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¿Los Beatles en el No. 1? Yeah, yeah, yeah, podrías pensar. Pero si John, Paul, George y Ringo no hubieran demostrado las posibilidades creativas y comerciales del rock durante siete años vertiginosos (que produjeron 20 éxitos No. 1 en el Hot 100 y una impresionante racha de 12 álbumes clásicos), es totalmente posible que el rock no se hubiera convertido en la fuerza cultural definitoria de la segunda mitad del siglo XX.

Antes de que Estados Unidos conociera a los Beatles, los expertos de la industria y los adultos frustrados que descartaban el rock como una moda pasajera estaban peligrosamente cerca de tener razón: el terremoto cultural iniciado por Chuck Berry, Bo Diddley, Little Richard, Buddy Holly y Elvis Presley se había calmado, y un ejército de cantantes entusiastas pero en gran medida sin garra amenazaba con ahogar el naciente género en un mar de canciones pop diluidas, vagamente relacionadas con el rock ‘n’ roll.

Y luego llegaron los Fab Four. Combinando la sólida composición de Berry con el desenfreno de Richard, e incorporando melodías pegadizas y enérgicas propias de los grupos femeninos, los Beatles conquistaron Estados Unidos casi de la noche a la mañana. No es solo que inspiraron a prácticamente todos los que vinieron después de ellos — en incontables casos, futuras estrellas nacieron en el momento en que escucharon a los Beatles. Incluso ahora, el frenesí adolescente de la Beatlemanía aún no ha sido igualado (aunque cierta estrella pop recientemente estuvo cerca).

Pero quizás lo más importante es que se negaron a dormirse en los laureles, exigiendo innovación e imaginación con cada nuevo lanzamiento (bueno, al menos desde Help! de 1965). Impulsados ​​por la camaradería competitiva de Lennon y McCartney, los Beatles fueron pioneros en subgéneros y técnicas de estudio, mientras redefinían lo que significaba componer, cantar y tocar rock como una forma legítima de expresión artística.

Así que yeah, yeah, yeah — otra lista con los Beatles en el No. 1. Pero con un legado como el suyo, sabes que es imposible enfadarse. — J.L.