas por Babiloni, que transforma ese misterio en un lenguaje barroco que habla de evolución, fuerzas sobrenaturales o peligro, un recorrido con “gran capacidad de evocar narrativas visuales que trascienden lo evidente”, apuntó Alcón, y que está ahora a la espera de sus primeros visitantes.