Las expectativas eran muy altas en el esperado debut de Xavi Pascual en el banquillo del Barça, pero una derrota fue lo que se encontró el catalán en Turquía ante el Efes (74-73). Tras dos primeros cuartos muy prometedores, los azulgranas … se desmoronaron en el tercero, donde firmaron tan solo nueve puntos y un desastroso cero de siete desde el triple. En ese momento, los locales, liderados por Lloyd, Osmani y Weiler-Babb, se hicieron con el control, al menos hasta que Vesely, que firmó una actuación espectacular, entró en juego. Los esfuerzos del checo estuvieron muy cerca de dar la victoria a los visitantes pero, en la última jugada, Cordinier forzó dos libres y, desde la línea de personal, sentenció al Barça.

En el inicio, y como cuando estaba Peñarroya en el banquillo, el Barça buscó con insistencia a su hombre más en forma, el georgiano Shengelia, que conformaba un estimulante juego interior con Vesely. El problema fue que, cuando solo habían transcurrido cuatro minutos, el ala pívot sumó su segunda personal, lo que obligó a Pascual a cambiar el plan de partido. Lo cierto es que el potente aunque deslavazado arsenal ofensivo del Efes le servía para mandar en el marcador sin dificultad, controlar a un conjunto azulgrana que se mostraba espeso, lento y predecible.

Solo Vesely, con cuatro aciertos en sus primeros cuatro lanzamientos, parecía estar a la altura de las circunstancias. Los picotazos del checo, unidos a los buenos minutos de Fall, desaparecido el gigantón en los primeros meses de campaña, sí hicieron reaccionar a los visitantes, que compartían el balón con malas intenciones y castigaban los despistes defensivos de los turcos. Solo un triple de Weiler-Babb, casi desde el medio del campo, cortó el claro crecimiento de los catalanes (18-19).

La energía del Barça parecía óptima y era Laprovittola el más comprometido a la hora de presionar a los bases rivales aunque, cuando los otomanos rompían esa primera línea, casi siempre encontraban un claro camino hacia el aro gracias a su ímpetu y a la habitual mala colocación de Hernangómez. Pese a ello, los chicos de Pascual, con cada posesión, mejoraban su ofensiva, compartían muy bien el balón y, después de un dos más uno de Cale, la ventaja se elevó hasta los ocho puntos.

El técnico catalán parecía dispuesto a implicar a todos sus pupilos y, tras Fall, fue Norris el que saltó a cancha, aunque poco importaban los nombres que componían los quintetos. El Barça mostraba una cara muy seria y eran las canastas de Willy y de Vesely en la zona las que construían su éxito. Cale, un fenómeno defensivo, también estaba muy inspirado en el otro lado de la pista. Todo fluía, los azulgranas, al menos hasta el descanso, parecían un equipo muy diferente al de hace tan solo unas semanas. Después de una genialidad de Punter desde la línea de tres, el electrónico evidenciaba la mejoría (35-46).

El descanso sentó mejor al Efes, que desembarcó en la segunda mitad con un potente parcial de 8-2, interesante prueba para ver cómo respondería un Barça en construcción. Los turcos, desbocados, apretaban en busca del empate mientras que sus rivales sufrían un notable apagón en ataque. Una nueva canasta de Lloyd redujo la diferencia a uno, apretaba el público turco y los azulgranas estaban noqueados, rozando el desastre. Un potente mate de Dessert confirmó el cambio de mano. Pascual estaba ante el primer bache de su nueva etapa en el club catalán.

El principal problema era que sus jugadores estaban obsesionados con el tiro desde el triple (cero de siete fue su hacer), error monumental si se tiene en cuenta que sus mejores minutos llegaron por su dominio en el poste. Al menos, a los locales parecía habérseles acabado la chispa, desaprovecharon la ocasión de herir de muerte a sus rivales y, a la llegada de último acto, todo estaba por decidir (58-55).

Como era lógico, los visitantes volvieron a mirar a la zona turca, fuente inagotable de canastas fáciles. La vuelta de Vesely también les dotó de más empaque defensivo, combinación que, después de un triple de Brizuela, permitió a los azulgranas volver a mandar en el electrónico. Como colofón, Smits, un dolor de muelas constante, fue expulsado tras sumar su quinta personal. El panorama, ahora sí, era propicio para el abordaje, para firmar un parcial que acabase por sentenciar a los otomanos.

Sin embargo, los locales volvieron a la carga, bien liderados por los pases de Weiler-Babb y por los crudos posteos de Osmani. En ese momento, cuando la esperanza parecía esfumarse, emergió por enésima vez Vesely, un monstruo en defensa que incluso tenía fuerzas para concluir las jugadas en el aro opuesto. Su heroísmo permitió firmar el empate a 70 cuando solo quedaba un minuto para el final. Satoransky, tras una noche irregular en el tiro, firmó un gran triple desde la esquina pero, en la última acción, Cordinier forzó dos libres. Si anotaba ambos, la victoria sería local. El francés, un especialista, no falló.