Durante años hemos asumido que la potencia de la inteligencia artificial dependía de servidores remotos. Era la única forma de manejar modelos enormes y de procesar tareas exigentes sin que el móvil se ahogara.
Esa etapa está cambiando. Samsung ha empezado a mover ficha para que sus teléfonos Galaxy sean capaces de ejecutar IA de nivel nube en local, sin apoyarse constantemente en Internet. Y cuando este proceso se complete, el salto en velocidad, privacidad y autonomía será evidente.
Qué significa que un Galaxy ejecute IA a nivel nube
Hasta ahora, muchas funciones de IA dependían de una conexión estable. El móvil enviaba datos, un servidor hacía los cálculos y devolvía el resultado.
Ese recorrido sigue funcionando bien, pero Samsung quiere reducirlo al mínimo posible. Su idea es clara: que tareas que antes necesitaban un centro de datos puedan ejecutarse en el propio teléfono sin perder calidad. Esto implica que el usuario no dependerá siempre de la red para traducir un texto, editar una imagen o realizar acciones complejas que antes tardaban varios segundos.
El equilibrio complejo entre potencia, tamaño del modelo y consumo
Samsung ha explicado que el mayor reto no está en la idea, sino en el equilibrio. Un modelo pequeño funciona rápido, pero pierde precisión. Uno grande ofrece mejores resultados, pero necesita memoria y energía.
Ese punto intermedio es lo que la compañía está perfeccionando: modelos optimizados, capaces de mantenerse dentro de los límites físicos del hardware actual sin renunciar al rendimiento. Es un objetivo ambicioso.

Cuando la IA se ejecuta dentro del teléfono, cambian varias cosas sin que tengas que hacer nada. Las funciones cargan antes, los resultados llegan más rápido y la batería sufre menos porque no todo pasa por la red.
Además, los datos viajan menos. Y en un momento en el que la privacidad es un tema delicado, reducir ese tráfico es una ventaja importante. La IA no desaparece; simplemente se acerca a donde se necesita.
Funciones que mejorarán con esta evolución
Aunque Samsung no ha detallado una lista cerrada, es fácil intuir qué áreas se beneficiarán. La edición de imágenes es una de ellas: mejoras en nitidez, reducción de ruido y ajustes automáticos que antes dependían de la nube podrían hacerse sin conexión.
También mejoran las traducciones instantáneas, el reconocimiento de texto, la transcripción o las automatizaciones que reaccionan a tiempo real. Si todo esto se ejecuta en local, el usuario notará que las apps responden con más fluidez.
Como suele ocurrir con las novedades más potentes, no todos los móviles recibirán el mismo nivel de funciones desde el primer día. Lo habitual es que los modelos más recientes (los tope de gama) sean los primeros en mostrar esta evolución. Después, con ajustes y optimizaciones, llegará al resto. Lo importante es que la dirección es clara: más IA en el dispositivo y menos dependencia externa.
Lo que cambiará en el día a día
Este paso no se resume en una lista de funciones. Afecta a la experiencia global. Un Galaxy que no necesita conectarse a un servidor para cada operación es un móvil más rápido, más estable y más fiable. Las acciones que antes parecían “pesadas” dejarán de serlo. Y la sensación de rapidez no vendrá solo por el procesador, sino por una IA que trabajará a tu lado en lugar de hacerlo a miles de kilómetros.
Samsung quiere que la inteligencia artificial forme parte del uso cotidiano de sus móviles sin que el usuario note barreras. Que esté ahí, respondiendo al momento, sin depender tanto de la nube. Si la marca consigue afinar este equilibrio entre potencia, consumo y tamaño del modelo, los Galaxy darán un salto importante. No solo serán más capaces: serán más independientes.
Imágenes | Dall-E con edición
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