Los viajes en el tiempo son un tema recurrente en el cine y la literatura. Un recurso de ciencia ficción pero que sirve para todo tipo de géneros, desde el drama hasta la comedia y sí, el espectáculo.

Personajes que se enfrentan a su pasado, que tratan de cambiar hechos consumados y complican todavía más el presente… todo tipo de paradojas se dan cita en los títulos analizados en el programa de esRadio Prohibido contar ovejas, donde se habló largo y tendido de las míticas Regreso al Futuro y Atrapado en el tiempo… pero también de otros títulos menos conocidos.

Porque, ¿qué decir a estas alturas de la mítica aventura en la que Marty McFly (Michael J. Fox) viaja al pasado y conoce a sus padres, poniendo en peligro su propia existencia?

Quizá más de lo que parece, en virtud de su reestreno en cines a causa de su 40 aniversario. Felipe Couselo conversó con el autor del libro Regreso al Presente, Tomás Crespo, donde se relatan todo tipo de curiosidades y secretos de la trilogía original de Robert Zemeckis.

Otra película trascendental de viajes en el tiempo fue 12 Monos, de 1995. La película con la que Brad Pitt trató de distanciarse de su fama de guaperas (y que le reportó una nominación a los Oscar) sitúa a Bruce Willis como un viajero al pasado que trata de arreglar la tragedia. Terry Gilliam, miembro de los Monty Python, puso toda su extravagancia visual y temática en esta adaptación de La Jetée de Chris Marker, donde se exploraban temas como la memoria, la percepción y la imposibilidad de escapar del destino.

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La película plantea preguntas inquietantes sobre el libre albedrío y la repetición de patrones humanos de una forma desafiante, poco propia del Hollywood más comercial…

Precisamente aquel que representa la igualmente formidable Atrapado en el tiempo, estupenda comedia de Harold Ramis en la que su compañero de reparto de Cazafantasmas, Bill Murray, interpreta a un furioso hombre del tiempo condenado a repetir el mismo día. Tal y como relataron Felipe Couselo y Juanma González en este especial de viajes en el tiempo cinematográficos (que tendrá, por cierto, segunda parte), esta película es ideal para verla en el frío, con manta y abrigo, de tan acogedoras que son las sensaciones que despierta.