En cuanto la Unidad de Música de la Guardia Real ha terminado de interpretar el Himno Nacional desde el salón de Teniers del Palacio Real, el protocolo se ha relajado entre los miembros de la Familia Real. En el momento en que se dirigían desde … el salón del Trono hasta la saleta de Gasparini, donde han saludado uno por uno a todos los invitados a la ceremonia de imposición del Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía han dado un sentido abrazo a la Reina Sofía, a quien hoy ha condecorado el Rey por una «vida entera de servicio ejemplar y de lealtad a España y a la Corona, apoyando con convicción al Rey Juan Carlos en su acertada y temprana apuesta por la apertura democrática y las libertades».
Si hoy en el Palacio Real se ha vivido un día histórico por el 50 aniversario de la restauración de la Monarquía, la imagen del día ha sido la de ese preciso instante: la Princesa Leonor y la Reina Sofía caminando juntas cogidas por la espalda. Abuela y nieta, Reina y Heredera al Trono, las dos damas distinguidas por Felipe VI con el Toisón de Oro, mostrando la continuidad de la Corona bajo la atenta mirada de Doña Letizia, cuyo papel es fundamental en el reinado de Felipe VI y clave por su desempeño al frente de las actividades institucionales y en el desarrollo personal y profesional de la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía. No ha sido ninguna coincidencia, por eso, que la madre y la esposa de Felipe VI fueran vestidas del mismo rosa empolvado, Doña Sofía con un diseño de Alejandro de Miguel y la Reina Letizia con un Carolina Herrera.
El acto había comenzado una hora antes con el Batallón de Honores de la Guardia Real formando filas en el patio de la Armería del Palacio Real, ante sala de esta cita, con la que se ha conmemorado el 50 aniversario de la proclamación de Juan Carlos I.
A la Armería fueron llegando a pie los expresidentes del Gobierno Mariano Rajoy y José María Aznar. Faltó José Luis Rodríguez Zapatero. En el interior, se reunían otros miembros del Gobierno desde 1975 y hasta 1985, como Marcelino Oreja, Rodolfo Martín Villa, José Manuel Otero Novas, Ignacio Camuñas o Abel Caballero, entre otros. Charlaban animadamente con los principales poderes del Estado. También estaba Pedro Sánchez con seis ministros de su Gobierno, además de presidentes autonómicos, aunque hubo ausencias notables, como la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el lehendakari Imanol Pradales; el presidente valenciano, Carlos Mazón, la presidenta navarra, María Chivite, y la extremeña, María Guardiola.
A las diez en punto hicieron su entrada los tres nuevos miembros de la Orden del Toisón. Miguel Roca, Miguel Herrero y Felipe González, que llegaron en unos Cadillac Brougham de Patrimonio Nacional. Minutos después llegó la Reina Sofía en un Mercedes oficial, que fue recibida con una interpretación abreviada del himno nacional. Todos subieron por la escalera de Embajadores, flanqueada por alabarderos, salvo Herrero, que lo hizo en ascensor.
La Princesa y la Infanta, de estreno
Cinco minutos antes de las diez y media, llegaban los Reyes junto a sus hijas. Y en este momento se descubrió el primer gesto de la Reina Letizia con Doña Sofía al haber elegido el mismo tono rosa empolvado que ella. La Princesa Leonor estrenó un traje de chaqueta de Bleis de color burdeos, al igual que la Infanta Sofía, que lució un conjunto en gris y azul marino de Vogana.

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En el Salón del Trono, Doña Sofía ocupó un asiento destacado, situada sola frente a los otros condecorados y muy cerca de su hijo. Se la vio muy emocionada en todo momento, pero también serena y en su sitio, como lo ha estado a lo largo de estos cincuenta años, tal y como destacó Felipe González en su intervención, durante «una vida entregada a servir a España». Pero el acto no solo estuvo marcado por las palabras que todos tuvieron hacia ella, también lo estuvo por otros detalles como la música que acompañó su entrada: la obra Música para los Reales Fuegos de Artificio de Händel, interpretada por la camerata de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, una de sus piezas favoritas. Antes de la imposición de las insignias sonó también la Serenata para cuerdas de Chaikovski, otro guiño a sus gustos musicales.
Otro de los momentos más emocionantes de la ceremonia ocurrió durante la imposición de los collares por parte de Felipe VI. La primera en recibirlo fue su madre. Muy emocionado, el Rey besó a su madre en dos ocasiones y Doña Sofía le susurró unas palabras que apenas se oyeron, mientras la Reina Letizia, la Princesa y la Infanta seguían el gesto con sonrisas cómplices desde sus asientos. Doña Sofía, reservada y sin afán de protagonismo, declinó pronunciar un discurso, pero sí permaneció de pie durante los largos minutos en que la sala entera le dedicó un emocionante aplauso para reconocer su vida de servicio a España.