El extenista alemán Boris Becker, una de las grandes leyendas del tenis, ha concedido una entrevista al diario británico The Guardian en la que relata cómo fueron sus 231 días en la cárcel tras ser condenado por no declarar todos sus bienes para pagar deudas pendientes con sus acreedores.
Becker quiso revelar el drama que sufrió en la cárcel, en especial en los gritos que escuchaba en la prisión de Wandsworth, a escasos kilómetros de Wimbledon. “Oía gritos y no sabía qué eran. ¿Querían suicidarse o hacerse daño? ¿O no podían soportar su soledad? ¿O era gente que emitía sonidos incoherentes porque ya habían perdido la razón?»
Gritos que le mostraron a Becker la cruda realidad de la cárcel que nadie le contó antes de ingresar en prisión. “No puedes dormir porque todo lo que pasa en la cárcel es verdad. En la cárcel la gente se suicida, se autolesiona y enloquece. Es la cruda realidad que no te crees cuando no has estado en prisión y los abogados no te lo cuentan antes para no asustarte. La prisión de Wandsworth es de la más duras del Reino Unido, así que entrar allí te deja en shock”.
Sin embargo Becker admite que aprovechó su estancia en la cárcel para reflexionar por sus errores y para afirmar con rotundidad el castigo que supone estar preso. “Hay que asumir la responsabilidad de las cosas y la prisión te da esa oportunidad. Me considero inteligente y con el tiempo empecé a reflexionar sobre las causas que sucedieron. Tres años después, la razón por la que estoy bien es porque asumí la responsabilidad de mis actos, tanto los buenos como los malos. Pero quien diga que la vida en la cárcel es fácil, miente. Es un verdadero castigo”.
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