Tras una accidentada recta final de la cumbre del clima de Belém, marcada por un incendio desatado en el interior de las instalaciones de la COP30 que mantuvo paralizadas las conversaciones durante alrededor de siete horas, la presidencia ha publicado un borrador de acuerdo en la mañana de este viernes. Y el principal tema sobre el que se había puesto el foco en esta cita no aparece. No hay menciones al impulso a una hoja de ruta para dejar atrás los combustibles fósiles.

Los combustibles fósiles son los principales responsables del cambio climático. Pero en las cumbres del clima, las presiones de muchos petroestados y la falta de empuje de otras naciones muy dependientes de su consumo hacen que una y otra vez se queden fuera de los acuerdos, que se centran en las emisiones de efecto invernadero pero no en sus principales causantes. En esta cita de Belém, el Gobierno de Brasil, que preside las negociaciones como país anfitrión, había abogado por incluir en el texto final un impulso a que se fijara una hoja de ruta para dejar atrás esos combustibles. Y en el primer borrador de la declaración política con la que se debería cerrar la cumbre aparecía.

Varias decenas de países —unas 80, aunque no se ha publicado un listado oficial— apoyaron públicamente esa hoja de ruta durante el transcurso de la cumbre. Pero otros muchos, fuera de los focos y en las reuniones con la presidencia de la COP30, rechazaron de plano que se hicieran esas alusiones directas a los combustibles. En el borrador distribuido en la mañana de este viernes, el teórico último día de la cumbre, no aparece ninguna referencia ni a la hoja de ruta ni a los combustibles.

Sí hay llamamientos a la necesidad de triplicar los fondos de adaptación para 2030 respecto a los niveles de 2025, una de las reivindicaciones de los países en desarrollo. En cualquier caso, este texto es un borrador sujeto aún a negociación. En la mañana de este viernes está prevista la celebración de un plenario en el que la presidencia debe escuchar las reacciones a su propuesta de borrador.

De momento, un grupo de carca de 40 países, según la delegación española en la COP, ha enviado un escrito a la presidencia de rechazo a ese último texto en el que exigen que el acuerdo incluya la referencia a la hoja de ruta sobre los combustibles fósiles. Entre los firmantes figuran, además de España, el Reino Unido, Alemania, Francia, Colombia, México, Corea del Sur y Suecia.

El sistema por el que se tiene que acordar cada texto, cada palabra en cada decisión, se basa en el consenso, lo que significa que cualquiera de los casi 200 países que participan puede levantar la mano y frenarlo todo. Este sistema durante las más de tres décadas de conversaciones sobre cambio climático en la ONU ha hecho que los acuerdos siempre se vean rebajados, aguados.