Tadej Pogacar apura los últimos días de descanso antes de ponerse serio con la pretemporada. La semana pasada apareció en Milán, invitado a un torneo amistoso de pádel en el que compartió pista con varios ciclistas, entre ellos el mítico Thor Hushovd. Allí cayó eliminado pronto, algo que no parece quitarle el sueño: “Ya estoy fuera, Maxim van Gils me ganó. Pero me lo pasé bien. Prefiero perder al pádel que en una carrera, porque eso sigue siendo mi trabajo”, bromeó en declaraciones a Sporza, dejando claro que su instinto competitivo sigue intacto.
Sobre asfalto, sin embargo, no quiere concesiones. El 13 de diciembre, en Benidorm, el UAE desvelará oficialmente su calendario, aunque Pogacar ya dejó caer cuáles serán sus brújulas para 2026: Milán-San Remo y París-Roubaix. “Ganar una clásica significa mucho más que soñar con ello. A veces da la sensación de que todo el mundo decide cuáles deben ser mis objetivos, pero yo solo quiero rendir al máximo”, señaló.
Y en esa Classicissima podría cruzarse, por primera vez en la próxima campaña, con un Remco Evenepoel recién aterrizado en Red Bull-Bora. El movimiento del belga no pasa inadvertido para Pogi, que reconoce cierta intranquilidad: “Ese cambio puede venirle muy bien. Ha pasado de un superequipo a otro. Será interesante ver si puede subir otro peldaño. Espero que no, porque ya me parece muy fuerte y dominante. Me da respeto pensar que aún pueda mejorar. Pero seguro que le irá bien. Todo el mundo estará pendiente”.