El Centro Cultural Balada celebró esta mañana la segunda gala de la Semana de los Premios Balada, una iniciativa que impulsa la comunidad rumana afincada en Asturias y que este año reúne tres ceremonias consecutivas de reconocimientos, una exposición y actividades vinculadas a las tradiciones rumanas. “Hemos empezado una semana donde premiamos, galardonamos y ofrecemos reconocimiento a poetas, músicos, escultores, pintores, fotógrafos, personalidades… gente que apoya la cultura”, explicó Iulian Gabriel Neagu, coordinador de proyectos culturales del centro.

Esta segunda gala estuvo marcada por el homenaje a los artistas participantes en la exposición “Asturias y Transilvania unidas por la sidra y de la montaña”, una muestra de pintura, fotografía y escultura que reivindica los vínculos entre ambas regiones. Neagu subrayó que la propuesta surge de “las similitudes entre Asturias y Transilvania: la montaña, los paisajes y la sidra”, recordando que este año la sidra asturiana fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Una comunidad cultural que crece: “De una idea sencilla a un movimiento enorme”

La secretaria y tesorera del Centro Cultural Balada, Ionela Maria Scurtu-Cardos, repasó el origen de la asociación, fundada en 2022 “para promover nuestras tradiciones y nuestra cultura, sobre todo para los niños nacidos aquí, que no tuvieron el contacto que nosotros tuvimos con nuestro país”.

Con los años, aseguró, “lo que empezó como una idea muy sencilla se nos ha ido de las manos”, gracias a la implicación de un pequeño núcleo de voluntarios -“cuatro o cinco personas, tres pelagatos”, bromeó- y a la participación de grupos de baile, músicos y un grupo infantil de nueve o diez niños.

La entidad mantiene una estrecha relación con instituciones públicas, asociaciones asturianas y otras comunidades migrantes, participando en actos en Asturias, Madrid o Guernica. “Sentimos que la gente nos aprecia y que les gusta lo que hacemos, porque no es fácil”, afirmó Scurtu-Cardos.

Los premiados: artistas, periodistas, políticos y entidades culturales

Durante el acto se entregaron reconocimientos a artistas presentes en la exposición, entre ellos Amelia Encinas, Óscar García, Lilian Azañón Fernández, Ángela Mit Belu, Juanjo Arrojo, Paulino Domínguez y el propio Neagu, también premiado por su libro Lugares milagrosos de Transilvania, seleccionado por Amazon para los Premios Storyteller.

Asimismo, fueron homenajeados representantes institucionales y entidades colaboradoras, como: Jorge González-Palacios y Diego Losada, de la Concejalía de Relaciones Institucionales, La Nueva España, Grupo Sidrastur, Asociación AISPA, Asociación ALMENA, Carmen Sánchez Gaia y Agustín Palacios.

El concejal González-Palacios destacó el papel integrador del colectivo rumano: “Para nosotros no sois el colectivo rumano: sois gijoneses que en su momento vinisteis de Rumanía. No hacemos diferenciaciones”.

Una agenda cultural que continúa: tercera gala y tradiciones rumanas

La Semana de los Premios Balada no termina aquí. Queda una tercera gala, prevista para la próxima semana, con reconocimientos a representantes institucionales como Adrián Barbón, Carmen Moriyón, Ángela Pumariega, Jesús Martínez Salvador y Guzmán Pendás.

Además, la asociación prepara dos grandes celebraciones. La primera de ellas será el Día Nacional de Rumanía, el 29 de noviembre en su sede, un acto protagonizado por los niños del centro, con cuentos, canciones, poesías y trajes tradicionales, recuperando antiguas reuniones familiares y transmitiendo la cultura rumana a las nuevas generaciones. El último evento del año será el Festival de Tradiciones de Invierno, el 13 de diciembre en el Ateneo de La Calzada, con teatro popular, bailes de máscaras como el juego de la cabra, villancicos y la presencia de Moș Nicolae, figura equivalente a San Nicolás, muy arraigada en la tradición ortodoxa.

Un puente entre Asturias y Transilvania

Los organizadores insistieron en que estos premios buscan reconocer, unir y agradecer. “Es un privilegio compartir, conocernos y mejorar los proyectos. Llegamos a practicar más tradiciones aquí que cuando vivíamos en Rumanía”, resumió Scurtu-Cardos.

Con la exposición, las galas y los futuros eventos, el Centro Cultural Balada continúa reforzando un puente cultural que lleva tres años conectando historias, generaciones y orillas.