El obispo Ramón Valdivia se ha pronunciado sobre el posible cambio de fecha de la Semana Santa y ha apuntado que «es sólo una posibilidad» después del comentario que levantó bastante polémica en un encuentro con los medios de comunicación este miércoles para presentar el rezo ecuménico que se va a hacer en la catedral de la Almudena de Madrid por los 1.700 años del Concilio de Nicea.

Ha recordado que esta apreciación se produjo en un contexto en el que lleva años trabajando la Iglesia Católica «con el Papa Francisco y con los postulados del Concilio Vaticano II» donde se señaló que había que trabajar hacia el ecumenismo entre iglesias. Por ello, Valdivia señaló que el cambio de fecha de la Semana Santa y la Pascua de la Resurrección era «una propuesta».

El obispo aseguró que la Iglesia Católica «no tendría ningún problema en poder aceptar» la fecha que se proponga. «Plantearía cuestiones difíciles pero no hay un sentido de hostilidad hacia ese punto ni muchísimo menos». Sin embargo, esto no es definitivo porque los católicos siguen teniendo el calendario marcado para los próximos años.

Valdivia ha explicado que «otro de los elementos que hace Nicea es intentar poner una fecha para celebrar la Pascua, nosotros seguimos manteniendo de alguna manera las diferencias pero no son tanto teológicas como cuestiones de calendario. Mientras que la ortodoxa está celebrando con un calendario juliano, de los emperadores, la católica sigue con el calendario gregoriano, de manera que hay esas diferencias pero no son tanto cuestiones teológicas».

¿Una Pascua en mayo?

Cabe señalar que en algunas ocasiones, las Iglesias Ortodoxa y Católica sí coinciden en la celebración de la Pascua de la Resurrección de Jesús como ha sido este 2025 pero en otras, no. Como curiosidad, la Pascua Ortodoxa de 2027 cae el 2 de mayo, un día ‘extraño’ para seguir teniendo estaciones de penitencia en las calles de los pueblos y ciudades de España.

Por ello, Valdivia ha insistido en la idea que lleva sobrevolando la Iglesia Católica en los últimos tiempos como es la de intentar buscar una fecha para que ortodoxos y católicos celebren cómo Jesús venció a la muerte y resucitó. Hace años, el Papa Francisco retomó esa posibilidad que llamó mucho la atención entre la sociedad y el Vaticano continúa esa senda con León XIV aunque sin resultados definitivos.

Analizando sólo la ciudad de Sevilla, el hecho de marcar una fecha fija para la Semana Santa o adaptarse a la de los ortodoxos, descuadraría gran parte del almanaque de la capital hispalense y sus tradiciones. Muchos años se retrasaría la celebración (como sería por ejemplo, en 2027) y con ello, el resto de fiestas. El Miércoles de Ceniza, la Cuaresma o la Feria serían bastante tardíos y el Rocío o el Corpus Christi serían prácticamente en julio.

La Semana Santa y la Cuaresma marca gran parte del calendario de la ciudad para luego preparar la Feria y otras celebraciones. Esto sucede en Sevilla y en otras múltiples ciudades por lo que el impacto del cambio de fecha supondría una modificación que se está analizando profundamente en el Vaticano. La tradición pesa mucho en esta cuestión y lo conocen los teólogos que están examinando esta «posibilidad» con los ortodoxos.